Por Carlos Martínez*
05/02/2017
*Director general de IMF Business School
Como ya viene siendo tradicional, el mes de enero ha sido un mal mes para nuestro mercado laboral. A pesar de que los datos han sido mejores que en años anteriores, en general, observamos cómo la ralentización que empezamos a vivir en el último trimestre del año pasado nos ha dado un respiro y se han mejorado muy levemente los datos de 2016.
Según datos facilitados por el SEPE (Servicio Público de empleo Estatal), el paro aumentó en más de 57.000 personas (los mismos datos prácticamente que en 2016). El final de la campaña navideña y lo que ello conlleva en el sector del comercio y la hostelería han hecho que, una vez más, el mes de enero haya sido un mes negro. Hoy conocemos también que el número de cotizantes a la Seguridad Social ha reducido en 174.880 este mes (sin duda, es de los más importantes de todos los datos que se ofrecen mensualmente con respecto al empleo), quedando en 17´7millones el número de afiliados.
En cualquier caso, como siempre, hay datos que nos hacen mirar al futuro con esperanza. En términos desestacionalizados hemos mejorado en casi 34.000 personas, el número de contratos indefinidos va subiendo, el número de hogares con todos sus miembros desempleados va disminuyendo, mejora el paro juvenil, los parados de larga duración van encontrando cada vez más empleo, etc. Además, podemos considerar un dato muy importante que el desempleo se haya comportado de forma positiva, tanto en la construcción como en la industria.
Que todos estos datos positivos se mantengan dependerá, en gran medida, del comportamiento que tenga el PIB y éste dependerá de cómo se comporte la energía, la inflación, la confianza de los consumidores, los tipo de interés, el euro… Estamos viviendo una gran recuperación económica que ha supuesto que desde 2013 el desempleo se haya reducido en casi dos millones de personas y la tasa de paro en un 7,5% (llegamos a superar un desempleo del 26%). Si continuamos por esta senda, y mantenemos un crecimiento del PIB para 2017 por encima del 2%, la tasa de paro a finales de año bajará ampliamente el 18%, una cifra desconocida en esta década.
Si comparamos a España con la zona euro, donde el paro se sitúa de media en el 9,6%, vemos que todavía nos quedan 1,6 millones de empleos para, por un lado, estar en sintonía con nuestro entorno y, por otro, llegar a esa cifra mágica de los 20 millones de cotizantes que aseguren la continuidad de nuestro estado de bienestar. Para lograr este objetivo, y suponiendo que podemos seguir manteniendo el crecimiento por encima del 2%, no llegaríamos a esta cifra hasta dentro de al menos 4 años.
Todo esto, y sabiendo que son previsiones optimistas, nos llevan a pensar que debemos mover nuevas palancas que hagan que esta recuperación sea más rápida y eficiente. Esto pasa,fundamentalmente, por mejorar las políticas activas de empleo (formación, mejora de los recursos de las oficinas de empleo que hagan un seguimiento real de nuestros desempleados, etc.), facilitar el camino para la creación de empresas, reducir la dualidad existente en el mercado laboral incentivando, más si cabe la contratación indefinida, primando sectores con potencialidad para crear empleo, etc.
Además, la realidad del día a día nos indica que el mercado laboral está cambiando a pasos agigantados, que cada vez más las empresas demandan flexibilidad en las contrataciones. La movilidad y los cambios son una realidad a la que hay que adaptarse y cuanto antes nos demos cuenta, antes saldremos de esta situación.