México está viviendo de cerca la cada vez más palpable urgencia climática y la creciente preocupación por la escasez de recursos naturales en el planeta. Varias regiones de ese país están afectadas por una crisis hídrica que amenaza con dejar sin agua a millones de personas, principalmente de Ciudad de México. Los expertos ya hablan de un eminente día cero, pues solo faltan semanas para que la demanda del líquido supere su existencia. ¿Qué tan cerca está? Algunos predicen que puede ser a finales de junio próximo.
La poca disponibilidad de agua afecta tanto a áreas urbanas como rurales, cuyo acceso al agua potable se vuelve cada vez más precario. La distribución desigual de las precipitaciones y el impacto del cambo climático están agotando rápidamente los recursos hídricos disponibles. A esto se suma la gestión inadecuada a todos los niveles de gobierno, con el agravante de la contaminación causada por descargas industriales, agrícolas y urbanas, así como por la falta de infraestructura adecuada para su tratamiento.
Terminan de constituir este sombrío panorama una infraestructura hidráulica inadecuada caracterizada por la falta de mantenimiento y la obsolescencia de muchas instalaciones, así como la disminución en los presupuestos. La desaparición de organismos dedicados a la generación de información dificulta la gestión eficiente y contribuye a la pérdida y desperdicio de recursos hídricos.
Todos por igual
La escasez de agua ha sido durante mucho tiempo un problema en Ciudad de México, pero una prolongada sequía, la ausencia de lluvias y temperaturas altas que superan las habituales mermaron el agua almacenada en las presas y ahora están en bajos mínimos. La peor parte de la escasez ocurre en los barrios de bajos ingresos en las afueras del centro de la ciudad. Sin embargo, los residentes de zonas de clase alta también se han estado quedando sin agua.
Suministrar el líquido a 22 millones de personas en un valle montañoso no es tarea fácil. La Ciudad de México obtiene aproximadamente una cuarta parte de su agua del sistema Cutzamala, una serie de embalses, plantas de tratamiento de agua y largos canales y túneles. Utiliza principalmente aguas superficiales, según la Comisión Nacional del Agua. EI resto se bombea desde acuíferos subterráneos, aunque eso ha causado importantes hundimientos en los alrededores de la ciudad. Al extraer el agua del acuífero se compactan los suelos y aumenta la velocidad del desplome.
Pero el agua en el sistema ha ido disminuyendo. En los últimos tres años, la cuenca ha recibido menos precipitaciones, según la comisión. Por lo menos un tercio menos en 2022 y 2023 en comparación con los últimos 40 años, de acuerdo con datos del Servicio de Cambio Climático Copernicus de la Unión Europea.
Condiciones ambientales
El casi finalizado fenómeno de El Niño trajo condiciones más cálidas y secas. Se ha caracterizado por la ausencia prolongadas de lluvias. El cambio climático provocado por el hombre ha calentado a México alrededor de 1,6 grados Celsius desde la época preindustrial. Debido al calor urbano, partes de la Ciudad de México son incluso más calientes, entre 3 y 4 grados C más que décadas anteriores, según el Programa de Investigación sobre el Cambio Climático de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Al 21 de mayo, Cutzamala se encontraba en un mínimo histórico de 28% de su capacidad, precisó la Agencia de Cuenca del Valle de México. Aunque la lluvia ayudaría a aliviar la presión sobre el sistema, también podría «causar una falsa sensación de seguridad» en una ciudad que necesita usar menos agua y crear una mejor infraestructura para aprovechar las lluvias, opina Christina Boyes, profesora de ciencias internacionales.
Estrés hídrico
La UNAM explica que el estrés hídrico se produce cuando la demanda de agua potable es más alta que la cantidad disponible. El WRI mide el estrés hídrico con una escala de 1 a 5, en la que cinco significa extremadamente alto estrés hídrico y 1, un bajo estrés hídrico.
Solución convertida en problema
Explican los entendidos que por mucho tiempo el problema de Ciudad de México era todo lo contrario al de ahora. Las inundaciones hacían estragos pues está construida sobre un antiguo lago rodeado de montañas. Para tratar de minimizar los riesgos, se construyeron salidas para el agua de la cuenca y el secado de los lagos. El siglo pasado se procedió también al entubado de los ríos.
