Los cambios que experimenta la industria musical en los últimos años van mucho más allá de lo que fue la desaparición de los nostálgicos formatos de acetato y cassette. Y trasciende el playback, los sintetizadores o las cajas de ritmos que permitieron crear piezas que eran inimaginables lograr con instrumentos acústicos.
En la actualidad la inteligencia artificial está irrumpiendo fuertemente para transformarlo todo. Desde la creación hasta la interpretación. Desde afinar instrumentos hasta crear arreglos complejos, los algoritmos están revolucionando la forma en que experimentamos la música. La facilidad con la que la IA aprende patrones musicales y crea nuevas piezas es innegable.
Ejemplos como Daddy’s Car de Sony CSL y Daddy AI de OpenAI demuestran que los algoritmos pueden generar melodías originales, armonías cautivadoras y letras sorprendentes. Sin embargo, ¿es suficiente para crear obras maestras? ¿Puede la IA capturar la emoción humana detrás de cada nota?, ¿qué perdemos en el proceso? ¿Dónde queda la autenticidad?
La relación entre creatividad y programación se vuelve un dilema, que lleva a pensar si la música automatizada es una musa o más bien un rival para los artistas tradicionales. La inteligencia artificial tiene la capacidad de generar música de forma eficiente, pero aún existen limitaciones en su capacidad para reemplazar completamente la creatividad humana en el ámbito musical. Si bien puede imitar estilos musicales existentes y generar composiciones originales, la verdadera esencia de la creatividad humana en la música va más allá de la mera generación de sonidos.
No es nuevo
A lo largo de la historia la tecnología ha dado forma a cómo y por qué hacemos sonidos entre nosotros. Mucha de la experiencia musical de la actualidad habría sido inimaginable hace 200 años: grabación analógica, amplificación eléctrica, distribución digital y reproducción portátil de transmisión. Ahora contamos con la IA generativa que puede renderizar texto, imágenes fijas y en movimiento, y sonidos de solo un mensaje de texto. Que puede provenir de un músico profesional calificado o de niño en edad escolar.
Esta tecnología avanzada está transformando la forma en que se produce y consume la música. Abre un vasto abanico de posibilidades creativas para los músicos y productores, a quienes permite experimentar con sonidos innovadores y crear composiciones únicas. La IA ha demostrado su capacidad para analizar grandes cantidades de datos musicales y aprender patrones complejos. Esto ha llevado al desarrollo de algoritmos capaces de componer música original y generar arreglos sofisticados en cuestión de segundos.
Esta rapidez y eficiencia en la creación musical ha revolucionado la industria. Además, ha facilitado la personalización de la música, pues permite adaptar las composiciones a las preferencias del público de manera más precisa. Al analizar el comportamiento de los oyentes y sus gustos musicales, los algoritmos pueden generar recomendaciones personalizadas. Así como ajustar la producción musical con el fin de satisfacer las demandas del mercado de manera más asertiva.
Otro aspecto destacado de la integración de la inteligencia artificial en la producción musical es la posibilidad de automatizar tareas tediosas y repetitivas. Permite liberar así a los artistas y productores de la carga de trabajo técnico y permitiéndoles enfocarse en la creatividad y la experimentación.
Cambio total
La IA no destruirá la música, porque esta es intrínseca al ser humano. Pero puede cambiar radicalmente quién la está haciendo, qué escuchamos y por qué la creamos. Hoy en día, hay millones de personas cuya única manera de manutención depende de la música. Y ven amenazado sus medios de vida por máquinas generadoras de música. La posibilidad de jingles comerciales generados por IA puede parecer benigna. Sin embargo, podría estar dejando a muchas personas sin ingresos no solo para pagar su alquiler, sino tal vez para desarrollar su talento al mismo tiempo.
Un estudio realizado por la empresa de distribución musical Ditto descubrió que casi el 60% de los artistas ya están incorporando la IA en sus proyectos musicales. Esto refleja una tendencia creciente en la que las herramientas antes reservadas para la elite tecnológica ahora están al alcance de un amplio rango de creadores. Todo sugiere que para 2030 la IA reclamará hasta el 50% del mercado de la industria musical. Se espera que el solo mercado de generación de música por IA alcance una valoración de 1.100 millones para el 2027. Este crecimiento es indicativo del impacto transformador que la IA está teniendo en la industria.
La tecnología de clonación de voz, una subcategoría de las aplicaciones de inteligencia artificial, también ha experimentado un auge en la industria musical. Se ha vuelto más poderosa y prevalente en diferentes sectores, incluida la música. La capacidad de la tecnología para generar voces que son indistinguibles de las de cantantes humanos ha abierto nuevos horizontes tanto para productores como para artistas. Destacadamente, la colaboración entre Google y Universal para ofrecer licencias de voces de artistas para música generada por IA significa un gran avance en este ámbito.
Punto de discordia
Los músicos que ven como modelos de IA son entrenados en su trabajo tienen las mismas preocupaciones legales de grandes empresas editoras y creadores que están presentando demandas contra compañías de IA: la procedencia de datos. Aunque algunas compañías tienen cuidado de entrenar a sus modelos solo con datos con licencia, otras usan lo que pueden tener en sus manos. Argumentan que cualquier cosa que sea de acceso público puede ser usado. La RIAA, la organización comercial dominante de grabación de música en Estados Unidos, demandó a Suno y Udio por infracciones de copyright en una escala masiva.
En las encuestas frecuentemente se destaca que la mayoría de las personas desaprueban que las empresas de IA hagan uso de datos públicos sin permiso. Pero aunque hay una serie de demandas de alto perfil, aún no está claro cómo el sistema legal actuará sobre estas empresas, y mucho menos cuál será la compensación. Si estas prácticas no se previenen pronto, los actores menos escrupulosos acumularán rápidamente poder, así como los cabilderos y abogados que lo acompañan.
