Por Benito Guerrero
03/06/2017
In the morning, in the evening, es la segunda exposición individual de Milena Muzquiz en Travesía Cuatro; esta muestra representa una reflexión sobre la importancia del proceso desarrollado por la artista que conecta de manera íntima la performance, la cerámica y ahora también la pintura.
Estos medios resultan en formas de vincular el estudio con la vida cotidiana, Muzquiz resalta la porosidad de los materiales y su capacidad de recibir contenidos anecdóticos, esto desarrolla un proceso de acumulación narrativa y de capas de contenido simbólico.
Milena Muzquiz ha seleccionado al jarrón como la forma recurrente de su práctica escultórica, esta decisión no puede interpretarse como algo casual. El jarrón es un objeto fácilmente reconocible y cuya función decorativa resulta obvia en toda situación, de cierta forma está condenado por su utilidad. Muzquiz reconfigura esta escasez conceptual y simbólica como una plataforma receptiva y generosa que puede recibir una infinidad de contenidos.
Los jarrones se mantienen tensos entre la contemplación y el uso, provocando el reacondicionamiento de lo cotidiano como un espacio teatral y performático; las flores que los habitan son un recuerdo de su simple función como contenedores pero también se involucran en esta nueva vida de actividad protagónica.
Este acto de transformar algo fácilmente reconocible y cotidiano en un experimento poético y performativo, ha sido una constante en la práctica artística de Muzquiz; durante su proyecto de performance en el dúo musical Los Super Elegantes, sucedía algo similar con las estructuras de la música pop. Ahora con la pintura, la artista reclama y hace tambalearse la pasividad y comodidad de la naturaleza muerta a través del humor y el movimiento. La artista siempre ha buscado una “materialidad generosa” que responda a sus dinámicas de acumulación y a la necesidad de incitar la acción humana.
In the morning, In the evening también es la historia de cómo la práctica artística funciona como una expansión de la experiencia cotidiana, de las rutinas más simples. La artista revisita la idea de lo decorativo precisamente por su condición de acompañamiento de las actividades humanas diarias. Lo decorativo se disloca de su condición útil, ya no es una mera utilería, reclama una voz y se transforma en un protagonista.