Todos los días oímos o leemos que cada uno de nosotros debe contribuir aunque sea con poco para evitar el calentamiento global y que seguir causando daños ambientales puede significar el final de la vida tal como la conocemos. Tal vez muchos hayan reducido su consumo energético, reciclado los desechos, utilicen productos amables con la naturaleza, etc. No está mal que todos sumemos a la causa, pero la mayoría de las medidas aisladas no hacen mella en la magnitud del cambio climático.
La gravedad de la situación y la cercanía del punto del no retorno ameritan que se pongan en marcha iniciativas globales con la participación de los responsables de las tomas de decisiones, las grandes corporaciones, los gobiernos, los organismos internacionales y que al final todos rememos hacia el mismo objetivo.
Un claro ejemplo de una medida que sería estéril y de débil alcance si no se acompaña por otras es dejar de usar los dañinos vehículos de combustibles fósiles y cambiarlos por modelos con tecnología que emitan menos dióxido de carbono a la atmósfera. Las nuevas tecnologías, como los vehículos más eficientes en combustible, livianos y eléctricos, tienen el potencial de reducir estas emisiones. Sin embargo, las personas no compran autos nuevos todos los días. Los automóviles y camiones de pasajeros son responsables del 17% de las emisiones anuales de gases de efecto invernadero en Estados Unidos.
Más que un auto nuevo
Un reciente estudio asegura que sin otros cambios en los sistemas de transporte y energía, limitar la vida útil de los vehículos apenas reduciría las emisiones de carbono. Los investigadores analizaron nueve escenarios sobre cómo el parque automotor de Estados Unidos y la tecnología que la impulsa podrían evolucionar entre 2020 y 2050. Modelaron los efectos de los más ligeros o más eficientes en combustible, y la adopción a gran escala de vehículos híbridos, híbridos enchufables o eléctricos, así como las combinaciones.
Si no se ponen en marcha otros cambios tecnológicos, limitar la vida útil de los vehículos apenas reduciría las emisiones de carbono en 0,1%. “Aunque los límites de vida útil del vehículo pueden reducir las emisiones, estas se compensan con las emisiones del aumento asociado en la producción de vehículos”, explicaron los científicos en la revista Investigación Ambiental: Infraestructura y Sostenibilidad.
Los límites de vida útil podrían contribuir a reducir las emisiones de carbono si a la par se aplican otras estrategias, como descarbonizar la red eléctrica y que los vehículos sean más eficientes en combustible. Y sobre todo, las emisiones de carbono en la producción de vehículos. Un límite de vida útil de 15 años con una amplia producción de los eléctricos reduciría en 4% las emisiones del parque automotor hasta 2050.
Se impone la gobernanza
Especialistas del Center for Climate and Resilience Research consideran el cambio climático como un problema de gobernanza. La evidencia científica apunta a la necesidad de medidas urgentes y concertadas, en múltiples escalas y dominios, actuando sobre los gases de efecto invernadero.
Es necesario articular una multiplicidad de actores, instrumentos y procesos de gestión simultáneos. Como parte de la gobernanza climática es posible incluir la adopción de nuevas leyes, como la Ley Marco de Cambio Climático. También la elaboración de programas sectoriales destinados a evitar catástrofes, y la asignación de presupuesto para proyectos que mejoren la eficiencia energética. Incluso, la formación de alianzas comunitarias para la solución de problemas específicos como la seguridad alimentaria .
Se deben buscar formas de gobernanza que reconozcan la multiplicidad de escalas, problemas, contextos, actores, perspectivas y futuros posibles que garanticen un grado suficiente de integración, coherencia y estabilidad. Igualmente, emprender procesos de participación genuina.
La agenda internacional del cambio climático es un ejemplo de gobernanza compleja, abierta, participativa y reticular. Sus ventajas y hándicaps son muchos y evidentes. Un modelo que permite alcanzar la velocidad y ambición necesarios para hacer frente al desafío, pero que no ha logrado la participación de los habitantes del planeta. Sería difícil hacer frente a tan complejo desafío global de otra manera. No vale la imposición de quienes más poder geopolítico posee, o solo la actuación del mundo financiero, o a través de la carrera tecnológica como apuesta exclusiva. La enfrenta un desafío común y el común no se ha dado cuenta..
Mitigar el cambio climático
Además, la competición entre bloques, Estados o intereses económicos complica trabajar en un objetivo común y solo hay una forma de destrabar el problema que sería eludiendo los juegos de suma cero y hacer posible el paradigma del ganar-ganar. Si no se toma en cuenta la dimensión del desafío iremos irremediablemente a un perder-perder.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo precisa que los esfuerzos de mitigación incluyen la transición a fuentes de energía renovables y la mejora de la eficiencia energética. Igualmente, la adopción de prácticas agrícolas regenerativas y la protección y restauración de bosques y ecosistemas críticos. También transformaciones estructurales para reducir las emisiones y limitar el calentamiento global a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales.
La cooperación internacional, a través del Acuerdo de París, es crucial para orientar y alcanzar los objetivos mundiales y nacionales. No obstante, los esfuerzos de mitigación enfrentan obstáculos como la dependencia arraigada a los combustibles fósiles, el aumento en la demanda de nuevos recursos minerales y las dificultades para renovar los sistemas alimentarios. Todo el mundo tiene una función que desempeñar en la mitigación del cambio climático, desde las personas que adoptan hábitos sostenibles y abogan por el cambio hasta los gobiernos que ponen en marcha normativas, ofrecen incentivos y facilitan las inversiones.
El sector privado, sobre todo las empresas y compañías responsables de las elevadas emisiones, debe asumir una función de liderazgo en la financiación y el impulso de soluciones. La colaboración internacional y la transferencia de tecnología son cruciales, por la naturaleza y la magnitud del reto.