En la campaña electoral, nuestros políticos, aquellos que aspiran a lograr nuestro voto, han hablado una vez más de la necesidad de un cambio en el modelo productivo de España. No depender tanto de los servicios -o como en el pasado, del ladrillo- y fomentar la industria y el conocimiento. Pero la realidad sigue siendo bien tozuda y los presupuestos ejercicio tras ejercicio han desmentido la voluntad de nuestra clase dirigente de financiar la I+D en nuestro país. La brecha de la España de la innovación no sólo no se acorta, frente a los países más punteros, sino que sigue creciendo. Es cierto que el gasto en los Presupuestos Generales del Estado para 2015 reflejaba un aumento del 4% con respecto a los de 2014 hasta alcanzar los 6.928 millones de euros pero quedan muy lejos de los 9.662 invertidos en 2009, la mejor cifra histórica.
Según los últimos datos publicados por el INE, el Instituto Nacional de Estadística, el gasto interno en Investigación y Desarrollo (I+D) en España ascendió a 12.821 millones de euros en 2014, lo que supuso un nuevo descenso del 1,5% respecto al año anterior. Dicho gasto representó el 1,23% del Producto Interior Bruto (PIB) frente al 1,26% del año 2013.
No sólo la administración gastó menos en I+D, también los centros de innovación y las empresas movilizaron menos fondos para intentar reducir la brecha -quizá mejor habría que hablar de sima- que nos separa de otros países comunitarios.
Un total de 200.236 personas se dedicaron a actividades de I+D, en equivalencia a jornada completa en 2014. Y una vez más, las comunidades autónomas con mayor porcentaje de gasto en actividades de I+D sobre su PIB fueron País Vasco (2,03% del PIB), Comunidad Foral de Navarra (1,75%), Comunidad de Madrid (1,68%) y Cataluña (1,47%). Son las únicas que superan la media nacional. Suspenden Baleares, Canarias y Castilla-La Mancha.
No es casual que sean las comunidades más ricas las que más invierten en I+D y las que tienen menos paro. Es cierto que tienen más recursos para destinar a la innovación, pero también que tienen más recursos precisamente porque innovan y cuentan con un tejido productivo más diversificado.
Hasta 2008 España mantuvo tasas de crecimiento en I+D superiores a las de Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Polonia, en un intento por reducir la brecha tecnológica. Pero un año después, con la llegada de la crisis, el presupuesto público y también el privado comenzaron a decrecer de forma sostenida mientras que la media de la Unión Europea de gasto, a pesar de las dificultades económicas, siguió aumentando, haciendo que la distancia con nuestros socios comunitarios se agrandase. Hasta Portugal, con rescate financiera incluido, ha destinado más recursos públicos a la I+D que España. Según el informe COTEC, España se encuentra actualmente en el puesto 22 en el llamado Índice Sintético de Innovación de los países integrados en la Unión Europea y asociados. Y en 2014 lejos de mejorar perdió dos puestos. Es también el que peor tasa de crecimiento presenta de los llamados “innovadores moderados”.
Informe COTEC
La Fundación COTEC para la innovación celebra en 2015 el 20º aniversario de su primer informe sobre la situación de la I+D en España y su comparación con el resto de Europa y del mundo.
En el Informe Cotec 2015 se mantienen como países de referencia los cinco de la Unión Europea, que forman, junto con España, el grupo de naciones con mayor número de habitantes (Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y Polonia), así como el conjunto de la Unión Europea, Estados Unidos y Japón. En el grupo de países de referencia y fuera del área de influencia comunitaria se encuentran también Corea, Australia y Canadá y desde 2012, China, un actor global cada vez más destacado en el ámbito de la I+D+I
Mientras España reducía su esfuerzo inversor en los últimos años, el resto de los países y regiones de la Unión Europea han seguido modestamente aportando más fondos a la I+D por lo que la brecha tecnológica con nuestros socios ha seguido creciendo.
Si a la falta de inversión le sumamos otros aspectos como el fracaso escolar, la escasa presencia de artículos de nuestros investigadores en revistas especializadas y las también escasas patentes logradas, las perspectivas para el futuro no son muy esperanzadoras. El futuro gobierno que salga de las urnas deberá una vez más decidir si apuesta realmente por la España del conocimiento o nuestra economía deberá seguir ganando competitividad no en base a la excelencia sino reduciendo salarios y la calidad de vida de los ciudadanos.
Hablan los investigadores
Javier Gil Sevillano es uno de los investigadores más veteranos de CEIT-IK4 con más de 40 años de experiencia. Reconoce que la situación actual es “muy mala comparando la reciente”, pero recuerda que en sus comienzos ese escenario era “incomparablemente peor”, con gran escasez de medios. Sevillano está considerado un referente internacional en el estudio de las propiedades de los materiales.
La falta de artículos de referencia de nuestros investigadores en las revistas especializadas es otra de las asignaturas pendientes de las universidades y los centros tecnológicos, pero también en este campo y a pesar de la crisis se sigue mejorando. Lo destaca Isabel Gutiérrez que junto a otras tres investigadoras -Amaia Iza-Mendia, Alazne Altuna y Beatriz Pereda- recibía el pasado año el Charles Hatchett Award 2014 por su trabajo en el campo del niobio en aceros de alta resistencia y sus aleaciones.
Beatriz Pereda es la más joven del equipo que ha recibido el Charles Hatchett Award y no se arrepiente de haber elegido el campo de la investigación en lugar de comenzar una carrera más ligada al mundo de la empresa. El mundo de la I+D con escasez de financiación es incierto, pero merece la pena el reto.
No faltan por lo tanto en España investigadores con talento y centros tecnológicos dispuestos a potenciar el conocimiento, lo que falta es financiación pública y también privada para hacer posible un futuro basado en el conocimiento. José Germán Giménez es profesor de Tecnun y también responsable de I+D de la compañía de fabricación de trenes CAF de Beasain. Una empresa puntera presente en todo el mundo con contratos millonarios como el del AVE del desierto que unirá La Meca y Medina en Arabia Saudí.