Prueba superada. El proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética enfrentó con éxito el primer examen en su tramitación parlamentaria. En el Pleno extraordinario que se celebró este martes, la mayoría del Congreso rechazó la enmienda a la totalidad presentada por Vox contra la norma que el Gobierno envió el 19 de mayo a las Cortes.
Durante el debate, casi todos los grupos, con la sola excepción de Foro Asturias, se opusieron con contundencia a la enmienda de Vox. La mayoría tachó la posición del partido de Abascal de «negacionista», dado que reconoce la existencia del cambio climático, pero asegura que este no se debe a la acción del hombre.
Ley le cumple al mundo y a España
La sesión inició con la intervención de Teresa Ribera, vicepresidenta cuarta para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, cuyo equipo fue responsable de redactar el texto jurídico. Recordó que el objetivo del proyecto es que España alcance la neutralidad de emisiones no más tarde de 2050, «en coherencia con el criterio científico y las demandas de la ciudadanía».
Subrayó que con esta Ley, España «cumple como país, aumentando su contribución a la lucha contra el cambio climático, tal y como nos comprometimos al ratificar el Acuerdo de París». Lo más importante es que cumple con las exigencias de la sociedad española, «que reclama acción inmediata, sin desatender la justicia social intergeneracional»
La oposición de Vox
Tras la exposición de Ribera, hizo uso de la palabra Mireia Borrás, diputada de Vox, reiterando la oposición de ese partido a la aprobación de la Ley. «El clima es cambiante y ha evolucionado durante siglos«, dijo. El Gobierno sólo pretende «vender su dogma y transformar radicalmente» el modelo de vida de los españoles, agregó.
Dijo que en Vox «entendemos la necesidad de proteger el ecosistema natural» porque «amamos» el país y «defendemos» su «conservacionismo verdadero». Pero debe hacerse a través de una norma «sensata, realista y responsable», y no a mediante un texto que es «un dogma paquetizado» con el que el Gobierno pretende «imponer su ideario intervencionista» y «liberticida».
En un momento de su discurso, Borrás se detuvo y le dijo a Ribera: «Pero, claro, para ello usted tendría que estar escuchándome, lo primero. Y además de tener que estar escuchándome tendría que importarle la generación de riqueza, competitividad y empleo en nuestro país».
Reclamó que, en ese momento, Ribera se encontraba de pie en su escaño intercambiando algunas palabras con Adriana Lastra, portavoz del grupo socialista en el Congreso.
«Alarmismo climático»
A mediados de junio, Vox registró en el Congreso una enmienda a la totalidad del proyecto de Ley de Cambio Climático para su devolución al Gobierno. La agrupación política considera que el texto no es compatible con «la auténtica emergencia económica y social a la que se enfrentan los españoles». Aducen que, por tanto, pone en peligro la «supervivencia nacional».
El documento alega que esta norma pretende «transformar radicalmente» la economía, la sociedad y «hasta el modo de vida de los españoles». «Se habla de la necesaria implicación de la ciudadanía en la transición energética», apunta la agrupación en su demanda.
El partido que preside Santiago Abascal, también denuncia la «hostilidad» declarada del Ejecutivo en esta ley a los combustibles fósiles. A su juicio, «va a poner en seria dificultades” a la industria automovilística en España. También se oponen al intento del Gobierno de terminar con la energía nuclear. Lo considera, según apunta en la enmienda, una ruptura con la “racionalidad científica» y el «realismo económico».
«En la España contemporánea se ha buscado en la emergencia climática una nueva excusa para el dirigismo«, dice el texto. También califica el «alarmismo climático» como «nueva religión».
Oposición en la oposición
El resto de la oposición rechazó la propuesta de Vox. Por el PP, Diego Gagodijo que no pueden apoyar un texto que asegura que «no hay relación entre las emisiones de CO2 y el cambio climático», que «no hay deshielo» o que la norma es «un paquete de medidas catastrofistas que enfrentan a los españoles». «Quieren caminar solos», dijo a la bancada de Vox. «Se equivocan» con esta actitud, agregó.
En la misma línea se ubicó la representante de Ciudadanos, Carmen Martínez. Lamentó que la actitud de Vox se base en el «maximalismo» o el «conmigo o contra mi». Les recomendó buscar el diálogo. Por EH Bildu, Mertxe Aizpuría calificó a Vox como ejemplo del «neonegacionismo», es decir, que no niega el cambio climático pero sí que este sea consecuencia de la acción el hombre.
Únicamente Foro Asturias colocó a favor de la enmienda. Para su portavoz, Isidro Martínez Oblanca, esta ley es la culminación del «disfraz verde» que, dice, se puso el Ejecutivo cuando llegó a la Moncloa. Con este instrumento, pretenden llevar a cabo «un cambio radical de la industria energética» española, basada en la «descarbonización».
La coalición defiende la Ley
Finalmente, por el PSOE alzó la voz Helena Caballero. Dijo que España merece ya una intervención decidida para cambiar el rumbo del país en materia de cambio climático. Juantxo López de Uralde, en representación de Podemos, preguntó cuál es el «patriotismo» que defiende Vox cuando niega el «daño» que el cambio climático está haciendo a su territorio y, especialmente al sector primario, al que defienden.
En la votación, el Ejecutivo debía conseguir el rechazo mayoritario de la Cámara a la enmienda de totalidad, para que el proyecto de ley pueda continuar con la tramitación parlamentaria.
El rechazo a la única enmienda a la totalidad contra el proyecto no significa que este vaya a tener un camino fácil, dado que partidos como Ciudadanos o el PP han avisado de que presentarán enmiendas parciales para que la ley «no destruya el tejido industrial».
Lo que dice la Ley
El proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética consta de 36 artículos distribuidos en nueve títulos. Fija los siguientes objetivos, que solo podrán ser revisados al alza:
- Determina, por primera vez, que España deberá alcanzar la neutralidad climática no más tarde de 2050.
- Antes de mitad de siglo, el sistema eléctrico de España tiene que ser 100% renovable.
- Para ello, en 2030, las emisiones del conjunto de la economía española deberán reducirse en al menos un 20% respecto al año 1990. Se trata de un objetivo coherente con el aumento de ambición que se ha fijado la Comisión Europea: una reducción en 2030 de entre el 50% y el 55% de las emisiones respecto a los niveles de 1990.
- Al finalizar la próxima década, como mínimo 35% del consumo final de la energía deberá ser de origen renovable. En el caso del sistema eléctrico, la presencia renovable en 2030 deberá ser de al menos un 70%.
- Las medidas de eficiencia energética tendrán que reducir el consumo de energía primaria en, al menos, un 35%.
Cambio necesario
La gran mayoría de los científicos, ecologistas, climatólogos, ambientalistas y dirigentes del mundo han llegado a un consenso de que existe un fenómeno planetario de calentamiento global, el cual puede constituir una catástrofe para el planeta y sus especies si no se comienza a hacer algo de una vez por todas. También hay acuerdo en el hecho de que el hombre puede ser el principal causante de este fenómeno.
Según indica en el proyecto de Ley, numerosos estudios, incluidos los propios del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), coinciden en señalar a la región mediterránea como una de las áreas del planeta más vulnerables frente al cambio climático.
España, por su situación geográfica y sus características socioeconómicas, se enfrentaría a importantes riesgos derivados del cambio climático. Sus efectos incidirán directa o indirectamente sobre un amplísimo conjunto de sectores económicos y sobre todos los sistemas ecológicos. De allí la importancia que tiene la discusión de este proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética.
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