España experimentó un retroceso significativo en el índice de esperanza de vida en 2020, al reducirse en 1,5 años, según la OCDE. Este indicador se situó en 82,4 años, quedando por delante no solo Japón y Suiza, que ya lo estaban en 2019, sino también Noruega, Islandia, Israel, Suecia e Italia.
La pandemia de la COVID-19 contribuyó a elevar en 16% en el número de muertes durante 2020 en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. La esperanza de vida se redujo en 24 de los 30 países, con caídas particularmente importantes en Estados Unidos (-1,6 años) y España (-1,5 años), los dos países más afectados. España pasó de ser el tercer país con mayor esperanza de vida, al octavo,
Entre otros países igualmente afectados, se encuentran Polonia (perdió 1,3 años), Italia (-1,2) o Bélgica (-1,2). Mientras que los únicos países miembros de la OCDE que escaparon al descenso de la esperanza de vida, son Costa Rica, Japón, Noruega, Dinamarca, Finlandia y Letonia.
Frederico Guanais, uno de los autores del informe, dijo a Efe que este revés en España se debió a la muy elevada mortalidad durante la primera ola, en la primavera de 2020. Sin embargo esta situación ha cambiado.
Explicó que este índice ahora es muy diferente. Sobre todo a partir del verano de 2021, ya que España se ha convertido en el tercer país con la tasa de cobertura de vacunación más elevada, después de Portugal e Islandia. En concreto, un 79,8% de la población tenía completada la pauta de vacunación al 1 de noviembre, frente al 65% de media en la OCDE.
El especialista recordó que las vacunas tienen efectos netos en la disminución de las hospitalizaciones y de las muertes.
Esperanza de vida en España
Este bajón en la esperanza de vida de España no solo fue producto de la pandemia. Aunque la crisis colapsó los centros de salud y estos priorizaron las atenciones, los gastos y el personal en esos pacientes.
La pandemia también ha tenido un impacto indirecto importante en las personas no infectadas con el virus. Por ejemplo, la detección del cáncer de mama se redujo en un promedio de 5 puntos porcentuales en 2020, en relación con 2019, en los países de la OCDE. Además, el número medio de días en lista de espera aumentó en promedio 58 días para el reemplazo de cadera y 88 días para el reemplazo de rodilla en 2020 frente a 2019.
Asimismo, el coronavirus ha provocado un aumento del gasto en salud en todos los países de la OCDE. Junto con las reducciones en la actividad económica, la proporción promedio de gasto en salud / PIB se deslizó de 8,8% en 2019 a 9,7% en 2020. Los países más gravemente afectados por la pandemia registraron mayores aumentos. El Reino Unido estimó un alza del 10,2% en 2019 al 12,8% en 2020, mientras que Eslovenia anticipó que su participación en el gasto en salud aumentaría del 8,5% a más del 10%.
Por otra parte, el informe bianual sobre salud de la OCDE resalta que la pandemia ha puesto de relieve la persistente escasez de personal sanitario.
Y destaca la importancia de invertir más en los próximos años para mejorar la atención primaria, la prevención de enfermedades y fortalecer la resiliencia y la preparación de los sistemas de salud. El documento precisa que el gasto en salud continúa centrándose principalmente en la atención curativa en lugar de la prevención de enfermedades.
Desabastecimiento de medicinas
A este retroceso que registró España en la esperanza de vida en 2020, se suma una reciente escalada de desabastecimiento de medicinas.
La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) publicó un listado de 463 medicamentos que son difíciles de encontrar en las farmacias españolas desde finales de octubre.
Este desabastecimiento de suministros de algunas medicinas afecta a fármacos como el Paracetamol efervescente de Kern Pharma de 1 gramos. El Efferalgan de 1 gramo, el Omeprazol de 40 mg en cápsulas duras gastrorresistentes, algunos Augmentine, Buscapina o Trankimazin (30 comprimidos de 0,50 gramos).
A pesar del desabastecimiento, la AEMPS asegura que existen otros medicamentos con el mismo principio activo que pueden adquirirse y suministrarse. Esta situación no significa que los pacientes o consumidores corran el riesgo de quedar sin su tratamiento.
La industria farmacéutica global atraviesa por algunos obstáculos relacionados con la crisis energética, la falta de suministros y, en el caso de el Reino Unido, el déficit de transportistas. Pero este no es el caso de España, aunque sin dudas, es un asunto complejo y multifactorial.
Esta ausencia de determinados medicamentos en las farmacias y hospitales, es consecuencia de varios factores. Entre ellos,problemas en la estimación de la demanda por parte del laboratorio que comercializa el fármaco en concreto. También problemas en el proceso de producción, ya sea por la falta de materias primas o problemas en el proceso de calidad y seguridad de la fabricación del medicamento.
Así como la retirada voluntaria del medicamento por parte del laboratorio que lo produce como parte de su estrategia comercial.
En 2020 sucedió una situación similar y entonces la OCU razonó motivaciones similares en ese desabastecimiento de medicinas.