Cuando se cumplen dos semanas del asesinato del afroamericano George Floyd a manos de un policía blanco, las manifestaciones que comenzaron en Minneapolis (Minnesota) se han extendido por los Estados Unidos y por distintos países del mundo como un rechazo al racismo y un grito a favor de la igualdad. A su paso han dejado violencia con saldo de muertos, heridos e importantes pérdidas materiales. Pero también los policías y algunos ciudadanos han atacado a periodistas, camarógrafos y fotógrafos.
El ataque a la prensa ha sido tan despiadado, que el mismo secretario general de Naciones Unidos, António Guterres, afirmó que «cuando atacan a los periodistas, atacan a las sociedades. Ninguna democracia puede funcionar sin libertad de prensa ni ninguna sociedad puede ser justa sin periodistas que investiguen los errores y le digan la verdad al poder».
De acuerdo a US Freedom Tracker, más de 320 periodistas han sido atacados durante las dos semanas de manifestaciones, una cifra que duplica el número anual de agresiones.
«Esto no tiene precedentes ni en alcance ni en escala. Este es un momento decisivo que analizaremos con el tiempo como una amenaza contra la libertad de prensa», dijo Kirstin McCudden, directora de este portal que monitorea las agresiones a la prensa en EE UU.
Sorprendida por los ataque de la policía a periodistas, fotógrafos y cámaras, considera que ha sido el presidente Donald Trump quien ha legitimado estas agresiones por su discurso antagonista. “Ha sido constante con el lenguaje que usa contra la prensa y sus mensajes en redes sociales. No son normales tantas agresiones».
La libertad de prensa: de CNN a NBC
Hasta ahora, el caso más emblemático de los ataques a la libertad de prensa por parte de la policía fue lo sucedido al reportero afroamericano de CNN, Omar Jiménez, quien en directo fue esposado delante de las cámaras por parte de la policía de Minneapolis, mientras transmitía desde el mismo lugar donde Floyd fue asesinado cuando Derek Chauvin colocó su rodilla sobre su cuello por casi nueve minutos, a pesar de suplicar que no podía respirar.
Con su credencia en mano se observa cuando Jiménez pedía con todo respeto que se apartaran para realizar el directo, pero la policía lo detiene junto a su equipo de cámara y producción. Durante una hora, las cuatro personas estuvieron detenidas.
El caso llevó al gobernador de Minnesota, el demócrata Tim Walz, a disculparse ante Jiménez, lamentar el error y afirmar que los protocolos van a cambiar.
Otro ataque desmedido de la policía fue el que se perpetró contra Adolfo Guzmán-López, un periodista de KPCC en Los Ángeles. «Acababa de entrevistar a un hombre con mi teléfono en la calle 3 y Pine, y un agente de policía me apuntó y me disparó (bala de goma) en la garganta”.
Ni hablar del ocurrido a Ed Ou, de la NBC: «Periodistas que estábamos cubriendo las protestas en Minneapolis fuimos atacados con gas pimienta, granadas de aturdimiento, porras y gases lacrimógenos. Teníamos a la vista las cámaras, los carnets de prensa y éramos claramente identificables como prensa. Acabé con cuatro puntos».
“Me sentí violada. Fue aterrador”
Aunque la mayoría de las escenas violentas contra la libertad de prensa proviene de la policía también se han registrado ataque de los manifestantes como el ocurrido el viernes, cuando un grupo que acababa de asaltar un edificio atacó al menos a dos reporteros en Birmingham (Alabama).
Ian Smith, un fotógrafo de la cadena de televisión KDKA en Pittsburgh, también fue golpeado por manifestantes.
«Estoy magullado y sangriento, pero estoy vivo. Mi cámara está destrozada. Otro grupo de manifestantes me sacó de ahí y me salvaron la vida. ¡Gracias!».
En plena transmisión en directo, una reportera de Arizona, Briana Whitney, fue lanzada al piso. «Me sentí violada. Fue aterrador«, dijo. Mientras, a Linda Tirado, una fotógrafa de Minneapolis, le dieron en un ojo con un balazo de goma.
