La India se descorre ante los ojos del mundo como un referente mundial en tecnologías de la información, tercerización de procesos de gestión, e industrias tan disímiles como la automotriz, farmacéutica y textil. Para unos, predecible; para otros, sorprendente en la distancia. Más allá de la exitosa misión espacial en el polo sur de la Luna, la India ha acaparado la atención de Occidente en forma más activa de lo perceptible a través de los siglos: religión, filosofía y formas de ver la vida. El yoga, por ejemplo, es la práctica más masiva en EE UU y en otros lugares del hemisferio.
La multitudinaria India y su avasallante cultura han ido permeando poco a poco en la occidental. Rica en contrastes y cercanías. Mick Brown, redactor jefe de The Telegraph es un veterano periodista y escritor británico dedicado a la cobertura de arte, cultura, música. También a la historia de la espiritualidad y la religión, en particular de la India. En su más reciente artículo, publicado en Literary Review. desvela los momentos más relevantes del encuentro de estos mundos.
Detalla la fascinación de Occidente por las creencias religiosas del subcontinente indio. Desde la fundación de la Asiatick Society en 1783, dedicada al estudio de «todo lo realizado por el hombre o producido por la naturaleza» en Asia, hasta los escarceos de los Beatles con Maharishi Mahesh Yogi y la Meditación Trascendental en la década de 1960.
El relato comienza con ‘La luz de Asia’ (1879), de Edwin Arnold. Una vida poética de Buda que, según Brown, fue «la única responsable de introducir las enseñanzas religiosas y filosóficas de la India en Occidente». En Gran Bretaña, el libro se convirtió en un éxito de ventas.
La influencia de la India en Occidente
Las historias de Mick Brown da vueltas y vueltas en una serie de biografías ricamente detalladas y muy entretenidas, de varios místicos y gurús y sus devotos occidentales. Está la historia, por ejemplo, de Allan Bennett, amigo de Aleister Crowley: se convirtió en el primer inglés en ser ordenado monje budista, lo que condujo a la fundación de la Sociedad Budista de Gran Bretaña e Irlanda en 1907.
Asimismo está la historia de Annie Besant, la activista social que se volvió devota de un swami hindú llamado Narendranath Datta. También conocido como Swami Vivekananda, que fue una influencia clave en ‘Las variedades de la experiencia religiosa’ (1902) de William James. Desde Vivekananda, Brown traza conexiones con la fundación de la Sociedad Vedanta del Sur de California en 1929, que se hizo famosa gracias a Christopher Isherwood, y a través de Madame Blavatsky hasta la teosofía, el ocultismo y más allá.
Quizás la historia más extraña y memorable de su libro ‘The Nirvana Express’ es la de Krishnamurti. El joven indio que efectivamente se convirtió en un juguete espiritual para un grupo de ricos excéntricos ingleses. En particular, Lady Emily Lutyens, pero que de alguna manera logró liberarse de su patrocinadores y mentores, desarrollando una filosofía propia y única.
Una vez que el relato de Brown llega a las décadas de 1950 y 1960, es cierto que se desvía un poco. Por otra parte, también lo hacen sus temas, desde los Beats hasta Timothy Leary y los Hare Krishnas. Según Brown, el último gurú de la India importante que conquistó Occidente fue Bhagwan Shree Rajneesh, también conocido como Osho. Conocido como el “gurú del sexo” en la India y “el gurú de Rolls-Royce” en Occidente.
Legado indio en el liderazgo global
Mick Brown lo describe como «el primer gurú auténtico de la ‘generación yo’… perfectamente en sintonía con las sensibilidades de una generación que daba por sentado las comodidades materiales». Hemos recorrido un largo camino desde el Bhagavad Gita. Desde Buda hasta Bhagwan, ‘The Nirvana Express’ traza una historia de religión e ideas que primero surgieron y luego entraron en un declive pronunciado, tal vez terminal.
Los coqueteos de la India y Occidente son recreados y más aún, documentados por el periodista y escritor británico en sus otros libros ‘American Heartbeat: Travels from Woodstock to San Jose by Song Title’ (1994). Y ‘The Dance of 17 Lives: The Incredible True Story of Tibet’s 17th Karmapa’ (2004), entre otros. Además de sus colaboraciones en The Guardian y The Sunday Times.
Más recientemente, escribe, el legado de la India en Occidente se patentiza en sus líderes. El primer ministro británico y el vicepresidente estadounidense son hijos de inmigrantes de origen indio. Rishi Sunak es nieto de hindúes punjabíes que emigraron al este de África y la madre de Kamala Devi Harris es una brahmán tamil. La actual y anterior ministra del Interior británica, Suella Braverman y Priti Patel, también son de origen indio.
