No es cualquier cosa la formación de los astronautas que realzan las misiones exploratorias en el espacio. La agencia espacial de Estados Unidos se ocupa de escoger los candidatos más aptos en sus credenciales académicas, mentales y físicas. En este renglón juegan un papel importante la alimentación y la resistencia. La NASA ideó una dieta lo suficientemente rigurosa que hace perder hasta siete kilos en menos de dos semanas y proporciona los nutrientes fundamentales.
La dieta, llamada de los trece días, enfatiza las proteínas, minimiza los carbohidratos y es hipocalórica. Debe limitarse a ese período. Esto es muy importante y hay que cumplirlo. La cantidad de calorías que se consumen en esas jornadas va de las 500 a las 700 por día y si se extiende el tiempo de la dieta pueden ocurrir problemas de salud. No importa las promesas que haga la NAS, para hacer la dieta es recomendable contar con la supervisión de un nutricionista.
Diseñada por los médicos de la NASA para preparar a los astronautas y evitar posibles problemas gástricos generados por el estrés, se descubrió que también servía para adelgazar. Se basa en planes de alimentación para mejorar la preparación de los profesionales van a emprender una nueva aventura en el espacio exterior.
El Dr. Scott Smith, nutricionista de la NASA y gerente de bioquímica nutricional, analizó la motivación de la dieta y sus resultados. “El laboratorio de bioquímica de nutrición es responsable, en esencia, de mantener saludables a las tripulaciones desde el punto de vista de la nutrición. No tengo nada que ver con la comida. Nuestro trabajo es entender lo que el cuerpo necesita y proporcionarlo, tantas calorías y tanta proteína”, explicó.
El por qué de la dieta de la NASA
Scott Smith reitera que la función de su departamento “es asegurar que la tripulación coma bien. Y luego tratamos de estudiar el cuerpo durante el vuelo. La nutrición siempre ha sido importante para la NASA. En la mayoría de las misiones no molestamos a la tripulación en ese aspecto”.
Señaló que hace aproximadamente un año y medio, llevamos una aplicación de iPad a la estación que permite a las cuadrillas realizar un seguimiento de su ingesta dietética. «Reportan literalmente todo lo que comen. Lo que les da una mirada en tiempo real en el iPad de cuántas calorías están consumiendo. ¿Están recibiendo suficiente líquido? ¿Están recibiendo demasiado sodio? Obtenemos esos datos sobre el terreno. Y calculamos eso en 180 nutrientes diferentes. Todo el camino hasta llenar la cuadrícula”, apuntó.
La preparación en tierra de los astronautas es estricta. Mediciones, evaluaciones, ejercicios y alimentación. A prueba de tensiones, gravidez y largas temporadas en el espacio, de allí la importancia de la dieta. Smith citó los casos de los trasbordadores. “Ya sabes, podrías comer casi cualquier cosa durante dos semanas y salirte con la tuya. Cuando estás allí durante un mes o seis meses, es importante el resultado de lo que comes. Más, cuando buscamos preservar las condiciones de la tripulación al ir más allá de la órbita terrestre. Si te quedas sin un nutriente en una de esas misiones, tendrás problemas”, advirtió.
El experto comentó una anécdota histórica en el podcast oficial del Centro Espacial Johnson de la NASA. “Si miras el lapso entre el viaje de Colón y la invención de la máquina de vapor. Vemos un bloque de 400 años. En ese tiempo el escorbuto mató a 2 millones de marineros”, un una enfermedad producida por la carencia o escasez de vitamina C. Faltaban las naranjas y los limones a bordo.
Proteínas, verduras, frutas y agua
Con la dieta de la NASA no solo se pierde peso, sino que se prepara el organismo de los astronautas para las condiciones extremas que van a vivir después. La aplicación de la fórmula debe ir acompañada de ejercicios al menos tres veces a la semana que contribuyen a adelgazar en forma saludable, equilibrada y duradera.
La dieta NASA se centra en un consumo de proteínas y de grandes cantidades de vegetales. Por tanto, una de las claves es la eliminación de los productos con una mayor cantidad de grasas. Las salsas, el aceite, la mantequilla o la margarina. Los azúcares (incluidos los que proceden de la fruta) y cualquier alimento con un gran aporte calórico.
“Cuando me reúno con las tripulaciones antes del vuelo, lo primero que les digo es que necesitan comer. Y eso suena ridículo, pero necesitas obtener suficientes calorías para mantener la masa corporal. Si estás haciendo eso, eso es el 70% de la batalla. Realmente mantener la masa corporal es el objetivo número uno. Sabemos por muchos vuelos que si se pierde peso durante el vuelo, perderá músculo y no eso está bien. Al sistema cardiovascular no le gusta. Hay más daño oxidativo si no obtienes suficientes calorías”, comentó Smith.
Se pide beber mucha agua y esta otra de las claves para el éxito del régimen. Al ingerir una gran cantidad de agua (al menos dos litros) se eliminan muchas toxinas y el intestino estará más limpio. Además, solo se pueden hacer tres comidas al día en las que hay que repartir de manera correcta las calorías. Para no tener hambre y mantener el estómago lleno el máximo tiempo posible.
Comer saludable, pero sabroso
Uno de los desafíos es conseguir suficiente comida. Suficiente variedad de alimentos para que los miembros de la tripulación puedan encontrar cosas que los hagan felices. Si no les gusta el brócoli, ¿comerán espárragos? ¿Comerán judías verdes? ¿Comerán algo más? Tiene que haber algo verde pase lo que pase.
“Queremos una dieta optimizada y eso significa más frutas y verduras que tienen fitoquímicos. Significa más fuentes de ácidos grasos omega tres. Así, el salmón, el pescado y las nueces son básicos. Y, nuevamente, hacer lo que podamos para asegurarnos de que las tripulaciones están lo suficientemente interesadas en comer. Carnes magras, sin grasas, pescados y muchas verduras y frutas. Café o infusiones sin azúcar. Lo que elijan que sea saludable, pero que les guste. «Si no les gusta el brócoli, entonces espárragos o puerros», concedió.
En las tres comidas hay que dividir las calorías que se van a ingerir a lo largo de la jornada. El desayuno puede incluir una infusión o un café con edulcorante y una tostada de pan integral. En la comida y la cena se agregan los productos con alto nivel de proteínas (a la plancha o al horno) y los vegetales. No se puede reemplazar un alimento por otro y con las cantidades indicadas. Y no es conveniente hacerla más de13 días seguidos.