Por David Venegas
05/03/2018
Ganadores del Oscar 2018: una gala muy predecible
Sí, estaba más que cantado. Para el público no fue una sorpresa, pero nadie podrá minimizar la cara de júbilo y satisfacción de Guillermo Del Toro. La forma del agua es la mejor película del Oscar 2018 por su fantasía. ¿Quién habría pensado que una historia que involucra un musical, escenas oscuras, secuencias eróticas, el espionaje, un protagonista anfibio y una protagonista muda funcionaría con tanto éxito? «Memo», como le dicen sus allegados, ha revelado el secreto de su notoriedad: los monstruos… sus monstruos.
Del Toro solo necesitó 19.5 millones de dólares para hacer realidad La forma del agua. La taquilla ha respondido con números entusiastas: hasta la fecha ha recaudado más de 126 millones de dólares. Su debut en el Festival de Venecia, donde ganó el prestigioso León de Oro, fue una señal profética. La carrera hacia el Oscar no fue fácil. ¡Huye!, Dunkerque y Tres anuncios por un crimen eran competidoras muy regias y que se ajustaban al perfil tradicional de los premios de la Academia.
El poder del amor. Esta idea es fija cada vez que Guillermo Del Toro habla sobre La forma del agua. «No hay barreras. El amor real no ve rostros, ve almas», afirma el cineasta. De hecho, en una entrevista con el portal Hobby Consolas confía que la primera chispa de inspiración para La forma del agua la tuvo a los seis años cuando veía El monstruo de la laguna negra. Basta ver cualquier entrevista con Del Toro para palpar su deslumbramiento por su historia. No es ego, es encanto.
Mejor película del Oscar 2018: una bestia del Amazonas
La forma del agua refleja una galería de ideologías políticas y raciales, un collage de hipocresía, habla del miedo como promoción del odio y el silencio como puente al amor. Además, Del Toro va más allá. Es su propuesta más sensual. Especial atención a la placentera y natural actuación de Sally Hawkins. Si viste la película me sabrás entender.
La fascinación de Guillermo por sus criaturas es tan extraña como conmovedora. En su juventud, cuando vivía en México, su abuela intentó exorcizarlo dos veces. Su predilección por los personajes sobrenaturales no tiene márgenes. Y eso es lo que refleja en sus películas. Del Toro ha dejado claro que para crear sus personajes se conecta con la psique de cada uno. Los buenos y los malos. Él los entiende… y viceversa.
El mexicano se tardó nueve meses en seleccionar la banda sonora. Tres años le llevó diseñar al monstruo suramericano que contó con más de 20 variaciones de color y forma. El diseño de producción lo inició dos años antes de comenzar el rodaje.
La forma del agua gana como mejor película del Oscar 2018 porque es una pieza completa. Es la oportunidad de escapar de las crueles noticias del mundo, una puerta para librarse del cinismo, pero también ofrece un boleto para creer en la vocación de amar, en la tolerancia, en el propósito de reivindicar a los monstruos como figuras principales y emocionales (ellos también pueden ser héroes), de apostar por un género discriminado: la fantasía. La primera en lograr esta hazaña fue El señor de los anillos: el retorno del rey en 2004.
Hasta un maremoto de ilustraciones y esculturas ha desatado La forma del agua. En Londres hicieron un impresionante mural de la cinta.
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Ganó la rareza
La victoria de La forma del agua, tal como asegura el crítico Kyle Buchanan, es porque, sencillamente, hipnotiza. Por otro lado, The Guardian rescata uno de los núcleos de La forma del agua. «Aunque está ambientada en 1962, es tan oportuna y relevante en su retrato de una mujer invisible que resuelve sus asuntos por sus propias manos. Ella no necesita ser rescatada, ella es la salvadora«. Y esa premisa es suficiente para ganar la aprobación del jurado.
La forma del agua está escrita, producida y dirigida con sinceridad. «Es un poema», como dice su creador. Afortunadamente, la demanda que tenía por supuesto plagio de la obra Let me hear you whisper, no restó sus posibilidades hacerse como la Mejor película del Oscar 2018.
Del Toro es todo un personaje… y lo decimos literalmente. Desde 2016, se convirtió en una criatura digital. Del Toro participa en el videojuego Death Stranding de Hideo Kojima.
En conclusión, La forma del agua nos enseña, como dice su protagonista, que el amor es ser mirado por completo.