Por Manuel Domínguez Moreno
Iñaki, el hermano periodista del que parece llamado a ser el elegido a dedo a instancias de Pedro Sánchez nuevo líder del PSOE madrileño –catedrático de Metafísica para más señas–, afirmaba categórico que el centenario partido que fundara Pablo Iglesias se encamina con paso firme a su autodestrucción, tras saltar por los aires el histórico y siempre cainita Partido Socialista de Madrid –“un psiquiátrico”, según Iñaki– con la destitución de Tomás Gómez como líder de la agrupación regional y candidato a las elecciones autonómicas del próximo mayo.
A poco más de un mes de las trascendentales elecciones andaluzas y a cien días de las determinantes autonómicas madrileñas y municipales, a esta decisión fulminante aún no se le atisba explicación coherente alguna. Pero sí se pueden entresacar algunas claves de los movimientos orquestados por Ferraz en un tablero de ajedrez plagado de minas y fuego amigo.
Aunque, de entrada, pueda parecer que la creación de una gestora en Madrid en fechas tan inclementes no guarda relación alguna con la líder andaluza, Susana Díaz, enfrascada en plena campaña electoral, sí tiene un hilo de conexión tan sinuoso como venenoso. Susana no fue consultada por Pedro para darle el puntapié a Tomás, pero sí informada. Ella calla, no otorga, porque qué duda cabe que bajo ningún concepto la andaluza le habría dado el visto bueno a la operación.
El hasta ayer mismo líder del PSM estaba con la andaluza a muerte y suponía un apoyo firme para que Susana diese el salto a Madrid. De este modo, Pedro, además de limpiar la casa madrileña, le quita de un zarpazo a la mujer que dejó pasar de momento el tren de Madrid el apoyo de una agrupación decisiva en caso de que se repiense en algún momento montarse en ese tren. Pero Susana no es mujer de amilanarse. En su viaje a medio plazo a la capital del reino, tiene previsto dejar la plaza andaluza con el suficiente respaldo de las urnas como para que no se ponga en duda que sigue siendo el granero socialista. Incluso tiene ya pensado los posibles recambios para la Presidencia de la Junta de Andalucía llegado el momento. Ya que Mar Moreno no puede ser por estar señalada judicialmente en el caso de los ERE, su previsible sucesora será otra jiennense, Micaela Navarro, actual presidenta del PSOE andaluz.
La excusa de que la posible imputación por el sobrecoste del tranvía de Parla pudiera haber afectado su carrera presidencial a la Asamblea de Madrid no se sostiene como argumento de peso, a no ser que Pedro quiera bajar tanto el listón de la limpieza para que su compañera andaluza se vea en otro aprieto, uno más, y asuma el envite. La pregunta entonces es evidente: ¿Qué pasa entonces con Chaves, Griñan y un buen puñado de exconsejeros y ex altos cargos de Andalucía?
Tomás dejó de ser hace bastante tiempo la esperanza de moda en el PSOE. Visto lo visto, qué duda cabe que su trayectoria representa paradigmáticamente otro de los mitos caídos auspiciados por Zapatero en su momento. Alto, joven y con tirón mediático, Tomás fue enarbolado por el expresidente del Gobierno como la esperanza de Ferraz. Hasta que esta ilusión se diluyó como un azucarillo. Más allá de haber sido el alcalde más votado de España y ganarle unas primarias a Trinidad Jiménez, poco más han podido rascar de él en Ferraz. Y en esta espiral de psiquiátrico, resurge de nuevo la figura del muñidor del PSOE en los últimos lustros y para más señas el principal mentor del actual secretario general del PSOE. Pepe Blanco se estará regodeando ahora en el sofá de su casa con el derribo de Tomás, al que en su momento quiso apartar de la dirección del PSM poniendo a Trinidad por medio y el tiro le salió por la culata. Poco más mérito se le puede apuntar a Tomás, al que además de afiliados se le escurrían los electores como arena entre los dedos.
La hecatombe electoral estaba a la vuelta de la esquina y el PSOE no podía permitirse seguir escarbando hacia abajo mientras sus votantes históricos le siguen dando la espalda a pasos agigantados. Si Ángel Gabilondo lo sabe explicar con metafísica que lo haga pronto, porque la ciudadanía ha puesto límite a su paciencia. Y las urnas están ya preparadas para escuchar atentas gritos atronadores.