La Lomloe, también llamada Ley Celáa -aprobada en diciembre de 2020- sigue ando debates y modificaciones en su aplicación. En los nuevos currículos se enfatizará la educación socioemocional en las escuelas de España, como un principio fundamental.
Hace un año cuando entró en vigor la Ley, se conoció que se pondría «especial atención» a la educación «socioemocional y en valores». Desde entonces se plantea en los currículos educativos y se subraya ese concepto en casi todas las materias. Incluso, como una competencia necesaria más para superarlas.
Las emociones de niños y jóvenes para su correcto desarrollo es una tarea que había correspondido a terapeutas, psicólogos y psicopedagogos. Pero ahora han dado el salto hasta el aula. La comunidad educativa ha tomado conciencia, tras la pandemia, de la importancia del bienestar socioemocional del alumnado para mejorar su proceso de aprendizaje.
La ministra de Educación, Pilar Alegría señaló que «si el bienestar emocional ya era importante antes de 2020, ahora se ha posicionado como la principal preocupación del sistema educativo». Lo detalló en un encuentro, organizado por SM, sobre los cambios del nuevo currículo. Al que estuvo presente Álvaro Marchesi, catedrático de Psicología de la Universidad Complutense y asesor de la Fundación SM.
Marchesi afirmó que “los alumnos que se sienten bien aprenden mejor”. Para lograrlo recomienda que el desarrollo socioemocional de los alumnos forme parte del proyecto colectivo del centro educativo. Y que se realicen actividades grupales para que el alumno y la alumna se sienta bien con él mismo y con los otros. Destaca, a su vez, la importancia de trabajar la educación emocional en la tutoría para que haya tiempo en el aula para conversar con los estudiantes de cómo se encuentran, cómo emplean sus emociones y cómo es la convivencia en el aula.
Educación socioemocional, foco de los currículos
Álvaro Marchesi, también director del proyecto “Nuevo currículo, nuevos desafíos educativos”, se alista en acompañar a docentes y a directivos en la puesta en práctica del nuevo currículo estatal y autonómico.
El experto se refirió a los principales retos educativos del nuevo currículo. Tales como diseñar situaciones de aprendizaje orientadas a la adquisición de competencias. El bienestar socioemocional del alumno para que se comprometa con su aprendizaje. La evaluación de la adquisición de esas competencias. Y, en suma, conseguir una educación personalizada e inclusiva en la que ningún niño ni niña se quede atrás.
«El bienestar emocional refleja el sentimiento que tiene un alumno de encontrarse bien en relación con sus compañeros, con el colegio, la familia y consigo mismo. Es decir, siente que de alguna manera tiene una actitud positiva ante la vida. Que, en ocasiones, cuando es más mayor, se traduce en un proyecto de futuro que le satisface», refiere a 20 minutos.
Por tanto, apunta el psicólogo, el bienestar está directamente condicionado por una serie de factores. Como la familia, las amistades, la autoestima o los estudios. La familia, como actor social fundamental en la infancia, es muy importante en ese desarrollo socioemocional. Pero los amigos cobran especial relevancia y llegan a ser incluso más determinantes a medida que se van haciendo mayores.
«Los amigos ayudan a sentirte bien, pero tú tienes que ayudar también a tus amigos», comentó Marchesi. El bienestar emocional «también tiene una parte de desarrollo moral» y que, como tal, implica «responsabilidad y compromiso con los otros», es decir, «solidaridad».
Bienestar personal, con la familia y los amigos
Existe asimismo una relación clave entre los aprendizajes y el bienestar emocional, pese a que en ocasiones pueda darse la tendencia de pensar que son dos dimensiones distintas.
«Un buen aprendizaje conduce a una buena autoestima del alumno (a sentirse bien, competente y con ilusión). Pero a su vez, una persona que se siente bien y con ilusión, aprende mejor», sostuvo Marchesi.
Asimismo indicó el psicólogo que «la medida en que un centro educativo y el entorno familiar son capaces de ilusionar, interesar a los alumnos y realizar proyectos compartidos es fundamental».
En su opinión “el colegio debería incluir en su funcionamiento una serie de proyectos que vayan más allá de las asignaturas” y allí se incorpora la educación socioemocional. «Debe haber siempre una perspectiva de cómo ayudar al desarrollo emocional de los alumnos. Y eso se consigue incorporando en las iniciativas pedagógicas aquellas estrategias y metodologías que potencian la convivencia, la amistad, el trabajo común y el acompañamiento a los alumnos más aislados, entre otros”.
Asegura el especialista que «nos hemos centrado, con razón, en el horror del acoso escolar, pero no podemos olvidar a aquellos alumnos que se sienten solos. Que no tienen amigos por la razón que sea».
Marchesi reconoce que la opción de añadir una materia que aborde estos principios no es posible. Así que propone que las tutorías, que se imparten una hora a la semana, tengan como objetivo el desarrollo emocional para los alumnos de seis a 16 años. «Es una hora libre muy flexible, y durante la cual sería muy interesante que se trabajara de manera sistemática, planificada y adaptada a la edad de cada uno», afirma.
Equilibrio emocional para convivir con los conflictos
La incursión de esta educación socioemocional busca proporcionar las herramientas para que el niño o joven sepan resolver los problemas.
«No es que queramos que los alumnos tengan una vida plácida, sino que el conflicto forme parte del desarrollo. El conflicto es normal en la vida, porque no siempre se cumplen tus aspiraciones. De lo que se trata sobre todo es de poner en marcha mecanismos que les haga capaces de enfrentarse a sus problemas y conflictos», añade a 20minutos.
Los beneficios de estos aportes en la educación a largo plazo son muchos. «Yo creo que van a ser personas que van a tener un mayor equilibrio emocional. Esto propicia que las angustias, ansiedades y dificultades mentales que uno puede enfrentar en la vida se aborden con mayor seguridad. También puede haber una tendencia a tener un proyecto futuro con mayor compromiso», explica Marchesi.
Tanto en el currículo de Infantil como en el de la ESO y Bachillerato se aborda la educación emocional en la mayoría de las materias. Aplicándolo en función de las competencias que requiera cada una.
Por ejemplo, en la asignatura de Economía y Emprendimiento se plantea que el alumno sepa «reconocer y gestionar emociones para adaptarse a contextos cambiantes y globalizados y a situaciones inciertas».
En la de Educación Física, se incide en potenciar la «autorregulación emocional e interacción social en situaciones motrices». Para saber gestionar el «estrés» o la «frustración» en determinados contextos.
También en la de Formación y Orientación Personal y Profesional se aborda el concepto. «El alumnado debe tomar conciencia de que sus actuaciones y decisiones están en gran medida condicionadas por sus emociones y por los motivos que les llevan a realizarlas», reza el borrador de la ESO.
Lee también en Cambio16.com: