La evidencia es abrumadora y todos los pasos que ha dado Nicolas Maduro para desconocer la victoria de Edmundo González Urrutia únicamente respaldan la existencia de un golpe de Estado que se pretende enmascarar como una travesura electoral sin mayores consecuencias nacionales e internacionales.
Como ha ocurrido desde que se realizan elecciones en la denominada República Bolivariana de Venezuela, los resultados no son transparentes. La ilegalidad que se pretende imponer es manifiestamente grosera y burda. El CNE (Consejo Nacional Electoral), sin haber totalizado las actas, declaró perdedor al candidato de ConVzla y juramentó a Maduro como presidente reelecto. Lo peor es que la ciudadanía venezolana se manifestó con claridad y firmeza demoledoras. Aunque todos los votos del 20% de las actas que faltan fuesen para Maduro, no lograría superar los votos de Edmundo González.
Cinco días después de que el presidente del CNE, Elvis Amoroso, anunció por cadena de radio y televisión, de forma oral y sin cifras de sustento, la derrota de Edmundo González, el mundo no conoce los resultados oficiales pormenorizados, en detalle. El funcionario del Poder Electoral (en realidad un ministerio de elecciones) suspendió tres veces la transmisión del segundo boletín. Mientras, las organizaciones políticas que respaldan a Edmundo González, evadiendo la persecución, cortes de electricidad y el bloqueo de los servidores pusieron las actas en la web. La ciudadanía venezolana y del resto del mundo puede revisar el 81,70% de las actas digitalizadas. Todas con las firmas de los miembros de mesa, y su totalización: Edmundo González Urrutia, 7.156.462 votos (67%); Nicolás Maduro Moros, 3.241.461 votos (30%); y los otros juntos: 250.897 votos (0,002%).
Maduro «se pone a Derecho», pero esconde las actas
Maduro, con su entorno militar-cívico, trató de confundir a la ciudadanía. Fue hasta la Sala Electoral de la Corte Suprema de Justicia acompañado de Cilia Flores y Delcy Rodríguez para “ponerse a Derecho” y solicitar que lo investiguen. Anunció que llevará al máximo tribunal las actas que no ha divulgado el CNE. En el sistema electoral venezolano la publicación de las actas en la página web es automática.
La comunidad internacional ha sido paciente. Se ha limitado a manifestar que no reconocerá un ganador mientras no se publiquen las actas. Es el caso de Colombia y Brasil, ambos con gobiernos de izquierda y muy vulnerables si activan la solidaridad automática: estarían ayudando a consolidar una auténtica dictadura y propiciando una segunda ola de migrantes que tocaría a sus puertas.
La Unión Europea, que fue muy activa respaldando a Juan Guaidó y luego se fue desentendiendo –y no solo por la invasión de Ucrania por Rusia– se manifestó en boca de su representante para Asuntos Exteriores, Josep Borrell. La posición no fue de cuestionamiento a lo sucedido, a las irregularidades cometidas a vistas de todos, sino una tímida respuesta diplomática: «La UE no puede reconocer los resultados de las elecciones en Venezuela hasta tener un escrutinio completo y verificado de manera independiente. El CNE presentó el 80% del escrutinio, pero sin aportar ninguna fuente ni sistema que permita su verificación».
Borrell contra la violencia del régimen
Señaló que mientras el gobierno, el régimen, el gobierno, el Consejo Nacional Electoral o algún otro vocero no ha presentado unas actas susceptibles de ser verificadas, la oposición presentó un porcentaje de actas que arroja un resultado completamente distinto del que dice Nicolás Maduro haber obtenido. Después de insistir en que los resultados deben ser debidamente aclarados, Borrell hizo un llamado al régimen para que no emplee la violencia policial para reprimir a los manifestantes que ejercen su derecho a la protesta.
