Tras la legalización de la marihuana de uso recreativo en muchos países del mundo y la confirmación de algunas bondades medicinales de sus componentes, personas de la generación Baby Boomers están haciendo uso de la conocida y estigmatizada planta. No tanto con fines recreativos ni impulsados a consumir por los recuerdos de su juventud, que los habrá, sino con la intención de hacer frente a ciertas dolencias que no encuentran solución en los fármacos tradicionales.
En Estados Unidos, la utilización de marihuana por personas mayores de 65 años es cada vez más común. Son diversas las afecciones que quieren paliar, como dolores crónicos y trastornos del sueño, entre otros malestares propios de la edad. Sin embargo, a menudo lo hacen sin contar con la supervisión médica necesaria que evite los efectos adversos que estas sustancias pueden causar, en especial en los mayores de edad más avanzada.
Como a marihuana medicinal se designa a los derivados de la planta Cannabis sativa que se usan para aliviar los síntomas de determinadas afecciones médicas. Las hojas y los brotes contienen sustancias llamadas cannabinoides. Las más conocidas son el canabidiol (CBD) y el delta-9 tetrahidrocanabinol (THC), que es el ingrediente que provoca el efecto alucinógeno. Afecta el cerebro y cambia el estado de ánimo o la conciencia. Viene en varias presentaciones: se puede fumar, vaporizar, comer o consumir como un extracto líquido. Las variedades de marihuana contienen distintas cantidades de cannabinoides. En ocasiones esto hace que los efectos sean difíciles de predecir o de controlar. También varían dependiendo de si se fuma o se come.
Sí, pero no
Prácticamente la mayoría de los países tienen leyes para lo relacionado con el cultivo, posesión, venta y consumo de cannabis. Los productos no psicoactivos (por ejemplo, fibra y semillas) son legales en muchos, y en ellos las autoridades pueden dar licencia para su cultivo. Productos con contenidos elevados de THC, sin embargo, son muy controlados, aunque existen excepciones por motivos médicos.
Las características de cada legislación varían en cuanto a lo permitido. Algunos gobiernos han legalizado y otros despenalizado su uso. Esto último significa que no existe una ley que autorice a que las personas puedan consumir, portar o vender cannabis. Pero, en caso de hacerlo, no recibirán penas graves, sino sanciones cívicas. Los países donde se puede consumir, principalmente con fines médicos, son Países Bajos, Canadá, Uruguay, Tailandia, Sudáfrica, Colombia, Ecuador, Perú, Brasil, Bolivia, Chile, Argentina, Australia, Italia, Portugal, Suiza, República Checa, Bélgica, Estonia y Moldavia. Un lista que sigue creciendo cada día.
En el caso de Estados Unidos, la ley federal prohíbe el uso de toda la planta Cannabis sativa o sus derivados para cualquier propósito. Sin embargo, el CBD derivado de la planta de cáñamo (menos del 0,3% de THC) sí es legal. En 38 de los 50 estados y el Distrito de Columbia se permite el uso de THC por motivos de salud. Las leyes federales que regulan la marihuana prevalecen sobre las estatales. Por tanto, las personas pueden ser arrestadas y acusadas de posesión ilegal incluso en sitios donde el consumo es permitido.
No es para todo
Estudios indican que el cannabis medicinal tiene posibles beneficios para varias afecciones. Las leyes de cada país o región estipulan las enfermedades autorizadas para el tratamiento con marihuana medicinal. Si se considera probar la marihuana para uso médico, se deben hacer las consultas de rigor.
En Estados Unidos, dependiendo del estado donde se viva, se puede calificar para el tratamiento si se cumplen ciertos requisitos y hay una afección elegible: enfermedad de Alzheimer, esclerosis lateral amiotrófica, VIH o SIDA, enfermedad de Crohn, epilepsia y convulsiones, glaucoma, esclerosis múltiple y espasmos musculares, dolor intenso y crónico, así como náuseas o vómitos intensos causados por el tratamiento del cáncer.
El consumo de los componentes de la planta puede causar efectos secundarios, como aumento de la frecuencia cardíaca, mareos, alteración de la memoria y la concentración, tiempos de reacción más lentos, interacción negativa con otros medicamentos, mayor riesgo de ataque cardíaco y accidente cerebrovascular, aumento del apetito, posible adicción, alucinaciones o enfermedades mentales y síntomas de abstinencia. No obstante, existen fórmulas de marihuana medicinal que alivian los síntomas sin los efectos de intoxicación y cambios del estado de ánimo relacionados con su consumo recreativo.
Seguir consejo para llegar a más viejo
Lo que más preocupa a los expertos es el posible efecto que puede causar la marihuana si se consume con los medicamentos comunes que regularmente toman los adultos mayores. En una publicación del Journal of the American College of Cardiology se afirma que la marihuana puede interactuar con medicamentos comunes para el corazón, como las estatinas y los anticoagulantes. Puede alterar el tiempo en que hacen efecto y también podría causar un sangrado excesivo.
El cannabis puede interactuar con ciertos medicamentos como la warfarina, utilizado para tratar los coágulos sanguíneos. Además, quienes toman sedantes hipnóticos como Ambien o benzodiacepinas como Xanax, o que beben alcohol, deberían evitarlo, pues cuando se combina con esos fármacos puede causar mareos y confusión y que los mayores sean más susceptibles a caídas y lesiones.
Las personas deben evitar combinarla con anticonvulsivos o cualquier otra sustancia que produzca efectos fuertes. Antes de arriegarse, es recomendable hablar sobre los riesgos y beneficios con el médico, sobre todo si se padece una enfermedad crónica. En caso de someterse a una cirugía, es importante que los adultos mayores revelen el consumo de cannabis a sus médicos, incluso el uso de CBD. El compuesto también se ha relacionado con la alteración de la forma en que el hígado procesa las dosis de los medicamentos.
