Contracorriente. La estrategia de Boris Johnson para enfrentar el COVID-19 tiene posiciones encontradas en el Reino Unido. Un contagio controlado es el objetivo de la maniobra que se aleja del consenso asiático y europeo para abordar la pandemia por la nueva cepa de coronavirus. Hasta ahora las cifras aportadas por el Departamento de Salud de Reino Unido señalan 1.140 casos de coronavirus y 21 pacientes enfermos.
Contagio controlado
El gobierno británico estima que dentro de diez o 14 semanas llegará el pico de contagio del virus. Es para ese momento que se reservan las medidas preventivas más drásticas como el cierre de colegios y espacios públicos. Los asesores de Boris Johnson encabezados por Chris Witty, director médico del Gobierno, y Sir Patrick Vallance, asesor científico jefe, recomendaron alargar los tiempos de respuesta para reducir el pico de la epidemia, mas no eliminarla completamente.
El propósito de fondo de la estrategia de Boris Johnson es crear cierta inmunidad de grupo para que más gente sea resistente a la enfermedad y el número de contagios disminuya. Sir Patrick Vallance, señaló en una entrevista a la BBC que la estrategia de Reino Unido está alineada con la comunidad científica en lo único que difiere es el cómo y cuándo. De hecho, se le pidió a todos aquellos que presenten síntomas de COVID-19 se aislaran en casa.
El COVID-19 no tiene vacuna ni tratamiento específico para frenarlo. Frente a este escenario el Gobierno británico calcula que la infección alcance a un 60% de la población aproximadamente, reforzando las defensas de las personas de cara a los próximos años. Las proyecciones indican que el COVID-19 se trata de una epidemia estacional recurrente en el futuro.
La estrategia de Johnson podría ser exitosa
Los asesores de Johnson en este tema son respetados por la mayoría de la comunidad científica en Reino Unido. En la opinión del Martin Hibberd, profesor de enfermedades infecciosas emergentes de la escuela de Higiene y Medicina Tropical, estas técnicas de retraso pueden tener éxito. Apunta que no se tiene certeza de cómo funcionarán en comparación con las políticas que se han tomado en la Unión Europea. Sin embargo, sospecha que los resultados serán similares.
Además, agrega que la evidencia de que la infección conduce a una respuesta de anticuerpos que es protectora es cada día más convincente. La respuesta protectora del sistema inmune quedaría de por vida aunque se necesita más evidencia para esto. “En un buen escenario, el 70% de los infectados, recuperados e inmunes serían personas que se espera que tengan una enfermedad leve y el 30% que son vulnerables a la enfermedad grave estarían protegidos por esta inmunidad colectiva”, señala a Science Media Center.
Opiniones en contra
La estrategia de Boris Johnson también ha encontrado sus detractores. Jeremy Hunt, exsecretario de Salud, criticó a Johnson y su equipo asesor por no seguir las medidas preventivas de distanciamiento social, como prohibir las visitas a las casas de cuidado de ancianos. Mientras que Devi Sridhar, profesor de Salud Pública Global de la Universidad de Edimburgo, dijo que ya era tiempo de que el Gobierno británico prohibiera las reuniones, limitara los viajes y pidiera a los trabajadores mantenerse a salvo en casa.
A estas voces críticas se une la de Richard Horton, editor en de The Lancet. Horton enfatizó que la estrategia de Johnson es “el mayor error”, porque se necesitan urgentemente medidas drásticas de distanciamiento social y políticas de aislamiento.
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