El jefe de diplomacia de Estados Unidos, Antony Blinken, el 29 de julio se mostró preocupado por la validez de los resultados anunciados por el CNE. Tenía serias sospechas de que no reflejaban la voluntad del pueblo venezolano expresada a través de los votos. Estadísticamente era improbable que Maduro hubiese sacado el 51,20% de los sufragios. Se contradecía con las encuestas a boca de urna y con las encuestas de mayor credibilidad. Blinkel, que considera que cada es crítico y debe ser transparente, planteó al CNE publicar inmediatamente las tablas detalladas de los votos. “La comunidad internacional los observa muy detenidamente y responderá en consecuencia”, subrayó.
Estados Unidos: ganó Edmundo González
Pasados dos días y después de que ConVzla publicó los resultados de las actas digitalizadas, el secretario de Estado manifestó que se le estaba acabando la paciencia, e instó otra vez al CNE a publicar las actas. No lo ha hecho. En consecuencia, Estados Unidos procedió a reconocer a Edmundo González Urrutia como el candidato ganador.
«Dada la abrumadora evidencia, está claro para Estados Unidos y, lo que es más importante, para el pueblo venezolano, que Edmundo González Urrutia ganó la mayoría de los votos en las elecciones presidenciales de Venezuela del 28 de julio». Sin embargo, la declaración no es el reconocimiento de Estados Unidos de Edmundo González Urrutia como presidente reelecto, solo admiten que el ganador de la disputa electoral y lo felicitó por su exitosa campaña.
Una totalización sin cifras verificables
El CNE nunca publicó las actas de escrutinio ni los resultados que generan las máquinas al cierre de una mesa y se imprimen en el centro de votación, se entregan copias a testigos y se envían de manera telemática al CNE, que se encarga de la totalización. En todas las elecciones automatizadas anteriores se publicaron los resultados desagregados, por centro y mesa, pero la web del CNE no funciona desde que Elvis Amoroso finalizó su boletín oral. Por ningún otro medio institucional –el Ministerio de Defensa, la Corte Suprema de Justicia, la Asamblea Nacional ni la Fiscalía General de la República– ha ofrecido actas ni cifras desglosadas de ningún tipo.
Siendo abrumadores las evidencia del triunfo de Edmundo González, era el momento de que los partidos venezolanos entablen conversaciones sobre una transición respetuosa y pacífica de acuerdo con la ley electoral venezolana y los deseos del pueblo venezolano. «Apoyamos plenamente el restablecimiento de las normas democráticas en Venezuela y estamos dispuestos a fortalecerlo con nuestros socios internacionales», aseguró.
Blinken rechazó las amenazas contra Edmundo González Urrutia y María Corina Machado. «Se debe proteger la seguridad de los líderes y miembros de la oposición democrática. Deben ser liberados de inmediato los detenidos mientras ejercían pacíficamente su derecho electoral, exigían transparencia en el escrutinio y el anuncio de los resultados» .
Maduro le respondió al secretario de Estado, pero sin referirse a las actas ni a la abrumadora victoria del candidato de ConVzla. De plano acusó a Blinken de pretender inmiscuirse en los asuntos internos venezolanos y le pidió que sacara sus narices de Venezuela. «El pueblo de Venezuela es el que manda, el que pone y el que decide», dijo enardecido a un grupo de seguidores. Sin más preámbulos, afirmó: «Edmundo González Urrutia es un asesino y agente de la CIA».
La guerra fría: «Es un agente de la CIA, un asesino»
Sin apenas tomar aire, anunció que el viernes 2 de agosto asistiría a la reunión que convocó la presidenta del TSJ, Caryslia Beatriz Rodríguez, con todos los candidatos para iniciar el proceso de investigación, revisión y certificación de todo el proceso electoral y de sus resultados. «Me someto a la ley, a las instituciones, a la justicia. Solo a través de la ley, la institucionalidad, se consolida la paz y la democracia que los venezolanos queremos», vociferó.