Otros detalles importantes
Las personas mayores con alto riesgo de demencia y confusión deben tener cuidado con la ingesta, especialmente si es alto el contenido de THC. Sus capacidad psicoactiva puede causar efectos secundarios inesperados en personas que han padecido afecciones psiquiátricas o que tienen una predisposición a sufrirlas. Según un estudio de 2018, publicado en la revista Gerontology and Geriatric Medicine, los consumidores de marihuana de edad avanzada tienen más probabilidades de sufrir depresión.
Si un paciente quiere probar productos de cannabis que contengan THC, se le recomienda empezar con una dosis baja (por lo general de 1 miligramo a 2,5 miligramos) y luego esperar una semana antes de tomar la decisión de aumentarla. Consumir demasiados comestibles con esta sustancia puede causar mareos, confusión, cambios en el ritmo cardiaco y la presión arterial, ataques de pánico, ansiedad, náuseas, vómitos e incluso puede llevar a algunas personas a urgencias.
Fumar cannabis puede desencadenar síntomas respiratorios en quienes padecen enfermedades pulmonares crónicas. Lo más importante es informarse. Acudir a dispensarios autorizados que vendan productos que hayan sido probados por un laboratorio especializado. Saber qué podría funcionarte y continuar a partir de ahí.
Comprender el funcionamiento
Micah Allen, profesor en el Centro de Neurociencia Integradora Funcional de la Universidad Aarhus (Dinamarca), apunta nunca ha sido tan importante como ahora comprender cómo funcionan los componente de la marihuana, pues permitiría hallar formas de utilizarlos en medicina de manera más segura.
Se cree que algunos compuestos del cannabis ayudan a aliviar la depresión, la ansiedad, la adicción, el dolor crónico, las enfermedades inflamatorias y las náuseas asociadas a la quimioterapia, entre otros problemas. Aunque puede hacerse un mal uso y algunas personas, como los adolescentes o las mujeres embarazadas, deberían evitarlo por completo, los científicos europeos tratan de encontrar la forma de aprovechar plenamente las propiedades beneficiosas de algunos de sus componentes.
Allen dirige un proyecto de investigación financiado por la Unión Europea para desentrañar los efectos de algunas de esas sustancias, como el CBD, en la salud humana. Esta iniciativa, denominada Cannabodies, de cinco años de duración, finalizará en enero de 2027. De los miles de compuestos que produce la planta de cannabis, los que poseen mayor interés médico son el grupo de los cannabinoides, integrado por más de un centenar de estos compuestos.
De ellos, el CBD y el THC se consideran los de mayor importancia clínica. Ambos activan la liberación de mensajeros químicos en el cerebro que pueden influir en la sensación de dolor, el estado de ánimo, el sueño y la memoria. No obstante, el THC induce un estado de embriaguez que no origina el CBD, lo que da pie al uso indebido del primero.
No curan
Los cannabinoides no curan enfermedad alguna, sino que modifican la forma en la que se perciben los síntomas, físicos o psíquicos, a nivel consciente. Al alterar levemente el sistema nervioso, estas sustancias químicas pueden modificar la percepción que tiene una persona del dolor, por ejemplo. También pueden cambiar la respuesta emocional ante una situación estresante y, en su lado menos positivo, disminuir la motivación.
No hay mucha información sobre cómo influyen exactamente los cannabinoides en el cerebro y el resto del organismo. La mayoría de los estudios se han llevado a cabo con animales. “Este hecho limita sustancialmente nuestra capacidad para diseñar tratamientos efectivos basados en cannabinoides”, afirma Allen.
El proyecto Cannabodies analiza la influencia del THC y el CBD en lo que se conoce como interocepción. Que es la percepción que las personas tienen del estado interno de sus cuerpos y cómo afecta las decisiones. La concentración de la mente en el hambre, el latido del corazón o el dolor son ejemplos de interocepción. Cabe preguntarse, por ejemplo, si una persona que percibe menos dolor físico tras consumir CBD es más susceptible de esforzarse más al realizar una tarea, o si alguien más centrado en los latidos del corazón puede sentir más ansiedad tras consumir THC.
Percepción alterada
Allen explica que las descripciones que hacen de sus experiencias las personas que consumen cannabinoides parecen indicar importantes cambios a nivel sensorial. Sin embargo, ningún estudio científico ha abordado esta cuestión. “Muchos trastornos psiquiátricos tienen que ver con la alteración de una interocepción sana. Por consiguiente, si se demuestra que los cannabinoides tienen efectos terapéuticos en este ámbito, sería una información muy valiosa”, asegura. Indica que se quiere averiguar qué ocurre en el cerebro cuando una persona consume un producto de cannabis. ¿Qué rutas neuronales se estimulan cuando se ingiere CBD, THC o un placebo?
Los participantes en la investigación deben ejecutar tareas mientras se les realiza una resonancia magnética. Se les indica que aprieten un dispositivo que tienen en la mano o que expulsen aire dentro de un tubo como respuesta a sencillas pruebas. Para las que normalmente se utilizan imágenes que aparecen en una pantalla, como si fuese un videojuego. Reciben puntos con cada elección correcta y una recompensa económica de unas cien coronas danesas (el equivalente a unos 13 euros) por completar una tarea. La velocidad y precisión de las respuestas, la voluntad de los participantes de esforzarse más y su percepción de malestar son algunos de los factores que se estudian.