Por Andrés Tovar
30/05/2017
Esta semana, la FIFA, el organismo rector del fútbol mundial, fue arrojado a un nuevo escándalo adicional cuando su presidente, Gianni Infantino, admitió que algunos trabajadores habían sufrido «violaciones de los derechos humanos» en el marco de la construcción de un estadio en San Petersburgo, Rusia.
En respuesta a una carta de queja enviada por las asociaciones de Fútbol de Noruega, Suecia, Dinamarca e Islandia, el presidente admitió que algunos trabajadores de Corea del Norte tuvieron que vivir en “condiciones deplorables” mientras se trabaja en el estadio de Rusia, anunciado para la Copa del Mundo de 2018.
Esto no es un problema nuevo. Hace más de cinco años, organizaciones como la Confederación Sindical Internacional y Human Right Watch estimaron que, para el momento en que se oficializó la celebración de Copa del Mundo en Qatar en el 2022, más de 5.000 trabajadores habrían muerto construcción de los estadios. Y ya en noviembre de 2016, las condiciones de los trabajadores de Corea del Norte – enviados por su régimen para trabajar en los estadios por muy poco dinero – fueron descritas por las Naciones Unidas como «explotación» y «analogía de la esclavitud».
Como se informó en The Guardian, en su carta de respuesta a los países escandinavos, el presidente Infantino sentenció que “la FIFA es consciente de ello y condena con firmeza las condiciones de trabajo a menudo deplorables bajo las cuales se da empleo a trabajadores de Corea del Norte en varios países de todo el mundo”.
Medios escandinavos revelaron que que los trabajadores vivían en contenedores de almacenamiento fuera del estadio, y que un hombre fue encontrado muerto en uno, habiendo muerto de un ataque al corazón. Fueron esos informes lo que llevó a los jefes de las Asociaciones de Fútbol a llevar la reclamación al presidente de la FIFA.
Infantino admitió en su carta que el organismo «había abordado las preocupaciones de abuso de derechos humanos en contra de los trabajadores de Corea del Norte en Rusia en noviembre pasado, y se reunieron con los contratistas». Añadió que en una visita de seguimiento en marzo de este año, la FIFA no había encontrado ninguna evidencia de maltrato u otro abuso de derechos humanos en contra a los trabajadores de Corea del Norte. En un comunicado, la FIFA dijo que siguen de cerca todos los proyectos de construcción en Rusia para asegurar “el respeto de todos los derechos humanos”.
La iniquidad no es nada nuevo a la FIFA, pero este último escándalo le da un golpe a la misión de Infantino de restaurar la imagen y el respeto de la organización rectora del fútbol mundial. Por el momento, la pelota se va al saque de meta.