Contar con plantillas diversas, en las que convivan diferentes culturas, generaciones y sensibilidades aporta riqueza a las compañías y fomenta la resiliencia de las mismas y esto es algo que se percibe en las empresas en el trabajo diario y de forma muy específica en los últimos meses en los que la crisis de la Covid-19 ha obligado a una mayor flexibilidad por parte tanto de las empresas como de los empleados. Así ha quedado de manifiesto en el encuentro Ageingnomics, organizado por MAPFRE y Deusto Business School, bajo el título “Economía inclusiva”.
Clara Bazán, directora de Sostenibilidad de MAPFRE, ha explicado que la confianza percibida por los empleados, por los clientes y por los proveedores durante esta pandemia no es fruto del azar sino que es algo en lo que la compañía lleva tiempo trabajando. “Lo que hechos hecho durante estos meses tan complicados no ha sido fruto del momento. Desde hace años, en MAPFRE venimos trabajando en la parte que nos toca”, señaló Clara Bazán.
Además de explicar las diferentes vertientes en el ámbito de la diversidad en las que MAPFRE está trabajando: funcional, generacional, cultural y de género, recordó que en MAPFRE se promueve una cultura “proageing”, en la que no sólo es importante la convivencia entre generaciones sino reconocer el talento y la experiencia de los perfiles seniors.
En este mismo sentido, Arancha Díaz-Lladó, directora de Propósito, Diversidad y Agenda 2030 de Telefónica, incidió en que en el ámbito de la diversidad generacional todavía queda mucho camino por recorrer y que el propósito de la operadora, que pasa por “hacer un mundo más humano conectando la vida de las personas”, implica poner la tecnología al servicio de las personas.
La pandemia generada por la Covid-19 ha puesto a prueba la capacidad de respuesta de todas las organizaciones a las necesidades de sus grupos de interés, subrayó Raquel Azcárraga, directora de Sostenibilidad de Bankinter, quien recordó que la apuesta por la economía inclusiva es una “carrera de fondo” pero que en los últimos meses, las circunstancias han exigido correr un “sprint”. Además de las iniciativas puestas en marcha por cada una de las empresas para hacer frente a la pandemia, Raquel Azcárraga recordó como todas ellas se han involucrado también con iniciativas que estaban en primera línea para hacer frente a las necesidades más inmediatas de los colectivos más vulnerables.
Precisamente, en este sentido, los trabajadores de los supermercados con su servicio y dedicación han jugado un papel decisivo durante esta pandemia como reconoció María Quintín, directora de RSC de Grupo Carrefour. Subrayó que en la pandemia, además de garantizar la seguridad de los clientes y colaboradores, se ha apostado por un ejercicio de responsabilidad precisamente con las personas mayores, que eran las que más riesgo tenían, fomentando iniciativas para que pudieran acceder a todos los servicios sin salir de su casa.
Con este ciclo de encuentros, conducido por Eva Piera, directora general de Relaciones Externas y Comunicación de MAPFRE, e Iñaki Ortega, director de Deusto Business School, se busca analizar las oportunidades que ofrece la economía del envejecimiento desde diferentes perspectivas. Así, por ejemplo, se han abordado el coche autónomo, los nuevos puestos de trabajo, el futuro de la salud en un mundo conectado, los nuevos perfiles que demanda la era digital y el papel de la formación para dotar a esos perfiles de capacidades adaptadas al mercado laboral, el emprendimiento disruptivo, las pensiones en la era de la longevidad o la economía silver y las oportunidades para la innovación social en la era post-Covid.
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