La capacidad de recarga de las fuentes subterráneas perdió fuerza, pues la mayor parte del agua de lluvia que cae sobre la ciudad se desaloja por el sistema de drenaje. Por querer proteger a la ciudad, ahora se debe traer de otras regiones a través del sistema de presas. Pero esta infraestructura es totalmente insuficiente y presenta grandes deficiencias. Cerca del 40% del agua se pierde en fugas en las redes de distribución. También la obsolescencia del Cutzamala es evidente. Tiene 40 años funcionando y su vida últil era de 20 años.
Los especialistas están claros en que la ausencia de un marco regulatorio acorde a la realidad nacional, la corrupción, así como la falta de inversión son algunos de los múltiples problemas asociados con la descuidada gestión del agua. Esta situación debilita la capacidad del país para manejar equitativamente los recursos hídricos, por lo que muchas comunidades quedan desprotegidas. Aseguran que los conflictos por el agua entre sectores, como la agricultura, la industria y el abastecimiento urbano, así como entre regiones, generan múltiples problemas territoriales. Muchos son detonados por la sobreexplotación de los recursos hídricos y la contaminación, lo que origina la pérdida de ecosistemas acuáticos importantes, como humedales, acuíferos y ríos.
México no es el único
La crisis hídrica global no tiene precedentes. Al menos 25 países y una cuarta parte de la población mundial están sometidos a un estrés hídrico extremadamente alto, revela un análisis del World Resources Institute. La organización señala que alrededor de 4.000 millones de personas en todo el mundo experimentan estrés hídrico durante al menos un mes al año, y se proyecta que para 2050 este número podría aumentar significativamente hasta alcanzar el 60%. Principalmente se debe a la contaminación del agua.
Otra de las causas de la crisis de agua es el desequilibrio entre la demanda y la disponibilidad de recursos hídricos. Desde 1960 la demanda mundial se ha duplicado, impulsada principalmente por el crecimiento poblacional y el desarrollo industrial, agrícola y energético. El estrés hídrico pone en peligro la seguridad alimentaria, la energética y la vida misma de las personas. Países como Bahrein, Chipre, Kuwait, Líbano, Omán y Qatar se encuentran entre los más afectados.
Otros países que experimentan problemas de abastecimiento son Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Israel, Egipto, Libia, Yemen, Botswana, Irán, Jordania, Chile, San Marino, Bélgica, Grecia, Túnez, Namibia, Sudáfrica, Irak e India.
La primera
Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, fue la primera del mundo en llegar al día cero. Cerca de 4 millones de personas quedaron sin reservas de agua para garantizar su subsistencia. La crisis comenzó en 2015, cuando una escasez de agua afectó a la región. Sin embargo, lo realmente crítico ocurrió a inicios del 2018. Los niveles de agua fueron tanbajos que se anunciaron medidas extremas.
Hubo dos elementos fundamentales que ayudaron a Ciudad del Cabo a superar la crisis hídrica. El primero las restricciones de agua para la población que permitieron reducir el consumo a cerca de 500 millones de litros diarios tan solo en marzo de 2018, unas semanas después de haberse implementado la estrategia. El segundo factor fueron las lluvias. Para agosto del mismo año, las precipitaciones y el ahorro de agua lograron que las presas alcanzaran una capacidad de 65,3%.
Las restricciones de agua dependían de los niveles de las presas, pero en el momento más crítico, llegaron a ser 50 litros por persona al día. Otras medidas fue el aumento de los precios del agua y la construcción de plantas de desalinización de emergencia. Los ciudadanos se sumaron a la causa y comenzaron a extraer agua de manantiales naturales. También instalaron sistemas de captación de agua con los recursos que tenían a la mano.
Cero día cero
Evitar el día cero para el agua requiere un esfuerzo global y concertado. Todos tenemos la responsabilidad de cuidar este recurso y tomar medidas para garantizar su disponibilidad para las generaciones futuras. Estas son algunas recomendaciones:
- Conservación del agua: reducir el consumo individual de agua mediante prácticas como duchas más cortas, cierre de grifos mientras se lava el cabello o los platos, y reparación de fugas.
- Gestión sostenible del agua: implementar políticas y prácticas que promuevan el uso eficiente del agua en la agricultura, la industria y el sector doméstico.
- Protección de las fuentes de agua: preservar los ecosistemas naturales que regulan el ciclo del agua, como bosques y humedales.
- Inversión en tecnologías del agua: desarrollar e implementar tecnologías que permitan el tratamiento, la reutilización y el desalinizado del agua.
- Cooperación internacional: fortalecer la cooperación entre países para compartir conocimientos, tecnología y recursos hídricos.