Luego aseguró que el Gran Polo Patriótico y el PSUV le entregarán al máximo tribunal 100% de las actas cuando las pida. Casi simultáneamente, el funcionario que está al frente de la Cancillería de Venezuela, Yvan Gil, en un gerundioso comunicado, calificaba el reconocimiento de Estados Unidos de Edmundo González como ganador como una «perversa maniobra que genera una narrativa falsa causante de violencia callejera».
«Cárcel para todos los fascistas»
«Blinken pretende asumir el papel del Poder Electoral venezolano, demostrando que el gobierno de Estados Unidos está al frente del golpe de Estado que se pretende contra Venezuela, promoviendo una agenda violenta en contra del pueblo venezolano y sus instituciones»(sic), se lee en el comunicado de la Cancillería.
Gil obvió, por supuesto, que en la campaña electoral amenazó a los venezolanos con un baño de sangre y guerra civil si la oposición ganaba las elecciones. Tampoco se refirió a que ocurridas las primeras protestas y cacerolazos contra los resultados sin sustento de Elvis Amoroso, Maduro anunció que había acondicionado las cárceles de Tocorón y Tocuyito, dos prisiones para delincuentes de alta peligrosidad y extremadamente violenta, «para albergar a todos los fascistas». Dijo que las 1.200 de personas apresadas por protestar el fraude electoral «eran parte de un golpe de Estado en mi contra».
Así como Maduro advierte que no habrá perdón para el ciudadano que proteste, su entorno amenaza con encarcelar a Edmundo González y a María Corina Machado. El viernes a las 3.00 horas un comando de seis hombres encapuchados y con armas de fuego penetraron en la oficina de Vente Venezuela, la plataforma política de María Colina Machado y destruyeron mobiliario, se llevaron el equipo informático y llenaron de pintadas el local.
María Corina Machado: Es hora de cobrar
El día anterior, la líder de la oposición había anunciado a través de las redes sociales que se encontraba en la clandestinidad, que se había resguardado porque temía por su vida. Con firmeza, convocó a los venezolanos a salir a la calle en todo el país el sábado 3 de agosto a las 10.00 horas
«Ganó Venezuela y ahora nos toca cobrar. Vamos a mantenernos firmes, organizados y movilizados, orgullosos de haber logrado un triunfo histórico el 28 de julio y conscientes de que para cobrar también vamos hasta el final. El sábado 3 de agosto nos encontramos todos y en familia, con nuestros hijos, nietos, abuelos en todas las ciudades de Venezuela».
El último boletín ratifica las cifras fraudulentas
El viernes a mediodía, el presidente del CNE, Elvis Amoroso, leyó el segundo y último boletín de las elecciones presidenciales ratificando a Nicolás Maduro como ganador. Sin presentar las actas y sin desglosar los resultados dijo que con la transmisión del 96,87% de las actas y una participación del 59,97 de los electores se habían obtenido los siguientes resultados. Leyó:
Candidato | Número de votos | Porcentajes |
---|---|---|
Nicolás Maduro Moros | 6.408.844 | 51,95% |
Edmundo González | 5.326.104 | 43,18% |
Luis Martínez | 152.360 | 1,24% |
Antonio Ecarri | 116.421 | 0,94% |
Benjamín Rausseo | 92.903 | 0,75% |
José Brito | 84.231 | 0,68% |
Javier Bertucci | 64.452 | 0,52% |
Claudio Fermín | 40.902 | 0,33% |
Enrique Márquez | 29.611 | 0,24% |
Daniel Ceballos | 20.056 | 0,16% |
Votos válidos | 12.335.884 | |
Votos nulos | 50.785 |
Seguidamente expresó: «El Poder Electoral agradece y felicita al pueblo de Venezuela por la profunda demostración de vocación democrática expresada en los comicios». Fin de la transmisión.
La tensión en la región, ante las consecuencias si Maduro se mantiene en el poder -ahora abiertamente como dictador- cada día es mayor. Brasil, México y Colombia, que son muy cercanos al régimen venezolano, habían urgido al CNE a que publicara los datos «desglosados por mesa de votación». No ocurrió. La dirigencia del régimen prefirió dar otro paso hacia la barbarie.
