La dignidad humana es una de las bases doctrinales de la fe católica. La Iglesia Católica mantiene el principio de que la vida es un don de Dios y, por tanto, sagrada desde la concepción hasta la muerte natural. En la Declaración «Dignitas infinita” del Dicasterio para la Doctrina de la Fe se recoge la visión del Vaticano ante los nuevos planteamientos bioéticos.
Aprobada por el papa Francisco, la declaración doctrinal reafirma y actualiza las enseñanzas de la Iglesia Católica sobre la dignidad humana. La Declaración Dignitas Infinita sobre la Dignidad Humana apunta a trece amplias áreas de violaciones de la dignidad humana, incluidas algunas en el campo de la bioética. Además del aborto, la eutanasia y el suicidio asistido se refiere a asuntos emergentes del siglo XXI, como la gestación subrogada, el cambio de sexo y la teoría crítica de género.
El documento, presentado por el cardenal Víctor Manuel Fernández, pasó por varios borradores en los últimos cinco años. Francisco solicitó explícitamente que el documento ampliara el enfoque más allá de las cuestiones individuales y destacara asuntos relacionados con la dignidad, como la pobreza, situación de los migrantes, la violencia contra las mujeres, trata de personas y la guerra.
Andrea Tornielli, director de Vatican Media, señala que el texto ayuda a superar la dicotomía entre quienes se centran exclusivamente en la defensa de la vida naciente o moribunda, y quienes se centran en la defensa de los pobres y los migrantes. El documento defiende la vida desde la concepción hasta la muerte natural, al tiempo atiende otros ataques a la dignidad humana.
Dignitas infinita
El Dicasterio para la Doctrina de la Fe es el departamento de la Curia Romana que asiste al papa y a los obispos en la difusión del Evangelio. Su misión, como auténticos maestros y doctores de la fe, es ayudar a salvaguardar y promover la integridad de la fe. Fomenta el pensamiento cristiano, profundiza las verdades de la fe, estudiar los temas principales en diálogo con el mundo y las ciencias y promueve la fe en la Iglesia. Es la primera y más antigua de las Congregaciones de la Curia Romana, pero ya no es la Inquisición. Ha sido sus muchas transformaciones.
La declaración Dignitas Infinita reafirma la dignidad intrínseca e inalienable de cada humano, independientemente de su situación. Este principio recuerda la enseñanza bíblica de que todos los seres humanos han sido creados a imagen y semejanza de Dios y poseen una dignidad inherente otorgada por Dios que trasciende toda distinción de naturaleza sexual, social, política, cultural y religiosa.
El documento reivindica que Jesús, durante su ministerio público, afirmó la dignidad de todos los portadores de la imagen de Dios. Independientemente de su estatus social y circunstancias externas. Derribó barreras culturales y sociales, devolviendo la dignidad a los ‘rechazados’ o considerados marginados de la sociedad. También la Iglesia Católica ha trabajado para afirmar la libertad y promover los derechos de los seres humanos. Francisco ha subrayado que esta inmensa dignidad es un dato originario que debe ser reconocido y acogido con gratitud.
La declaración vincula su publicación al 75 aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, que reafirmó la dignidad ontológica y el valor único de cada hombre y mujer. La dignidad no es algo que otros conceden a la persona en función de sus dones o cualidades, sino que es intrínseca a la persona y no puede perderse.
Rechazo categórico
En medio de nuestro complejo momento histórico, todavía hay asuntos en los cuales la Iglesia Católica mantiene un firme rechazo, todos los relacionados con la interrupción de la vida: el aborto, la eutanasia, el suicidio asistido y la pena de muerte. También rechaza la violencia contra las mujeres, incluidos el feminicidio, los abortos coercitivos y la poligamia.
La Iglesia Católica propone un compromiso internacional para proteger a las mujeres y abordar las desigualdades de género. Asimismo condena la discriminación y violencia basada en la orientación sexual. La declaración defiende la dignidad de las personas LGBTQ+ y reafirma que todas las personas deben ser respetadas en su dignidad, independientemente de su orientación sexual. Reafirma que apoya la despenalización de la homosexualidad.
Ante la teoría de género, la declaración Dignitas Infinita reitera su rechazo al intento de negar la diferencia sexual, la más bella y poderosa diferencia entre los seres vivos. También se opone al cambio de sexo, argumenta que amenaza la dignidad única de la persona.
El documento condena la maternidad subrogada. La considera una grave violación de la dignidad de la mujer y del niño, porque «explota las necesidades materiales de la madre y la convierte en un mero medio para satisfacer el deseo arbitrario de otros. Sea que la mujer se vea obligada o la elija someterse libremente, separa a la mujer del niño que crece en ella. La declaración sostiene que el deseo de tener un hijo no puede transformarse en un ‘derecho a tener un hijo’ que no respete la dignidad del niño como receptor del don de la vida.
Pobreza y guerra
En las 13 grandes violaciones de la dignidad humana destacan la pobreza, la guerra, el trato a los emigrantes y la trata de personas. La pobreza extrema y la desigual distribución de la riqueza son fenómenos que niegan la dignidad humana. La declaración reafirma que todos somos responsables de esta flagrante desigualdad. “Cuando dicen que el mundo moderno redujo la pobreza, lo hacen midiéndola con criterios de otras épocas no comparables con la realidad actual. Lo cierto es que la pobreza se extiende de múltiples maneras, por ejemplo, la obsesión por reducir los costos laborales». Y afirma que no existe peor pobreza que la que priva del trabajo y de la dignidad del trabajo.
