La politóloga Claudine Gay fue rectora durante seis meses de la universidad de Harvard. La primera mujer negra que alcanza un cargo académico de tanta responsabilidad, pero su permanencia también resultó ser la más corta desde la fundación de esa casa de estudios hace 388 años.
Se le acusó de plagiar cerca de 50 trabajos académicos y el Congreso la interpeló por su posición ante las protestas antisemitas que ocurrieron en el campus por los ataques militares de Israel al grupo terrorista Hamas. Gay, una profesional en Ciencias Políticas egresada de Harvard, también estudió en la Universidad de Stanford. Es la primera mujer negra en llegar tan alto en la Ivy League, las 8 universidades más exclusivas de Estados Unidos, donde la matricula anual supera los 55.000 dólares y los aspirantes deben superar un estricto proceso de selección. Por ejemplo, en Harvard de cada 20 candidatos, solo 1 ingresa. La otras universidades de élite son Princenton, Yale, Stanford y Cornell.
Antes de llegar al rectorado, Gay dirigió por cinco años la Facultad de Artes y Ciencias de esa universidad y fue profesora de Estudios Africanos y Afroamericanos en 2007.El sector académico más ortodoxo la sometió a un intenso escrutinio y al descubrir los plagios las voces de indignación fueron fuertes. Se confirmó que había plagiado ocho trabajos académicos.
Comparecencia ante el Congreso
Las primeras críticas a su gestión comenzaron en diciembre pasado, después de su participación en un panel del Comité de Educación de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, sobre el aumento del antisemitismo en los campus universitarios. Sus respuestas sobre cómo abordar el antisemitismo en los centros de estudio, tras los ataques de Hamás contra Israel del 7 de octubre y la posterior invasión israelí a Gaza, fueron consideradas, por muchos, como tibias. No fueron lo suficientemente contundentes como para ser aprobadas por los sectores más conservadores del congreso. La explicó como una manifestación de la libertad de expresión.
Después de esta comparecencia ante los congresistas, Claudine Gay y los otros rectores de universidades de élite fueron criticados por su negativa a responder explícitamente si “pedir el genocidio de los judíos” violaba los códigos de conducta de sus centros educativos. Gay señaló ante la interrogante que «dependería del contexto» si tales comentarios constituían una violación del código de conducta de Harvard en materia de intimidación y acoso, pero que se podían enmarcar dentro de la libertad de expresión.
Después de ese episodio, la presión para que dimitiera aumentó. Decenas de políticos y ex alumnos de alto perfil pidieron su renuncia. En pocos días llegaron las acusaciones de plagio. La verdadera batalla comenzaba
Carta abierta de los estudiantes
Semanas antes, una coalición de más de 30 grupos estudiantiles publicó una polémica carta abierta sobre el ataque del 7 de octubre de Hamás contra Israel. Declaraba que Israel era “enteramente responsable” de la violencia desatada por Hamás que causó la muerte de 1.200 civiles judíos.
Gay, en su carta de renuncia, respondió a las acusaciones en su contra. “Es angustioso que hayan puesto en duda mi compromiso de enfrentar el odio y defender el rigor académico, dos valores que son fundamentales para mí. Es aterrador ser sometida a ataques personales y a amenazas alimentadas por motivos raciales., escribió Gay. El rector director académico, Alan Garber, asumirá el cargo de presidente interino.
Motivos políticos
Harvard llevó a cabo una revisión independiente y encontró casos de “citas inadecuadas”, pero ninguna mala conducta por parte de Gay. Aunque expertos dijeron que hay razones para determinar que Gay cometió plagio, muchos de sus colegas continúan apoyándola. Argumentan las infracciones son menores y que el escrutinio tiene su origen en el racismo y el oportunismo político.
Ryan Enos, politólogo de Harvard, no tiene dudas de que el racismo influyó, pero dice que no se pueden ignorar las acusaciones de plagio y deben investigarse independientemente de quién las haga. «El espectáculo político que se desarrolló hizo cortocircuito en el proceso académico normal para manejar posibles malas conductas académicas», dijo Irene Mulvey, presidenta de la Asociación Estadounidense de Profesores Universitarios, con sede en Washington DC. Agregó que el caso representa otro ejemplo preocupante de interferencia política en la educación superior, «un fenómeno que está en aumento».
Renuncia, amenazas e insultos
La junta de la universidad aceptó la dimisión de Gay, el 2 de enero pasado. En un comunicado se informó que Gay había reconocido errores y asumido la responsabilidad y que «su decisión de renunciar era lo mejor para los intereses de Harvard». La junta también condenó los ataques personales que sufrió Gay como correos electrónicos y llamadas con «insultos racistas muy vergonzosos”.
La renuncia de Gay fue celebrada por quienes consideraron que las respuestas de la rectora Gay “fueron absolutamente patéticas y carentes de liderazgo moral». No tienen la integridad académica que se exige a una rectora de Harvard”, dijo la congresista Elise Stefanik, del Partido Republicano. El aspirante a candidato presidencial de los republicanos Vivek Ramaswamy, graduado de Harvard, manifestó que la elección de Gay como rectora había sido un ejercicio simulado de raza y género.
El corresponsal de la BBC Anthony Zurcher expresó que si bien las acusaciones de plagio fueron un factor determinante para su dimisión, su salida era mucho más que un simple escándalo de deshonestidad académica”, explicó. La Alianza de Antiguos Alumnos Judíos de Harvard expresaron su satisfacción ante la renuncia de Gay. Dijeron que como rectora había animado “tácitamente a quienes buscaban difundir el odio en la universidad, donde muchos judíos ya no se sienten seguros de identificarse o participar plenamente en la comunidad”.
Sigue en la docencia
Claudine Gay continuará en Harvard como profesora pese. La remuneración de Gay podría ser comparable o incluso superar al salario que percibía como decana de la Facultad de Artes y Ciencias. Cerca de 90.000 dólares al año. Su nueva posición dentro del centro de estudios no fue anunciada.
En su carta de renuncia, Gay expresó su deseo de regresar a la docencia. “Creo que tenemos dentro de nosotros todo lo que necesitamos para sanar de este periodo de tensión y división y salir fortalecidos. “Ahora que vuelvo al claustro y a la docencia, que son el alma de lo que hacemos, me comprometo a seguir trabajando para construir la comunidad que todos merecemos”, manifestó.
Más respuestas evasivas sobre el antisemitismo
La rectora Elizabeth Magill, y el jefe del consejo directivo, Scott L. Bok, también renunciaron después de una intensa presión de los donantes, los políticos y los ex alumnos de la Universidad de Pensilvania. Magill dimitió a su cargo 4 días después de comparecer ante el Congreso. Se le preguntó si los autores del genocidio de los judíos deberían ser castigados y su respuesta se percibió como una evasiva. El apoyo a Magill estaba deteriorado por las opiniones que emitió en una conferencia literaria palestina. La Universidad de Pensilvania perdió una donación de 100 millones de dólares por sus comentarios.
Además, graduados influyentes cuestionaron su gestión y algunos funcionarios públicos la asediaron pidiendo su renuncia. A principios de diciembre pasado, Magill y Scott L. Bok presentaron sus cartas de dimisión.
Dimisiones en el Tecnológico de Massachusetts
Sally Kornbluth, rectora del Instituto Tecnológico de Massachusetts en Cambridge, también pasa por una situación parecida. Sus respuestas legalistas sobre la libertad de expresión, en lugar de una condena rotunda del antisemitismo, provocaron críticas generalizadas e incluso los presionaron hasta hacerlos dimitir.