Leer es uno de los procesos lingüísticos más nuevos en nuestra vida cotidiana. Fue integrado hace menos de 5.000 años. Cada persona cuenta con habilidades diferentes de lectura y en algunos casos incluso se producen déficits no relacionados con el nivel de inteligencia.
La lectura, cuyas bases biológicas aún se desconocen, ha sido el foco de múltiples estudios en las últimas décadas. Una de estas investigaciones –emprendida por el Basque Center on Cognition, Brain and Language (BCBL) de Donostia y publicada en la revista científica Nature Human Behaviour– recoge uno de los análisis más completos de la relación entre cerebro, genética y habilidades lectoras.
El equipo de investigadores empleó técnicas estadísticas en combinación con bases de datos de miles de personas con información asociada al rendimiento de lectura en una muestra poblacional de más de 9.000 niñas y niños de entre 9 y 10 años de Estados Unidos.
«Se necesitan muestras muy grandes para realizar análisis genéticos y la existencia de iniciativas públicas para compartir recursos nos ha facilitado la información óptima para ejecutar un trabajo lo más amplio posible», dijo Amaia Carrión, investigadora del BCBL.
Los expertos del BCBL, en una primera fase del estudio, emplearon los datos para identificar las regiones y estructuras cerebrales más relacionadas con el rendimiento y las habilidades de lectura.
«Identificamos la estructura de nueve regiones cerebrales asociadas con la habilidad lectora, incluyendo regiones de la red de lectura como el giro temporal superior y regiones occipito-temporales», precisó la investigadora.
Evidencias genéticas
El equipo de investigación examinó la arquitectura genética de estas regiones cerebrales y exploró las influencias genéticas compartidas con la lectura. Encontraron que la lectura y las regiones cerebrales asociadas a la lectura posee un modesto componente genético que explica, en parte, las variaciones en la estructura de estas regiones cerebrales.
Además, hallaron evidencias de un componente genético compartido entre el rendimiento de lectura y dos de las regiones cerebrales asociadas con la lectura: la corteza total del hemisferio izquierdo y la del giro temporal superior.
«Conocíamos que existía una relación entre la lectura y estas regiones, pero no sabíamos que existía una influencia genética común», añadió Carrión.
El estudio del centro vasco muestra que este tipo de metodologías analíticas tendría potencial para entender las bases biológicas de la habilidad en la lectura. «Nuestro trabajo abre la posibilidad de mejorar la comprensión de un comportamiento tan complejo como la lectura. En un futuro se podrían investigar otras medidas más individualizadas y factores como la edad o el sexo para tener un mayor conocimiento sobre la relación entre genes, cerebro y lectura», explicó.
La investigadora subraya que será indispensable que la ciencia cuente con conjuntos y muestras de datos poblaciones aún más grandes y específicas para que los estudios genéticos ofrezcan resultados robustos y replicables.
El estudio del BCBL publicado en Nature Human Behaviour contó con la participación de Carrión, el investigador del BCBL Kepa Paz-Alonso y el director científico del centro Manuel Carreiras y con la financiación del Ministerio de Ciencia e Innovación y de la Diputación Foral de Gipuzkoa.
Sobre el BCBL
El Basque Center on Cognition, Brain and Language es un centro internacional de investigación interdisciplinar con sede en San Sebastián para el estudio de la cognición, el cerebro y el lenguaje. Lo respalda el Gobierno Vasco con el objetivo de fomentar la ciencia y la investigación en Euskadi. Además, cuenta entre sus socios con Ikerbasque, Innobasque, la Diputación de Gipuzkoa y la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU).