La inmisericorde acción militar contra Ucrania, fría y calculada, desplazó del debate mundial la pandemia de COVID-19 que, a dos años de su escalofriante declaratoria, sigue costando vidas. Se han registrado 453 millones de casos en el mundo y más de 6 millones de muertos. Sin embargo, los expertos de la OMS estiman que el número real de muertes podría ser tres veces mayor que las cifras oficiales, debido a las dudas sobre los datos y las pruebas limitadas.
En sus distintas olas, el virus ha dado varias vueltas al mundo. Desde que la pandemia se detectó en China a finales de 2019, su expansión afecta al planeta de forma desigual. Muerte, dolor, desolación, paralización de la economía. ¿Cómo olvidarlo? ¿Y ahora, la guerra?
«En los últimos meses, hemos visto niveles sin precedentes de transmisión debido a la variante ómicron. El acceso desigual a las vacunas, pruebas y tratamientos contra la COVID-19 es rampante y prolonga la pandemia. 23 países apenas han vacunado al 10 % de su población. 73 países no han logrado una cobertura del 40 %. Se proyecta que muchos más no alcanzarán el objetivo del 70 % para mediados de 2022”. Es el balance de la crisis sanitaria global que suscriben el FMI, BM, OMS y OMC luego de consultas con UNICEF, Gavi y la Alianza de Vacunas.
Los mayores desafíos son los países de bajos ingresos, que se concentran en África. Solo el 7 % de la población de estos países ha recibido todas las vacunas, en comparación con 73 % en los países de ingresos altos. Sin embargo, pese a los desequilibrios ha habido progreso. Las restricciones de suministro de vacunas se han aliviado y las limitaciones a la exportación ya no son un problema.
A dos años de la pandemia, aún no es endémica
Antes de la guerra, en muchos países se habían flexibilizado las normas de bioseguridad. Muchas personas comenzaban a mezclarse libremente y sin mascarillas. Incluso, algunos expertos anticiparon la posibilidad de que la condición pandémica del virus pasara a ser endémica. No obstante, dada la probada capacidad de sorpresa del SARS-CoV-2, a dos años de la pandemia, la OMS no se ha inclinado por dar finalizada la crisis.
Su director, Tedros Adhanom Ghebreyesus, insiste en que la pandemia «está lejos de haber terminado y es probable que surjan nuevas variantes». La OMS avisó también contra la tentación de restarle importancia a una enfermedad endémica. «Endémico no significa que sea bueno. Endémico solo significa que está aquí para siempre, como la malaria», acotó el director de emergencias de la OMS, Michael Ryan.
Para Fernando García, del Centro Nacional de Epidemiología y portavoz de la Asociación Madrileña de Salud Pública, hablar siquiera de endemia a estas alturas «es crear falsas ilusiones», dijo a la AFP.
«Estamos avanzando hacia que, efectivamente, el virus sea más endémico. Pero creo que no podemos decir que hayamos alcanzado esa situación», sostuvo el responsable de la estrategia de vacunación de la Agencia Europea del Medicamento, Marco Cavaleri.
García añadió que, cuando el coronavirus sea endémico, «la mayor parte de la gente tendrá síntomas leves y habrá algunos pocos que sufran complicaciones que los lleven al hospital y que fallezcan».
Probablemente la pandemia termine cuando los expertos de la OMS declaren que la COVID-19 ya no es una emergencia global, pero los criterios para tomar esa decisión no están definidos de forma precisa. “Es un juicio algo subjetivo, no se trata solo del número de casos, sino también de su gravedad y su impacto”, reiteró Ryan.
Destruir patógenos en laboratorios ucranianos
A dos años de la pandemia, hay otras alertas en el mapa mundial. Por un lado, la guerra de Rusia contra Ucrania y por otro, el llamado de la OMS a Ucrania para que destruya los patógenos altamente peligrosos almacenados en sus laboratorios de la sanidad pública.
En declaraciones a Reuters, fuentes de la OMS destacaron que la destrucción podría evitar una «fuga potencial» por la destrucción de instalaciones de salud, dados los intensos bombardeos, y propagar enfermedades entre la población. Ucrania cuenta con laboratorios públicos que investigan cómo mitigar amenazas de enfermedades peligrosas.
La OMS manifestó que anima a que todas las partes cooperen en la «eliminación segura y sin riesgos de cualquier agente patógeno con el que se encuentren y solicitar asistencia cuando sea necesario».
Debido a los fuertes combates, expertos en bioseguridad insisten en evitar el riesgo de escape de patógenos. Ante la posibilidad de que los laboratorios resulten dañados en los ataques.
«Hemos trabajado para asegurarnos de que los patógenos de alta amenaza sean esterilizados y destruidos. Trabajamos también en asegurar y monitorizar cualquier ataque o daño a instalaciones químicas. Así como a centrales nucleares de Ucrania», comentó Mike Ryan, de la OMS.