La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unido (EPA) ha ocultado información al público desde enero de 2019 sobre los peligros que representan 1.240 productos químicos. Por ley, las empresas deben proporcionarle cualquier evidencia que posean de que un químico presenta “un riesgo sustancial de daño a la salud o al medio ambiente”.
Hasta hace poco, la agencia había puesto a disposición del público estos documentos, conocidos como informes 8 (e). Por la sección de la Ley de Control de Sustancias Tóxicas que los exige. En 2017, por ejemplo, la EPA publicó 481 informes de riesgos sustanciales de la industria en ChemView. Una base de datos pública de búsqueda de información química mantenida por la agencia. En 2018, agregó otros 569 informes 8 (e) al sitio. Pero desde 2019, la EPA solo ha publicado uno de los informes en su web.
Durante este tiempo, las empresas químicas han seguido presentando los estudios críticos a la agencia, según dos miembros de la EPA con conocimiento del asunto, recogió The Intercept.
Desde enero de 2019, la EPA ha recibido al menos 1.240 informes que documentan el riesgo de daños graves a la salud de ciertos productos químicos. Incluida la corrosión ocular, el daño al cerebro y al sistema nervioso. Así como la toxicidad crónica para las abejas y el cáncer tanto en personas como en animales. Los compuestos PFAS se encuentran entre los sujetos químicos de estas notificaciones.
Un portavoz de la EPA reconoció el problema en una respuesta por correo electrónico a las preguntas de The Intercept. “Debido a las limitaciones generales de recursos (personal y contratistas), la agencia no pudo continuar con la publicación regular de las presentaciones 8(e) en ChemView. Un proceso muy manual, después del 1/1/2019”.
EPA no informa riesgos de productos químicos
El vocero también indicó que “el programa TSCA (Ley de Control de Sustancias Tóxicas) no tiene fondos suficientes. El Gobierno anterior nunca solicitó al Congreso los recursos necesarios para reflejar las nuevas responsabilidades de la agencia bajo la Ley enmendada. Estos déficits tienen implicaciones que son importantes para todas las partes interesadas, no solo para la industria”. A pesar de los desafíos de financiación, la EPA se comprometió a intentar rectificar la situación.
La EPA no solo ha ocultado estos informes del públicos sobre productos químicos, sino que ha dificultado el acceso del personal de la EPA, según dos científicos de la agencia que permanecen en el anonimato.
Los informes de riesgos sustanciales no se han cargado en las bases de datos. Sistemas utilizados con mayor frecuencia por los evaluadores de riesgos que buscan información sobre productos químicos.
Se han ingresado solo en una base de datos interna a la que es difícil acceder y buscar, comentaron. Como resultado, se ha incorporado poca, y quizás ninguna, información sobre estos riesgos graves para la salud. Y el medio ambiente en las evaluaciones químicas durante este período.
“El hecho de que estos estudios no se incluyan significa que hay una gran posibilidad de que haya algunas evaluaciones químicas en las que deberíamos haber llegado a conclusiones diferentes”, dijo otro miembro del personal de la EPA familiarizado con el proceso de evaluación química.
La información surge a raíz de la evidencia de disfunción y corrupción en la Oficina de Prevención de la Contaminación y Tóxicos de la EPA que cinco denunciantes han proporcionado a The Intercept, al inspector general de la EPA y a los miembros del Congreso desde julio.
El público el gran perdedor
La Ley de Control de Sustancias Tóxicas de 1976 pretendía claramente que la EPA actuara sobre la información enviada por la industria sobre los riesgos de los productos químicos. Y según un vocero de la agencia, cada presentación 8(e) se revisa y evalúa de inmediato para determinar el grado de preocupación que debe adjuntarse. Así como recomendaciones para las acciones de seguimiento apropiadas.
Pero los dos trabajadores de la EPA que hablaron con The Intercept dijeron que los informes no desencadenan una respuesta inmediata. “Creo que la mayoría de la gente en el público asumiría que cuando recibamos estos informes, les daremos un escrutinio increíble. Y dirán: ‘¡Oh, no! ¿Qué vamos a hacer al respecto?’ Pero básicamente, solo están entrando en un agujero negro”, dijo uno de los dos científicos. “No los miramos. No los evaluamos. Y no verificamos si cambian nuestra comprensión de la sustancia química”.
En su respuesta por correo electrónico, la EPA cuestionó la descripción del proceso por parte de los científicos. “Esta no es una representación fáctica de cómo la EPA trata con las presentaciones TSCA 8(e)”, escribió el portavoz de la agencia. Y agregó que el personal de la agencia sí revisa las presentaciones para determinar el “grado de preocupación”.
Durante décadas, las empresas afirmaron que gran parte de la información de un informe 8(e) podía declararse comercial confidencial. Esto les permitía eliminar el nombre de la sustancia química del informe y hacía imposible abordar el daño. En 2010, el gobierno de Obama cambió de rumbo y anunció que comenzaría a revisar los reclamos de confidencialidad. Y, si no eran legítimos, publicaría los informes junto con los nombres de los compuestos.
La EPA no es lo que era
La industria química se opuso a la política, argumentando que obligar a las empresas a revelar los nombres de sus compuestos era una violación de sus derechos de propiedad intelectual. Y los observadores cercanos de la industria creen que la presión de las empresas que tenían este punto de vista probablemente llevó a la EPA de Trump a decidir dejar de publicar los informes y los riesgos de los productos químicos.
“No es fácil seguir vendiendo sus productos químicos cuando la gente sabe que es probable que causen cáncer u otras enfermedades graves”, dijo Eve Gartner, abogada que administra el programa de salud y exposición tóxica en Earthjustice.
“Tiene mucho sentido que en una EPA que estaba controlada en gran medida por la industria, los fabricantes de productos químicos presionarían para que dejara de publicar estudios de riesgo significativos. Y la EPA aceptaría mantener en secreto esta información básica de salud y seguridad”, agregó.
Gartner dijo que es más difícil entender por qué la administración de Biden, que ha expresado repetidamente su compromiso con la integridad científica, aún no ha solucionado el problema y puesto a disposición del público esta información de salud y seguridad atrasada.
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