Entreguen la democracia y tendrán paz
En otro paso a favor de Maduro, los presidentes de México, Brasil y Colombia tuvieron una videoconferencia de varias horas para arrimarle un poco más la brasa al sartén de Maduro. Nunca se refirieron a respetar los resultados. El corresponsal de El País (España) en Bogotá, en un gesto de adulancia y de ignorancia supina, y una rigurosidad cantinflérica escribió que «las potencias de izquierda de América Latina -Colombia, México y Brasil- avanzan con cautela, pero sin detenerse, en un plan que logre una salida negociada para la crisis poselectoral de Venezuela».
Quesada, olvida que las potencias de la izquierda en América Latina son Cuba y Nicaragua, que Lula ha tenido que desdecirse porque la coalición que lo llevó al poder podría ser considerada como anti-Bolsonaro hasta los tuétanos, pero no exactamente socialista, quizás socialdemócrata; Manuel López Obrador, está de salida y aunque lo sucederá una discípula suya, ningún mexicano niega que recibirá su patada histórica más temprano que tarde; Gustavo Petro es un accidente circunstancial y aunque es el que más se identifica con Maduro, también es el presidente del país que ha recibido las mayores olas migratorias venezolanas. No sería una buena estrategia ante sus conciudadanos propiciar otra ola de migrantes, que sería sin duda el primer efecto de atornillar a Maduro que ya anunció que en Venezuela no habrá más elecciones ni votaciones.
¿Elecciones para qué?
En su intercambio de soluciones, Obrador, Petro y Lula llegaron punto de coincidencia. Si bien exigen que el CNE entregue las actas, los resultados reales no serían de aceptación obligatoria por parte de Maduro. La expresión soberana del pueblo venezolano sería postergada. Proponen una negociación entre Maduro y Edmundo González, pero sin el protagonismo ni la participación de María Corina Machado, para superar la crisis. Se impondría el fraude.
En concreto, como diría el corresponsal Quesada, las elecciones quedarían anuladas y el destino de Venezuela será resuelto en la negociación Maduro-González. Ironías aparte, ¿para que se hacen elecciones si el perdedor no admite su derrota y anuncia que encerrará al vencedor en Tocorón o Tucuyito?
Tanto México como Colombia han mostrado que su única y ostensible preocupación es evitar «una escalada de violencia». Una amenaza que solo ha proferido Maduro, con su baño de sangre y su guerra civil y que no se quedó en palabras. La honró con su cruel represión de los manifestantes y la encarcelación y tortura a los venezolanos que se oponen a su autoritarismo. El único que puede escalar la violencia es el gobierno. Ha sido así durante todo el tiempo que Maduro ha gobernado.
La limpieza política que propone el fiscal de Maduro
Ahí están los informes de las organizaciones no gubernamentales defensoras de los derechos humanos y el informe de la alta comisionada para los derechos humanos de la ONU Michelle Bachelet. La violencia nunca sale de los barrios y urbanizaciones, tampoco de los pueblos y caseríos. La violencia política, cuando el gobierno desconoce que perdió las elecciones, sale de los cuarteles. De los cuerpos de seguridad. Son los que tienen las armas, el poder de fuego y el monopolio de la violencia. No basta tener las armas para tener el respaldo de la soberanía popular. Además, el único que ha hablado de depuración, ¿limpieza política?, es Tarek William Saab.
En sus intervenciones frentes a las acusaciones de la camarilla que pretende perpetuarse en el poder, María Corina Machado siempre responde que no acepta el chantaje de que es violencia no aceptar los resultados fraudulentos presentados por CNE; ahora Petro, Lula y Obrador con el mismo argumento antiviolencia y de la paz pretenden que se desconozca la soberanía popular. ¿Y la democracia, la autodeterminación de los pueblos? Su propuesta es la paz de los sepulcros y el sacrificio de la libertad.