La pandemia ha provocado un crecimiento sustancial a una tecnología que flexibiliza el trabajo y puede ser un factor democratizador de la educación. Ahora podemos con muy pocas herramientas trabajar a distancia, con Internet, y estudiar de una manera cuasi presencial también con Internet. Sin embargo, debemos ser conscientes de que los avances tecnológicos tienen un costo. En el caso de la tecnología de transmisión, trae consigo un fuerte impacto ambiental.
Trabajar desde casa implica muchos aspectos positivos, el primero no tener que desplazarnos y enfrentar los demonios del tráfico cada día. Menos coches en las avenidas implica menos emisiones de gases de efecto invernadero y otros contaminantes. Además, las restricciones de viaje han permitido algunas restauraciones ecológicas dramáticas. Desafortunadamente, no todo es perfecto. Si bien las emisiones del transporte y la industria han disminuido con la pandemia y la aparecición de nuevas conductas, los desechos médicos y municipales se han incrementado.
Aumento del uso de Internet y tecnologías de transmisión
Con la pandemia y el confinamiento, el teletrabajo derivó en una alternativa casi obligatoria en todos los países. La oficina se metió en la casa y el uso de Internet aumentó un 40%, y la demanda mundial de energía en 42,6 millones de megavatios. Tanto como 3,2 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono, 1,8 billones de litros de agua y 100 millones de metros cuadrados de tierra por año.
En abril, Netflix acumuló más de 15 millones de nuevos registros. Y era de esperarse. Quedarse en casa dejó a millones de personas con mucho tiempo libre. La pandemia también catapultó el uso de Zoom, una plataforma desconocida para muchos terminó con un crecimiento de 700% al cerrar 2020. Unos 300 millones de participantes por día estaban en Zoom, un 3,000% más que 11 meses antes.
La huella ambiental de las plataformas de video
La tecnología de transmisión, en particular, tiene un gran efecto en la huella medioambiental. Una hora de videoconferencia en Zoom emite hasta 1 kg de CO2. Aproximadamente el equivalente a conducir 5 millas. La misma conferencia de trabajo podría consumir hasta 12 litros de agua y requiere un área de tierra que equivale aproximadamente al tamaño de un iPad Mini.
Sitios como YouTube, Zoom o Netflix, que transmiten video continuamente, son los que más afectan al medio ambiente. Los datos de Netflix indican que un suscriptor promedio consume alrededor de tres horas de video al día. Por lo que al final de mes cada «socio» totaliza más de 40 kg de CO2.
Las huellas ambientales de la transmisión de video son tan altas por la manera cómo se almacenan y transportan los datos en Internet. La principal demanda de energía proviene de los centros de datos. Instalaciones enormes que contienen los equipos para almacenar, mantener y transmitir información a través de Internet. Los servidores, las unidades de almacenamiento, los sistemas de refrigeración y la red de energía que necesitan para funcionar. En general, la transmisión de video exige más datos, exige más poder eléctrico.
Las estimaciones indican que los centros de datos representan el 1% de la demanda mundial de energía. Puede que no parezca mucho, pero es más que la gran mayoría de países.
Pequeños ajustes en las rutinas para salvar al planeta
Para la mayoría de nosotros lo que más consumimos es Internet. Por ello, si hacemos pequeños ajustes en nuestro comportamiento de transmisión podría tener un gran impacto ambiental. Tanto como no imprimir lo que podemos lee en la pantalla.
Un nuevo estudio destaca cómo la transmisión de video impacta en el consumo de energía y también sugiere formas sencillas de reducir nuestra huella de carbono.
En primer lugar, el estudio sugiere que podemos apagar nuestras cámaras web. Apagar la cámara web durante una conferencia de Zoom o Skype puede reducir la huella ambiental hasta en un 96%. Para la mayoría de las reuniones, las cámaras web son una ventaja, pero antes de activarlas se evaluar si beneficia la reunión.
Por otro lado, podemos transmitir en definición estándar. Por lo general, las plataformas de transmisión seleccionan automáticamente la calidad de video más alta. Pero optar por una definición más baja puede reducir significativamente el uso de datos. Bajar la definición de alta a la estándar puede reducir la huella en un 86%.
A medida que se encuentran disponibles nuevas tecnologías, la demanda de datos también aumenta. Por ello, es importante que los usuarios sean conscientes del impacto ambiental que tiene su comportamiento para que tomen decisiones informadas sobre los productos que utilizan. Además de crear competencia para que las empresas reduzcan aún más sus huellas.
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