Por Javier Molins
27/04/2016
Tyrion Lannister y Varys pasean cerca de una de la murallas de la ciudad esclavista de Meereen cuando, de repente, oyen unos gritos y se topan con una multitud de gente que huye porque los Hijos de la Arpía han provocado un enorme incendio en las embarcaciones atracadas en el puerto de la ciudad. Se trata del primer capítulo de la sexta temporada de Juego de Tronos, que acaba de llegar a las pantallas de medio mundo. Quien no sea un seguidor de la serie y vea este capítulo por primera vez no entenderá prácticamente nada de esta complicada trama, pero muchos de los fans de esta producción de la HBO sabrán que este escenario es el Castillo de Peñíscola, pero quizás desconozcan que ese mismo paseo lo hizo Benedicto XIII cuando decidió romper con la Iglesia de Roma, toda una intriga propia del juego de tronos que siempre ha existido en la Iglesia.
Y es que durante el Cisma de Occidente, tres Papas llegaron a disputarse a finales del siglo XIV la autoridad pontificia. Uno de ellos fue Pedro Martínez de Luna, más conocido como Benedicto XIII o el Papa Luna, quien sucedió en Aviñón a Clemente VII, pero quien al perder el apoyo de Francia y ser forzado a abdicar, se retiró al castillo de Peñíscola donde falleció a los 96 años. Esa larga vida y su empeño en mantenerse en el cargo es lo que ha llevado a que el castellano haya incorporado en su honor esa expresión de “seguir en sus trece” para describir la tozudez. Algo que tampoco conocerán los seguidores de Juego de Tronos.
Como también desconocerán que ese castillo por el que pasea Tyrion Lannister y en el que se refugió Benedicto XIII fue erigido en tan solo once años, entre 1294 y 1307, todo un récord para la época si tenemos en cuenta que las catedrales tardaban siglos en construirse. Tan solo una orden con el poder económico de los templarios fue capaz de construir semejante castillo a orillas del mar en tan poco tiempo. Lo triste fue que el año en que acabaron las obras fue el de las detenciones de muchos de estos caballeros y su ejecución en la hoguera. Una persecución que acabaría con la orden totalmente disuelta por el Papa Clemente V en 1312. Toda otra historia de juego de tronos.
Los escudos de esos primeros caballeros templarios pueden verse todavía sobre el arco de medio punto que da entrada al castillo y son los que reciben a los miles de turistas que cada año se acercan a visitar una de las tres únicas sedes papales que hay en el mundo y que ha sido escenario de diversos rodajes como las películas de Berlanga Calabuch y París Tombuctú, o la conocida superproducción estadounidense El Cid, protagonizada por Charlton Heston y Sofía Loren.
A las que se han unido recientemente la serie de Tele 5 El chiringuito de Pepe y ahora Juego de Tronos, una de las producciones más populares a nivel internacional. Todo un ejemplo de promoción para una población que en belleza supera a otros enclaves costeros más conocidos como Cannes o Niza, que en su día supieron promocionarse mucho mejor y proyectar una muy buena imagen de ellas mismas. Cannes optó por el cine a través de su glamouroso festival y Niza por revitalizar su imagen como refugio de grandes artistas como Matisse o Picasso. La cultura como herramienta de promoción turística. Y es que como ya dejó escrito Hipócrates hace muchos siglos, «ars longa vita brevis».
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