Dimitió jefe de NYT
El jefe de las páginas de Opinión del The New York Times, James Bennet, dimitió este domingo, después de que la pasada semana se publicara un artículo del senador Tom Cooton, en el que se mostraba a favor de desplegar el Ejército para contener las manifestaciones que se están dando en el país por el asesinato de Floyd, a quien este lunes se le rendirá un homenaje en su ciudad natal, Houston.
El editor del NYT, AG Sulzberger, señaló que tanto él como Bennet acordaron la necesidad de “un nuevo equipo para dirigir el departamento con una serie de cambios considerables”.
Katie Kingsbury, quien se unió al Times en 2017, será la editora interina de Opinión, mientras Jim Dao, el jefe adjunto de la página editorial, fue trasladado a otro puesto en la redacción.
“Enviar las tropas” fue el título del artículo del legislador republicano que levantó una ola de comentarios en contra, incluso por parte de los mismos periodistas de la redacción. Asimismo el número de cancelaciones de las suscripciones se disparó.
Bennet, quien luego de la publicación admitió no haber leído su contenido, inicialmente defendió que el escrito se diera conocer, porque “la sección de Opinión del Times le debe mostrar a nuestros lectores contra-argumentos, particularmente aquellos que aportan personas en condiciones de establecer políticas”.
No obstante, el viernes en una reunión interna se disculpó y afirmó que no debió publicarse.
En un mensaje al personal, Sulzberger expresó que “ninguno de estos cambios marca un retroceso de la responsabilidad del Times de ayudar a las personas a comprender una variedad de voces en toda la amplitud del debate público”.
“Somos una nación polarizada cuya comprensión compartida del mundo se ha fracturado. El Times, y el periodismo en general, desempeña un papel esencial para dar sentido a este momento, luchando con la historia que nos ha traído aquí y ayudando al público a trazar un camino a seguir”.
Desmantelarán policía de Minneapolis
Este domingo, el concejo municipal votó para dejar de financiar al actual departamento de Policía y buscar nuevas fórmulas que permitan generar un nuevo modelo de seguridad pública que esté basado en la comunidad.
«Está claro que nuestro sistema de vigilancia no está manteniendo a nuestras comunidades seguras», dijo Lisa Bender, presidenta del Concejo.
Ya la semana pasada, el Comisionado de Derechos Humanos de Minnesota, inició una investigación de derechos civiles por lo ocurrido, lo que produjo que el Concejo prohibiera los estrangulamientos por parte de la Policía.
Según Bender, los fondos del Departamento de Policía se trasladaría a otras necesidades, pero la eliminación no será a corto plazo.
En los Estados Unidos hay precedentes en este sentido. El condado de Los Ángeles se hizo en el año 2000 con la vigilancia de, Compton, en el estado de California. Una ola de crímenes en Camden, Nueva Jersey, obligó a que en 2012 una nueva fuerza de seguridad que cubría el condado reemplazara su Departamento de Policía.
Desenfrenada violencia policial
La violencia policial no ha respetado lugar, profesión ni edad. Este fin de semana se hizo viral el vídeo en que dos policías de Buffalo, Nueva York, empujan a un hombre de 75 años, quien golpea su cabeza contra el piso cuando cae y deja el pavimento ensangrentado. Lo agentes no lo socorren. Los policías fueron suspendidos y el herido se encuentra en estado grave.
En Atlanta, seis agentes policiales fueron acusados de uso excesivo de la fuerza. Todo ocurrió cuando Messiah Young y Taniyah Pilgrim, estudiantes de universidad, se quedaron atascados en su coche en el tráfico generado por las protestas. Un grupo de agentes les rodea, les pincha las ruedas, rompe la ventanilla, dispara con el arma de electrochoque) y los saca a la fuerza del vehículo. Young acabó con la muñeca rota y con 24 puntos en el brazo.
Escoltado por un carro de la Guardia Nacional, un grupo de policía recorre una calle tranquila en Minneapolis y dispara contra un grupo de personas que estaba en el porche de su casa, mientras los agentes le gritaban que entraran.
En Austin, Texas, dos jóvenes están graves después de que la policía les disparó con escopetas calibre 12 modificadas. Uno de ellos, de 16 años, recibió un disparo en la cabeza y fue intervenido durante siete horas.
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