En las guerras suelen dar la orden de alto al fuego en Navidad en un asomo de irónica bondad. En Ucrania no esperan que esto ocurra, todo lo contrario, se mantienen alertas ante nuevos bombardeos, en especial a la red eléctrica. Ocurra o no el cese puntual, los impactos son aterradores. Muertos, heridos, desplazados, refugiados, familias separadas. También afectación de la salud mental. Estima la Organización Mundial de la Salud que hasta 10 millones de ucranianos corren el riesgo de sufrir algún tipo de trastorno mental.
Una cuarta parte de la población de Ucrania, alrededor de 10 millones, podría sufrir problemas de salud mental derivados del conflicto, según Jarno Habicht, representante de la OMS. Los trastornos que se observan incluyen ansiedad, estrés y trastorno de estrés postraumático causados por eventos angustiosos en condiciones más graves e irreversibles. Los casos aumentan después de 10 meses de conflicto, lo que llevó a una agencia de la ONU a lanzar servicios de apoyo en línea, reseñó The Guardian.
Mientras tanto, el sistema de salud ucraniano ha estado bajo presión desde que Rusia invadió en febrero. Hasta el momento, ha habido al menos 700 ataques contra su sistema de atención médica. Los datos de la OMS muestran que los bombardeos intensivos de misiles a la infraestructura eléctrica empeora la difícil situación de médico-hospitalaria.
La OMS ha llegado a 9 millones de personas y en los últimos días ha entregado medicamentos, equipos para traumatismos, generadores de energía, consumibles, entre otros. Para ayudar a los trabajadores de la salud a brindar atención esencial.
Señaló Habicht que la OMS necesita apoyo presupuestario continuo, incluso para la salud y la ayuda humanitaria.
La guerra en Ucrania y su legado en la salud mental
A miles de kilómetros de distancia del conflicto es posible que esté viendo cómo se desarrolla la guerra en Ucrania en tiempo real a través de una pantalla. Las imágenes de destrucción, las personas en los refugios, los civiles ucranianos despidiéndose y muchos otros eventos inquietantes y trágicos son agobiantes y duras de procesar.
Apodada la primera «guerra de las redes sociales», los eventos en Ucrania se transmiten en vivo no solo a través de los medios de comunicación tradicionales. También en aplicaciones como Instagram, Twitter y TikTok a un ritmo nunca antes visto. Imágenes y videos violentos se extienden como la pólvora. Algunos videos etiquetados con #UkraineWar se han visto 600 millones de veces en solo unos días. Estas imágenes, videos y clips de audio pueden ser desencadenantes para todos y tener un impacto psicológico inmenso, señala un estudio de la Universidad de Utah, Estados Unidos.
«Los efectos a largo plazo del trauma son significativos», dijo Steve Sugden, MD, coronel de las Reservas del Ejército de EE UU y psiquiatra en el Instituto de Salud Mental Huntsman (HMHI). Sugden sabe de primera mano cómo es estar en el campo de batalla y es un médico experto en cómo el trauma puede afectar nuestra salud mental.
Sugiere que la guerra tiene algunas consecuencias comunes para la salud mental y que quienes ven contenido traumático también están en riesgo.
Asimismo, la OMS indica que en situaciones de conflicto, como la guerra en Ucrania, “alrededor del 10% de las personas que experimentan eventos traumáticos tendrán problemas graves de salud mental. Y otro 10% desarrollará conductas que dificultarán su capacidad para funcionar de manera efectiva. “La depresión, la ansiedad y los problemas psicosomáticos como el insomnio son los efectos más comunes”.
Impacto y resiliencia
Sugden coincide con la apreciación de la OMS y el impacto en la salud mental que trae la guerra en Ucrania. El experto se enfoca en tres poblaciones susceptibles a consecuencias negativas para la salud mental: los soldados de ambos lados del conflicto. Aquellos que consumen imágenes, videos y audio de la guerra a través de aplicaciones de redes sociales, televisión, radio y la web.
Y «sorprendentemente, los civiles dentro del conflicto tienden a ser el grupo con la menor cantidad de trauma psicológico. Pero aun así puede ser significativo», comenta. Menos trauma puede ser el resultado de la capacidad de los civiles para hablar de inmediato con su red social y procesar sus emociones, lo que ayuda a desarrollar la resiliencia.
Los efectos a largo plazo del trauma en los soldados son significativos. «Los soldados de todo el mundo están en posición de estar expuestos a eventos traumáticos. Con la exposición traumática vienen mayores complicaciones médicas generales, disfunción dentro de las familias, desempleo, uso de sustancias y altas tasas de suicidios”.
«Pero los tres grupos, incluidos los civiles, pueden desarrollar el perfil psicológico típico del trauma. Igualmente importante, los tres grupos pueden desarrollar desconfianza, sospecha y una sensación de desesperanza cuando se trata de un conflicto cercano o lejano», agrega.
Incluso antes de que comenzara el conflicto de Ucrania, el impacto negativo del uso de las redes sociales estaba bien documentado, dice. Innumerables estudios muestran que un mayor uso de un dispositivo afecta la escuela, las relaciones, la productividad laboral y puede empeorar la salud mental. Los especialistas en marketing y los desarrolladores de redes sociales han aprovechado el sistema de recompensa del cerebro. Imitando los efectos de la dopamina que se observan comúnmente con muchas sustancias adictivas.
Sobresaturación de contenido traumático
Desde una perspectiva clínica, cuando se trata de tiempos de crisis, más personas recurren a los medios electrónicos como fuentes de información. Muchas usan las redes sociales para lidiar con el estrés o como una distracción. Ver los eventos en Ucrania y el resto del mundo en una pantalla les permite empatizar con los afectados y puede educar, informar e inspirar a las personas a ayudar.
Pero, afirma Sugden, que el aumento del tiempo de pantalla y la sobresaturación de contenido traumático también pueden tener un costo importante a la salud mental.
«Una correlación interesante es el 11 de septiembre. Fue el primer desastre televisado. Los estudios encontraron que aquellos que vieron el evento en la televisión tenían la misma probabilidad, si no más, de desarrollar síntomas similares a los de un trauma que aquellos que vivían en la ciudad de Nueva York en ese momento», recuerda el experto.