La guerra es otra tragedia que niega la dignidad humana. «Siempre es una derrota de la humanidad. Ninguna guerra vale la pérdida de la vida, aunque sea de una sola persona humana, ser sagrado, creado a imagen y semejanza del Creador”, reafirma la declaración.
“Las guerras, por el mero hecho de contradecir la dignidad humana, no resolverán los problemas, sino que los aumentarán. Y lo más grave es que fuera del campo de batallla, mueran tantos civiles inocentes. Quien invoca el nombre de Dios para justificar el terrorismo, la violencia y la guerra, no sigue el camino de Dios. La guerra en nombre de la religión es una guerra contra la religión misma», proclama.
Emigrantes y trata de personas
Dignitas Infinita destaca que los migrantes son víctimas de múltiples formas de pobreza y que su dignidad se le niega tanto en sus países de origen como en los países de acogida. Una vez que llegan a los países de acogidas, no son considerados suficientemente dignos para participar en la vida social como cualquier otro. Se olvidan que tienen la misma dignidad intrínseca de cualquier persona. “Nunca se dirá que no son humanos, pero, en la práctica, con las decisiones y el modo de tratarlos, se expresa que se los considera menos valiosos, menos importantes, menos humanos», insiste.
La declaración insta a recordar que todo emigrante posee derechos fundamentales inalienables que deben ser respetados más allá de su origen, color o religión.
La trata de personas es otra grave violación de la dignidad humana y un crimen contra la humanidad. Insta, igualmente a profundizar la lucha contra el comercio de órganos y tejidos humanos, la explotación sexual de niños y niñas, el trabajo esclavo, la prostitución, el tráfico de drogas y de armas, el terrorismo y el crimen internacional organizado, fenómenos que desfiguran la humanidad de las víctimas y ofenden su libertad y dignidad, al tiempo que deshumanizan a quienes los llevan a cabo.
Violencia sexual, dentro y fuera de la Iglesia
Del mismo modo, Dignitas Infinita declara que el abuso sexual y la marginación de las personas con discapacidad como violaciones graves de la dignidad humana. «El abuso sexual deja heridas profundas, sufrimientos que pueden durar toda la vida y a los que ningún arrepentimiento puede poner remedio”, señala. El Vaticano reitera “su inquebrantable compromiso de poner fin a cualquier tipo de abuso, empezando desde dentro”.
Aborto, eutanasia y suicidio asistido
“Dignitas Infinita” reafirma que la dignidad de todo ser humano tiene un carácter intrínseco desde el momento de su concepción hasta su muerte natural. El magisterio eclesial se ha pronunciado siempre contra el aborto. Lo considera una violación grave de la vida humana. La declaración destaca que los niños por nacer «son los más indefensos e inocentes de todos». Su dignidad humana no debe ser negada.
En cuanto a la eutanasia y el suicidio asistido, sostiene que «estos actos no son compatibles con el respeto a la dignidad de la persona humana». Porque el sufrimiento no hace perder al enfermo su dignidad intrínseca. Con lo cual la decisión de eliminar la propia vida o la de los demás bajo el peso del sufrimiento es contraria a esta dignidad.
La dignidad del enfermo en condiciones críticas o terminales exige esfuerzos para aliviar su sufrimiento mediante cuidados paliativos apropiados evitando cualquier encarnizamiento terapéutico. Ayudar al suicida a quitarse la vida es una ofensa contra la dignidad de la persona que lo pide. “La vida es un derecho, no la muerte, que debe ser acogida, no suministrada”.
Teoría de género y cambio de sexo
Al reafirmar que toda persona debe ser respetada en su dignidad y acogida con respeto, independientemente de su orientación sexual, la Iglesia critica la teoría de género por su intento de borrar las diferencias sexuales y por su pretensión de igualar a todos. Señala que la teoría de género promueve la autodeterminación personal y se cede cede a la tentación de pretender ser Dios. La diferencia sexual es la mayor diferencia posible entre los seres vivos. Es además la fuente de la llegada de nuevos seres humanos al mundo. La teoría de género, al intentar borrar esta diferencia, vacía el fundamento antropológico de la familia.
Sobre cambio de sexo sostiene que el cuerpo humano participa de la dignidad de la persona y estpa dotado de significados personales, especialmente en su condición sexual. “Es en el cuerpo, de hecho, donde cada persona se reconoce generada por los demás. Es a través de su cuerpo que el varón y la mujer pueden establecer una relación de amor capaz de generar a otras personas”. Por lo que cualquier operación de cambio de sexo atenta contra la dignidad única de la persona.
Violencia digital
Uno de los puntos más novedosos abordados por la declaración es el reconocimiento del avance de las tecnologías digitales. Pero alerta que, a pesar de sus posibilidades para promover la dignidad humana, también puede fomentar la explotación, la exclusión y la violencia. Destaca que el ambiente digital puede ser un territorio de soledad, manipulación, explotación y violencia.
La declaración critica cómo las tecnologías digitales pueden poner en peligro la buena reputación de cualquier persona con noticias falsas y calumnias. Y cómo pueden exponer a las personas al riesgo de dependencia, aislamiento y pérdida de contacto con la realidad concreta.
Señala que nuevas formas de violencia, como el ciberacoso, se difunden a través de las redes sociales. Dice además que la web puede ser un canal para la difusión de la pornografía y la explotación de las personas. La declaración concluye con un llamado a la comunidad humana para ser proactiva en abordar estas tendencias, respetando la dignidad humana y promoviendo el bien. Asegura que la tecnología debe estar al servicio de la dignidad humana y promover la paz.