Saltan a la vista las bondades ambientales de alejarnos de los vehículos que operan con gasolina y acercarnos a los eléctricos. Esos rasgos tan difundidos y publicitados por la industria automotriz ganan cada día más seguidores. Pero, si hay alguna limitante para adquirir los coches eléctricos habría que buscarla en las baterías: la duración y los costes. También por el factor climático del que tanto se habla y se alerta. Las pilas están compuestas por iones de litio y su presunta inocuidad con el medioambiente está a prueba.
Los fabricantes han empleado los iones de litio para reemplazar los combustibles fósiles y sus consecuentes emisiones de CO2. Pero esta percepción esta siendo cuestionada y calibrada. Conocedores aseguran que la fabricación de baterías de iones de litio es relativamente intensiva en carbono. Especialmente cuando las factorías funcionan con combustibles fósiles. Y, sobre todo, porque sus residuos son en extremo contaminantes.
Las emisiones de fabricación de baterías parecen ser de magnitud similar a las de la fabricación de un vehículo con motor de combustión interna promedio. O de aproximadamente un cuarto de las emisiones de por vida de un coche eléctrico
El proceso de tratamiento de las baterías de ión de litio como residuo es muy caro. Apenas se recupera el 50% de sus componentes, llega hasta el 80% en el mejor de los casos. Además, el procedimiento es muy contaminante y emite mucho CO2.
Por este motivo, la mayoría de los fabricantes hasta ahora han preferido la reutilización de las baterías en lugar de desecharlas o reciclarlas.
Cuando el rendimiento de las baterías de ión de litio cae y ya no son utilizables en los coches eléctricos, se destinan a otros usos. Como sistemas de alimentación de emergencia, para iluminar campos de fútbol o incluso para estaciones de carga o electrolineras. En esos servicios no es tan importante que la carga y descarga sea rápida ni la densidad energética es un problema, de modo que se pueden reutilizar.
Ahora bien, esta solución es válida para los acumuladores que hayan perdido parte de su rendimiento. Pero no para aquellos que hayan llegado al final de su vida útil o simplemente se dañaron definitivamente.
Baterías de coches eléctricos, otra visión
Otras opiniones salen en defensa de las baterías de iones de litios de los coches eléctricos. Señalan que estos vehículos necesitan una energía que no es necesaria bombearla, ni transportarla ni refinarla. Se fabrica lejos de los lugares en los que viven las personas, por lo que la contaminación queda lejos de la población. Y si la electricidad se produce con energías renovables el proceso es limpio de principio a fin.
La extracción del litio es a menudo utilizada por sus detractores para atacarlo. Se extrae de los desiertos de Australia, China, Argentina y Chile.
Australia es el mayor productor de litio del mundo. Sin embargo allí no se habla de esta industria como un problema de contaminación. Allí se consume el 1% del petróleo mundial y se refina el 0,25%. Sin embargo se extrae el 50% del litio de todo el mundo. En este escenario son las refinerías de petróleo las que más contribuyen a la contaminación, sin contar con el bombeo, el transporte y la quema.
Toda la extracción de litio que se ha realizado hasta la fecha no ha causado un problema medioambiental más grande que un solo derrame de petróleo en el mar.
Sectores de la industria automotriz consideran absurdo gastar cantidades de energía para llevar el petróleo desde el subsuelo hasta el tanque de un coche de combustión y que este solo aproveche el 30% de la energía disponible. Por tanto, parece más lógico usar esa electricidad para alimentar directamente vehículos eléctricos, que eliminan esas ineficiencias y contaminan lejos de los lugares en los que hay población.
Labor detallada y poco rigurosa
International Council on Clean Transportation (ICCT) señala que el escrutinio sobre los impactos de la baterías de los coches eléctricos se ha justificado. Teniendo en cuenta que estos coches son fundamentales para descarbonizar el sector del transporte.
Los beneficios de los vehículos eléctricos en comparación con los de combustión interna son claros y están creciendo. A pesar de la disponibilidad imperfecta de datos relacionados con los procesos de fabricación de vehículos.
Asegura que calcular las emisiones del ciclo de vida para todos los modelos de vehículos sería oneroso y no del todo riguroso. Cualquier política de este tipo debería incluir emisiones de fabricación para todos componentes de vehículos convencionales, incluyendo las baterías. Para no penalizar injustamente vehículos eléctricos.
Entretanto, los gobiernos pueden continuar reduciendo emisiones de uso de vehículos con políticas separadas para reciclaje y segundo uso de batería, red descarbonización. Mientras se promueve una mayor aceptación de los vehículos eléctricos.
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