Como señaló la presidenta de la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos, Lina Khan, si una persona crea contenido o información que una empresa de IA toma sin permiso, y luego el contenido o la información que produce el generador de IA compite con el productor original “para desalojarlos del mercado y desviar negocios … ese podría ser un método injusto de competencia” que violaría la ley antimonopolio.
Bajos costos
De las ventaja de la IA en la industria musical una de las más importantes es su rentabilidad. El equipo de grabación tradicional puede resultar prohibitivamente costoso, pero los generadores de música por IA, que son software, constituyen una alternativa más asequible. Aseguran que esto democratiza el proceso de producción musical y permite a productores con presupuestos limitados lograr sonidos profesionales sin el abultado precio. Por ejemplo, Kits AI ofrece un kit de generador de voz por IA que habilita a los músicos a crear, entrenar y utilizar voces de IA personalizadas y oficiales de artistas.
También las voces de IA libres de regalías ofrecen ventajas. En términos de costos, escalabilidad y facilidad de uso en comparación con los servicios tradicionales de locución. Esta puede ser una herramienta valiosa para productores que buscan diversificar sus pistas vocales sin depender de cantantes de sesión. Con el aumento de las voces de IA libres de regalías, las barreras para la producción de alta calidad se reducen de manera efectiva.
La IA es un catalizador para la exploración creativa. Al encargarse de algunos aspectos técnicos de la producción musical, como la masterización de pistas de audio, la IA permite a los artistas enfocarse en el lado creativo de sus proyectos. Según Rare Connections, el 60% de los músicos se valen de ella en su proceso de creación musical, ya sea para masterizar, generar arte o componer.
Las críticas no faltan
A pesar de los beneficios que la inteligencia artificial puede aportar a la industria musical, ha generado debates en torno a la autenticidad y la originalidad en la creación artística. Algunos detractores argumentan que la música generada por algoritmos carece de la emotividad y la profundidad de las composiciones humanas. Por ende, dudan del valor artístico de las creaciones producidas por máquinas.
La preocupación mayor es por el uso de las voces sintéticas. El desafío radica en lograr un equilibrio entre la eficiencia e innovación que trae consigo la IA y la destreza artística y la emoción transmitida por la interpretación humana. Aunque las voces generadas por IA pueden imitar la voz humana con una precisión creciente, aún existe un debate sobre si pueden capturar completamente las inflexiones emocionales matizadas que un cantante real aporta a una actuación.
El uso de la IA en la producción musical también plantea preguntas éticas sobre originalidad y la potencial devaluación del talento musical humano. La idea de que una máquina pueda replicar o incluso superar la producción creativa de una persona es un tema controvertido, que suscita temores sobre el papel futuro de los artistas y la definición de arte en la era de las máquinas.
Todas estas incertidumbres ha llevado a algunos productores de música a desligarse de esta revolución tecnológica. Una encuesta reveló que el 17,3% tienen percepciones negativas sobre la IA en la producción musical, mientras que una parte significativa, el 47,9%, se mantiene neutral. Esto indica que la plena aceptación de la IA en la producción musical todavía está en proceso.
Cifra aceptable
Sin embargo, el hecho de que que haya un 34,8% de los productores estén utilizando al menos alguna forma de herramientas de IA, y un adicional 30,1% tenga planeado probarlas en un futuro próximo, significa que se están abriendo gradualmente a las posibilidades que la tecnología ofrece.
Una de las realidades que tal vez aleja a los productores es que la música es una forma de arte que prospera en la conexión, tanto entre el artista y su creación, como entre la creación y el oyente. Las voces y composiciones generadas por IA pueden ser técnicamente competentes, pero algunos sostienen que carecen del alma del contenido generado por humanos. La complejidad de la emoción humana, frecuentemente transmitida a través de la música, podría disminuir si la IA no logra capturar la misma profundidad de sentimiento.
También existe la preocupación por las implicaciones éticas que se deben tener en cuenta. ¿Quién es propietario de una pieza de música creada por IA? Y ¿qué derechos tienen los cantantes de sesión o actores de voz cuando sus voces son clonadas? Estas son preguntas que la industria deberá navegar cuidadosamente.
El factor humano
A pesar de estas preocupaciones, hay un sólido argumento que cambia todo: el elemento humano en la producción musical. La música no se trata solo del sonido; es contar historias, expresión y la experiencia humana. Mientras que la inteligencia artificial puede mejorar los aspectos técnicos de la producción, quizás nunca pueda reemplazar el aporte emocional de los humanos en el proceso.
La clave para una integración exitosa de la IA podría radicar en encontrar el equilibrio adecuado entre la tecnología y el talento humano. Los productores pueden utilizar la IA para manejar ciertas tareas. Mientras, siguen valiéndose de músicos humanos para aspectos de la producción que requieran un toque personal. Este enfoque híbrido podría conducir a una nueva era de música que aproveche lo mejor de ambos mundos. Claro está, respetando las leyes de derechos de autor. También garantizando una compensación justa para los artistas humanos y considerando las implicaciones de la clonación de voces. A medida que la tecnología evoluciona, también deben evolucionar las normas éticas de la industria.
Los defensores de la IA en la música destacan que esta tecnología no reemplaza la creatividad humana. Aseguran que la potencia y la enriquece al proporcionar nuevas herramientas y perspectivas creativas. La colaboración entre humanos y máquinas en la creación musical ha demostrado ser una fuente inagotable de inspiración. La verdadera fuerza de la música proviene de la capacidad humana para expresar ideas, sentimientos e historias de una manera auténtica y significativa, algo que sigue siendo exclusivo de los seres humanos.