En un emocionante acto de filantropía y altruismo recibido con júbilo por los estudiantes, la profesora Ruth Gottesman, viuda de un financiero de Wall Street, manifestó recientemente la donación de más de mil millones de dólares a la Escuela de Medicina Albert Einstein, en el Bronx, Nueva York. El desprendido anuncio de Gottesman generó titulares en todo el mundo y puso sobre el tapete la filantropía por sus implicaciones. Anualmente las grandes fortunas mundiales destinan miles de millones de dólares para ayudar los más desvalidos y tratar de construir sociedades más justas.
En el caso de Gottesman, no es algo nuevo. Junto con su esposo, David «Sandy» Gottesman, quien falleció en 2022 a los 96 años de edad, ya había hecho millonarias contribuciones, pero nunca de tantos millones.
El dinero del donativo proviene de una herencia que le dejó su esposo, uno de los primeros inversionistas del conglomerado de Warren Buffet Berkshire Hathaway. Sin que estuviera al tanto, heredó una cartera completa de acciones de la empresa, pero con una simple sugerencia de su pareja por más de 72 años: “Haz lo que creas correcto con él”
La docente con más de 50 años vinculada con esta escuela de Medicina que funciona en una de las zonas más pobres de Nueva York, le contó al diario The New York Times que no dudó cumplir el deseo de su esposo fallecido.
Alcances del aporte
El gesto de Gottesman, de 93 años de edad, va más allá de la simple caridad entendida como actitud solidaria con el sufrimiento ajeno o auxilio que se presta a los necesitados. La donación permitirá la gratuidad de la matrícula a todos los alumnos a perpetuidad a partir de agosto. Los estudiantes que cursan cuarto año recibirán un reembolso por el semestre de primavera de 2024. La donación de Gottesman es un legado que trascenderá su propia vida, pues empodera a jóvenes aspirantes a médicos y crea un impacto duradero en la atención médica.
Alrededor de la mitad de los estudiantes de primer año de la Albert Einstein son de Nueva York, y mujeres cerca de 60%. Aproximadamente, 48% son blancos, 29% asiáticos, 11% hispanos y 5% negros. Hasta ahora los alumnos debían desembolsar anualmente 60.000 dólares por concepto de matrícula, cifra que podía ascender hasta 100.000 dólares al sumarse los costos de libros, alojamiento y comida.
La institución lleva décadas dedicada, a pesar de las dificultades financieras,a brindar educación de calidad. Gottesman es una de las principales impulsoras de esta meta. La profesora, con doctorado en Educación de la Universidad de Columbia, ingresó en 1968 al Centro de Evaluación y Rehabilitación Infantil de la Escuela Albert Einstein. Parte de los años de trabajo en esta universidad los dedicó a desarrollar modalidades de detección, evaluación y tratamiento de problemas de aprendizaje de niños que eran mal diagnosticados. Actualmente integra la junta directiva de la universidad.
En 1992 desarrolló un programa de alfabetización de adultos, el primero de su tipo y aún vigente, y seis años después fue nombrada directora fundadora del Centro Emily Fisher Landau para el Tratamiento de Discapacidades de Aprendizaje.
Organizarse para vencer
La palabra filantropía viene del latín «philanthropia«, que significa el amor a la humanidad. En nuestros días se habla de una filantropía organizada, que busca que el cambio sea duradero a través de programas sociales y ambientales llevados a cabo por empresas o fundaciones. Cada vez son más las fortunas que crean fundaciones con el fin de ir más allá de la caridad y lograr objetivos que trasciendan a la salud, la educación, la creación de empleos. La principal meta es transformar las condiciones que hacen necesaria la asistencia.
En los últimos años han surgido fundaciones detrás de las cuales están magnates o famosos de los deportes o la música. También organizaciones no gubernamentales que ayudan a sectores de la sociedad a través de los donativos que reciben. Las principales áreas a las que se dirigen los recursos son la lucha contra la pobreza, las mejoras de las infraestructuras e instalaciones en zonas desfavorecidas, la creación de empleo en zonas deprimidas o el impulso a la educación.
Larga lista
Forbes Books publicó en 2020 el libro Filantropía y progreso: Grandes filántropos del siglo XXI de Andrés Rodríguez, referido al trabajo de los quince principales filántropos de las últimas dos décadas. En el texto plantea qué pasaría si todos unieran sus contribuciones filantrópicas para cambiar la realidad de los más desfavorecidos.
En la lista destacan Bill y Melinda Gates, que a través de su fundación han destinado 45.500 millones de dólares a causas filantrópicas. Asimismo, Mark Zuckerberg y Priscilla Chan, que en 2017 donaron 1.900 millones de dólares y se comprometieron a donar el 99% de sus acciones de Meta durante su vida, un desembolso de 45.000 millones de dólares.
También están el multimillonario Warren Buffett (Berkshire Hathaway), que en 2006 se comprometió a donar el 99% de su riqueza (70.100 millones de dólares), y George Soros (The Open Society Foundations), que en 2017 destinó 18.000 millones a causas relacionadas con salud, educación y desarrollo.
Los filántropos no esperas beneficios ni están alineados con la estrategia de la empresa. Las acciones de responsabilidad social empresarial so muy distintas. Implican las ayudas mediante donativos, voluntariado u otras contribuciones que no generan beneficios económicos, pero mejoran la imagen y atraen talento a la organización. Además, permite que se compartan conocimientos, experiencias y se creen relaciones reales con las personas de la localidad.
Avance tecnológicos y caminos oscuros
Las innovaciones tecnológicas tienen el potencial de revolucionar la filantropía con nuevas formas de donaciones. Mundialmente han surgido plataformas virtuales para recibir donaciones colectivas (crowdfunding) y fondos globales colaborativos.
Una reciente investigación del Observatorio de Filantropía Global, que mide las donaciones en el mundo, observa una mayor colaboración entre países, sectores y actores filantrópicos. También mejores datos sobre áreas de donaciones, una mejor estructura para captar donaciones y más posibilidades incrementar la diversidad e inclusión en las donaciones.
Aseguran que la experiencia y la dedicación de las diásporas, que se unen para ayudar a sus países de origen, pueden fortalecer la filantropía internacional. Igualmente, existe el temor de que individuos y corporaciones utilicen la filantropía con el ánimo de satisfacer sus propios intereses. También advierten que a través de organizaciones benéficas se oculte la evasión fiscal y el lavado de dinero. Igualmente que se construyan redes complejas de fundaciones y fideicomisos para desviar fondos provenientes de beneficios fiscales.
Existen casos de personas adineradas que constituyen empresas fantasmas para canalizar dinero hacia supuestas organizaciones caritativas fueron reveladas en los Papeles de Panamá en 2016. Los Especialistas afirman que las contribuciones caritativas falsas pueden mantener las desigualdades en lugar de solucionarlas. Es el caso de las empresas que apoyan causas ambientales a la vez que participan en prácticas ambientalmente dañinas. Aunque sus donaciones pueden generar beneficios, sirven como distracción para que esas empresas sigan con sus prácticas dañinas: greenwashing o lavado verde.