Desde que comenzó la guerra en Ucrania, más de 50 marcas internacionales han abandonado Rusia como muestra de apoyo a las sanciones que los gobiernos líderes de Occidente impulsaron contra ese país. Esta repentina retirada de las multinacionales más poderosas del mundo ha dejado a decenas de miles de rusos sin empleo, en una economía donde cada día crece aún más la inflación y actualmente está en su punto más alto en 20 años. Economistas prevén que para fines de año la tasa de desempleo en Rusia aumentará casi un 100 % en un país que antes de la guerra ya era difícil conseguir empleo estable.
La tasa de desempleo, que rondaba el 4,6 % en el primer trimestre de 2022, aumentará hasta 9 % a finales de año, según una encuesta de analistas que realizó Bloomberg en abril. Rusia no había registrado niveles tan altos de desempleo desde la caída de la Unión Soviética a finales de los noventa. En 2021, cuando todos los países luchaban contra la COVID-19, Rusia marcaba una tasa de desempleo de entre 5 a 6 %. Y en 2020, en plena pandemia, no pasaba del 7 %.
Mientras miles de trabajadores quedan desempleados porque empresas como McDonald’s, Zara, Toyota o Ikea suspendieron sus operaciones en Rusia, la inflación interanual se disparó hasta casi el 18 %. Además, se espera que el PIB se reduzca en un 7,8 % como consecuencia de las sanciones económicas impuestas por invadir Ucrania, informó el Ministerio de Economía. Todas las predicciones de contracción coinciden con el mayor descenso de la economía rusa desde que el presidente Vladímir Putin llegó al poder en en el año 2000.
Dos millones de empleos en riesgo
El desempleo en Rusia no solo depende de las empresas extranjeras, sino que también depende de su integración en la economía mundial. Por tanto, los trabajadores de las empresas rusas también podrían perder su empleo debido a las sanciones occidentales. En total, dos millones de empleos están en riesgo este año, según un informe del Centro de Investigación Estratégica, un grupo de expertos en Moscú.
La guerra en Ucrania borra una década de crecimiento económico. “Vladimir Putin ha puesto en juego la reputación de su nación y popularidad para demostrar una posición por la fuerza y esto lo perseguirá para siempre», dijo al respecto Matteo Bennati, analista de diplomacia y relaciones internacionales de Ohio State Univeristy.
Éxodo de empresas exacerba el desempleo en Rusia
Más de 500 empresas extranjeras han anunciado que reducirán voluntariamente sus operaciones en Rusia. A pesar de que algunas de las más grandes como Zara y McDonald’s suspendieron sus operaciones en Rusia a finales de marzo, continúan pagándole a sus empleados parte del salario. Pero esto no durará para siempre. Otras están tratando de vender sus grandes infraestructuras a los rusos, que planean nacionalizar algunas de ellas para fabricar sus propios productos.
La planta de Renault en Moscú, por ejemplo, se mantendrá abierta porque el gobierno de Putin la nacionalizó. Ahora planean usarla para fabricar el Moskvitch, un auto cuadrado de la era soviética. “No podemos permitir que miles de trabajadores se queden sin trabajo. Intentaremos mantener a la mayor parte del equipo trabajando directamente en la planta y sus asociados”, dijo alcalde de Moscú Sergei Sobyanin.
Algo similar pasará con el gigante de comida rápida McDonald’s, que solo unos días después de anunciar el cierre aceptó vender al ruso Alexander Govor, un empresario local. La cadena de comida rápida dijo que Govor adquirirá toda su cartera de restaurantes en Rusia. Y la operará bajo un nuevo nombre. El acuerdo está sujeto a las condiciones de cierre, incluida la aprobación regulatoria, y McDonald’s espera cerrar el trato en las próximas semanas.
Mientras tanto, aproximadamente un millón de trabajadores de empresas multinacionales se encuentran en un limbo profesional que nadie sabe cuánto durará. Los expertos dicen que incluso si las tropas rusas salieran de Ucrania, las sanciones occidentales persistirían y el país seguiría aislado de la economía mundial. Los parámetros económicos para los próximos cuatros años proyectan que la economía tendrá una contracción del 0,7 %.
La culpa es de todos, menos de Putin
En ningún momento el mandatario ruso Vladimir Putin ha asumido responsabilidades por haber lanzado una ofensiva militar en Ucrania el pasado 24 de febrero. La invasión de las tropas rusas también ha causado que la cosecha del país, un importante productor y exportador mundial de grano, haya fracasado este año. Casi 16.000.000 de personas están en situación de necesidad de ayuda humanitaria, según la agencia de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Por el contrario, afirmó que Rusia espera una cosecha este año de 130.000.000 de toneladas de grano. Incluyendo 87.000.000 de toneladas de trigo, un «récord histórico» para el país, que le permitirá no solo satisfacer las necesidades internas, sino también «aumentar los suministros al mercado global para nuestros socios». Además sostuvo que el país afronta «con confianza» las sanciones sin precedentes. Y que la Federación Rusa resistirá a este golpe «como ya hizo en la Segunda Guerra Mundial».