A medida que el temor ante la expansión del coronavirus aumenta. Muchas otras cosas bajan. Tal es el caso de las acciones de las empresas, la actividad económica, los viajes, las cotizaciones del crudo y ahora también el precio de la gasolina en los Estados Unidos.
El descenso de valor del combustible es el resultado de un retroceso en la demanda en el mercado interno, un aumento de la oferta en el mercado petrolero mundial y ahora también una guerra de precios entre Rusia y Arabia Saudí.
El impacto del coronavirus en la demanda
El impacto de la demanda se explica simplemente. Se han cancelado muchos eventos públicos y a muchas personas se les dice que trabajen desde casa.
La economía se está desacelerando. Hay menos movimiento en las calles y la gente conduce menos.
Una disminución en los viajes conducirá a una menor demanda, lo que reducirá aún más los precios de la gasolina para los consumidores estadounidenses.
La oferta en el mercado
El impacto del suministro es un poco más complicado. Comenzó con el desarrollo de cambios importantes en el mercado mundial cuya difusión fue eclipsada por las noticias acerca del brote de COVID-19 y su propagación por el mundo.
En febrero, los Estados Unidos alcanzaron su máximo histórico en la producción de petróleo en más de 13 millones de barriles por día. El país producía apenas cinco millones de barriles por día hace una década.
Teniendo en cuenta que los Estados Unidos es el mayor consumidor mundial, estaba a merced de la producción foránea especialmente de los miembros de la OPEP.
Ahora, es el principal productor mundial de petróleo. Y ello le coloca en una enorme posición de poder en el mercado. Es el líder en demanda y el líder en oferta.
A todo esto se sumó el brote de coronavirus, que paralizó primero la economía de China, que es nada menos que el mayor importador mundial de crudo. Y luego afectó la economía global.
Problemas para Rusia y Arabia Saudí
Los otros dos grandes productores, Arabia Saudí y Rusia, no están tan contentos con esta situación. A ambos les gustaría ver que el precio del petróleo regresara a los niveles en que rozaba los 100 dólares por barril.
Pero la demanda mundial no aumenta. Por ello que la única forma de aumentar el precio es recortando la oferta. Ya la OPEP y sus aliados habían realizado una reducción en el bombeo.
Pero cuando los saudíes propusieron extender los recortes, los rusos dijeron que no.
Los saudíes respondieron diciéndoles a los rusos que bombearían más petróleo e inundarían el mercado. Los rusos advirtieron que harían lo mismo.
Comenzó así una guerra de precios entre dos de los tres mayores productores.
Para los Estados Unidos, es una situación de ganar-ganar.
Sin embargo, para los productores de petróleo de esquisto en lugares como Texas y Dakota del Norte un retroceso importante en el precio del barril de crudo sería catastrófico.
Juego de estrategias
Es el tema del esquisto lo que explica la posición de Rusia. Moscú quiere acabar con el fracking de los Estados Unidos que amenaza el control de los grandes productores.
Para ello es necesario que el petróleo sea más barato. La producción de esquisto no es rentable con un barril por debajo de 50 dólares.
Arabia Saudí prefiere un petróleo caro, aunque eso signifique que el fracking siga toman una importante cuota de mercado a los productores.
Ambos países dependen de sus hidrocarburos para sobrevivir. Para Rusia, el petróleo representa el 30% del producto interior bruto y el 40% de las exportaciones.
En el caso de Arabia Saudí, el crudo suma el 50% del PIB y el 70% de sus ventas al exterior.
Pero mientras los saudíes necesitan un petróleo a 85 dólares para equilibrar su presupuesto los rusos se conforman con unos 45 dólares.
Baja de precios
Por ahora, el promedio más bajo para un galón de gasolina sin plomo en los Estados Unidos es de 1,82 dólares. Esto es en Tulsa, Oklahoma. El más alto es 3,45 dólares por galón, en Honolulu, Hawaii.
Los conductores de Michigan ahora pagan 20 centavos menos que la semana pasada y 38 centavos menos que hace un mes.
En Buffalo, Nueva York, los precios del combustible han bajado 6 centavos desde la semana pasada.
Poner un tigre en su tanque. Esa fue la promesa en una campaña publicitaria de una de las grandes compañías petroleras estadounidenses, en boga a finales de los años 70. Fue justo antes de la primera gran crisis de precios del crudo.
Ahora, Rusia y Arabia Saudí avanzan para poner una guerra de precios en su tanque.
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