Los candidatos para la nominación presidencial republicana de 2024 incluyen a Vivek Ramaswamy, hijo de brahmanes tamiles, y Nikki Haley, hija de punjabi sikhs. Ningún otro grupo de inmigrantes en Gran Bretaña o Estados Unidos ha crecido tan lejos y tan rápido.
Mientras tanto, India se ha convertido en el mayor “Estado pivote” en la rivalidad entre EE UU y China que dará forma a las próximas décadas.
Todo el mundo hace yoga en EE UU
El acercamiento de la India y Occidente es cada vez más reconocido y palpable. En 2005, durante el segundo gobierno de Bush, se le negó la visa a Narendra Modi, entonces primer ministro de Gujurat. Esto significó que no pudo ingresar a EE UU, recuerda Brown en Literary Review.
Obama, en cambio, dio la bienvenida a Modi como primer ministro de la India en 2014. Desde entonces, las gestiones Trump y Biden han hecho lo mismo. En junio, cuando Modi visitó la Casa Blanca, Biden habló de un “futuro compartido” que incluía colaboración en tratamientos contra el cáncer. Vuelos espaciales, energía limpia, computación cuántica, cadenas de suministro de semiconductores y ejercicios militares.
Mientras Modi estaba en Estados Unidos, celebró el Día Internacional del Yoga dirigiendo una clase de yoga en la sede de la ONU. Esto atrajo pocos comentarios en los medios estadounidenses. Todo el mundo hace yoga en Estados Unidos. El yoga es ahora tan americano como las fajitas y casi tan auténtico. Modi haciendo el perro boca abajo tampoco encajaba en la narrativa emergente. Todavía se ven calcomanías de Gandhi en los parachoques de Subaru en las ciudades universitarias y frascos de salsa rogan josh de Patak por todas partes. Pero en Nueva York y Washington, DC, India ahora significa lo difícil: política, armamento, finanzas, tecnología y un Baluarte de 1.400 millones de personas contra China.
No hace mucho, el mayor producto de exportación de la India a Occidente, aparte de las personas, era la espiritualidad. Brown, conocedor y enamorado de la cultura de la India, no se guarda para sí innumerables historias y casos de la relación de estos mundos.
Mercantilismo y espiritualidad
Recuerda el periodista y escritor, en un salto en la historia, que en 1932, otra figura espiritual india, Meher Baba, fue a Hollywood. Baba era real, es decir, un impostor talentoso que predicaba la compasión universal, como todas las demás personas en Hollywood. Su mensaje central, que luego Bobby McFerrin utilizó para una letra, era “No te preocupes, sé feliz”. “Para mí el sexo no existe”, dijo Baba, aunque le gustaba jugar al cricket.
Mientras merodeaba por Hollywood con “el objetivo principal de acelerar el proyecto cinematográfico sobre su vida”, hizo acercamientos espirituales a Tallulah Bankhead, la novelista Mercedes de Acosta y Greta Garbo. Después de desencantarse con él, Mercedes de Acosta transfirió su afecto y lealtad a Sri Ramana Maharshi, quien también predicaba la felicidad y la compasión universal pero prefería el silencio.
Brown orienta su relato hacia los años sesenta. Desconcertada por la comodidad de la posguerra y la mercantilización de las drogas, una generación tomó en serio a personas como Maharishi Mahesh Yogi, el inventor de la meditación trascendental.
El principio de explotación mutua ya había sido establecido cuando el Maharishi entró en escena. Krishnamurti se había preparado para abordar la crisis espiritual de Occidente en sus propios términos a través de su lectura de Nietzsche y Dostoievski. El Maharishi difícilmente podía quejarse cuando los refugiados californianos del nazismo inventaron el Movimiento del Potencial Humano. Él también había “leído extensamente la literatura sobre psicología y psiquiatría del siglo XX”.
Con los pies en la tierra
El Maharishi supuestamente les dijo a los Beach Boys que si meditaban se convertirían en “el grupo más influyente del mundo”. Prometió a la American Broadcasting Corporation que los Beatles aparecerían en un especial de televisión. «No es un hombre moderno», explicó George Harrison a sus compañeros de banda. «Simplemente no entiende estas cosas». El Maharishi entendía el mundo moderno mejor que George. Por eso “parecía tener siempre un contable a su lado”. Dios está en los detalles, especialmente cuando se trata del asunto de la religión.