Por Cambio16
15/12/2016
Los estudios señalan que el 50% de la inteligencia de un niño está determinada por sus genes, lo cual deja margen para trabajar en el otro 50%. Esa otra parte dependería básicamente de los padres.
Precisamente, en septiembre de este año, el neuropsicólogo Álvaro Bilbao publicó un libro denominado “El cerebro de los niños explicado a los padres” que es una suerte de manual de instrucciones para los padres sobre lo que estos pueden hacer para potenciar el desarrollo intelectual de los hijos de ese otro 50% del cerebro y hay un conjunto de recomendaciones que hace sobre las que vale la pena reflexionar:
Los padres tienen la llave del desarrollo potencial del cerebro del niño, lo que significa que necesitan presencia, interacción y constancia en las relaciones. No es suficiente que se relacione todo el día con su nana y se piense que es suficiente con dormir en casa para que sienta la presencia de los padres.
Los bebes nacen con la misma cantidad de neuronas que tendrán cuando sean adultos, lo que determina la diferencia es la capacidad de desarrollar conexiones entre sí porque son estas las que generan aprendizajes. Los primeros seis años de vida son fundamentales, aun cuando es recién a los 23 años que el cerebro tiene ya una maduración completa con la mayor cantidad de conexiones neuronales.
Lo emocional puede ser tan importante como lo intelectual. Los niños necesitan afecto, conversación, tiempo en familia, estímulos sencillos. No necesariamente complejos programas de estimulación temprana.
Los niños deben aprender a divertirse solos. Hay que dejarlos jugar porque eso ayuda a desplegar su imaginación. Además, si se puede, hay que tumbarse a jugar con ellos porque se podrá conectar emocionalmente mejor que conversando.
La música estimula el desarrollo cognitivo. Lo ideal es que aprendan a tocar un instrumento, no solo que la escuchen.
Los dispositivos tecnológicos y las aplicaciones para activar la concentración y la memoria son útiles solo para agilizar la memoria de corto plazo y no deberían utilizarse por ninguna razón antes de los tres años. Es más importante que los niños desarrollen sus capacidades sociales y emocionales y la tecnología no contribuye a eso, menos aún si se la damos para que nos dejen tranquilos.
Lectura nocturna. Todos los días, pero no rápida y sin disfrutarla, sino para comprenderla y conversarla.
Películas en inglés. Hay que tratar de que no vean las películas ni dobladas ni subtituladas al castellano.
La medicación para el TDAH, conocido como el déficit de atención, está sobre diagnosticada. Piense dos veces antes de seguir ese camino. Muchas veces los niños lo único que necesitan es que no les metamos tanta prisa y los dejemos desahogarse jugando. Los dispositivos electrónicos pueden contribuir a reducir la atención, en lugar de trabajar en ella.
Las recomendaciones de Bilbao son solo eso, sugerencias sobre cómo podemos estimular mejor a nuestros hijos, pero ya el hecho de saber que somos responsables de moldear el 50% de su cerebro, nos da una idea de lo importante que es interactuar con ellos.