La fecundación artificial podría ser la solución para que el rinoceronte blanco norteño no desaparezca. Es una de las dos subespecies existente. La otra es la del sur. En el pasado se le podía conseguir en diversas regiones en África oriental y central, al sur del Sahara, pero actualmente la IUCN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) la clasifica como especie en peligro crítico de extinción.
Solo se le encontraba en el Parque Nacional de Garamba en la República Democrática del Congo, después de que ha desaparecido de otras zonas como Sudán a causa de la caza furtiva y los conflictos bélicos en la región. En diciembre de 2014 quedaban vivos cinco miembros, uno solo macho. Un año después murieron dos hembras y el macho el 20 de marzo de 2018 a causa de la vejez, en el parque-reserva Ol Pejeta Conservancy en Laikipia, Kenia.
Desde ese día quedan vivas solo las dos hembras, por lo que la única alternativa para evitar su extinción sería realizar una fecundación artificial del material genético que se guarda de los últimos rinocerontes macho. El consorcio, BioRescue, que coopera con instituciones zoológicas, de investigación y organizaciones de conservación en técnicas y métodos de reproducción asistida, trabaja en esa opción.
En el pasado, los investigadores recolectaron óvulos inmaduros (ovocitos), que luego se fertilizaron en el laboratorio con esperma descongelado de machos fallecidos. Los embriones congelados se transferirán en algún momento a las madres de alquiler. En este caso las receptoras serán las blancas del sur, la otra subespecie. Es más abundante y se encuentra principalmente en Sudáfrica, aunque existen poblaciones en Botsuana, Zimbabue, Namibia y Zambia. Se ha reintroducido un pequeño grupo en Kenia. La IUCN la considera en estado de conservación casi amenazada.
Perfeccionar la técnica de fecundación artificial con las del sur
Con el nacimiento de una cría de rinoceronte blanco norteño en una del sur, los científicos esperan evitar su desaparición. Hasta que el momento llegue mejoran la técnica con los rinocerontes del sur, que también sufren problemas para reproducirse en los zoológicos europeos.
Un reportaje de la agencia SINC publicado en Ecoticias señala que uno de los mayores éxitos en ese sentido se ha logrado durante la pandemia por la COVID-19. Y es que Makena, una hembra de rinoceronte blanco del sur de siete años del Serengeti Park en Hodenhagen, en Alemania, debía cruzarse con un macho, pero no fue posible por las restricciones de viaje impuestas por los gobiernos para evitar la propagación del virus.
“Fue entonces cuando el consorcio, liderado por Thomas Hildebrandt, jefe del departamento de Gestión de la Reproducción en Leibniz-IZW, entró en juego. El pasado 26 de mayo, los investigadores lograron extraer 12 ovocitos a la hembra. Posteriormente siete de ellos fueron fertilizados con éxito en un laboratorio en Italia con el esperma de un macho sureño del zoológico de Salzburgo. De ellos se desarrollaron cuatro embriones viables que ahora se conservan en nitrógeno líquido. El siguiente paso será conseguir el embarazo con la transferencia de embriones”.
El perfeccionamiento de la técnica con las cautivas en zoológico ofrece esperanza de que a corto plazo se logre el embarazo de una de las hembras de rinoceronte blanco del norte.
“Estamos contentos de haber reiniciado el proyecto después del confinamiento logrando la mejor producción de embriones. Somos más optimistas ahora respecto al rescate del rinoceronte blanco norteño prácticamente extinto”, afirmó Hildebrandt.
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