Por Ana Bedia
04/06/2016
e proponemos un gran viaje virtual que le permitirá ampliar sus conocimientos, acceder a lugares prohibidos para el común de los mortales, asistir a actuaciones en los mejores teatros del mundo y visitar exposiciones en los museos más importantes.
Es una travesía sin coste alguno y para la que lo único que necesita como equipaje es un ordenador, tableta o teléfono móvil con acceso a internet y teclear en su navegador: Google Cultural Institute. Acto seguido se embarcará en un vuelo que le llevará por más de 1.000 instituciones de 70 países y más de 2.000 muestras digitales que ponen a su disposición seis mi- llones de fotos, vídeos y manuscritos.
El instituto cultural del gigante tecnológico, inaugurado en 2011 y con sede en París, forma parte de una iniciativa de Google que busca, mediante asociaciones con instituciones culturales, reunir y conservar el patrimonio artístico mundial digitalizándolo y subiéndolo a la Red. El objetivo: democratizar la cultura haciéndola accesible para todos. Asegura operar como una organización sin ánimo de lu- cro en la que sus servicios son gratuitos y no se hace uso comercial del contenido facilitado por las instituciones.
La unión de tecnología y conocimientos se logra con una mezcla perfecta en la que “Google proporciona las herramientas” y los museos, archivos y fundaciones, los bienes culturales y la información sobre las obras, “porque ellos son los expertos en arte”, explica Laurent Gaveau, director del laboratorio del Cultural Institute. Aunque ante tal idílico acuerdo de colaboración, Gaveau reconoce que se han encontrado con la reticencia de algunas instituciones, que temen que el acceso abierto a sus museos, por ejemplo, pueda conllevar la negativa consecuencia del descenso en el número de visitantes a sus instalaciones. El director del laboratorio, no obstante, afirma que el efecto es el contrario, ya que incluso ven aumentar las visitas, y que una vez se les explica pormenorizadamente el proyecto terminan comprendiendo las ventajas de esta alianza, principalmente en el caso de museos pequeños que no cuentan con los medios para digitalizar y hacer accesbles todas sus obras.
Cuando el usuario accede a través de internet al instituto se encuentra con tres categorías: Art Project, Momentos históricos y Maravillas del mundo. La primera pone a su disposición colecciones de arte de todo el planeta y le ofrece la posibilidad de realizar visitas guiadas por ellas creando una experiencia de inmersión sorprendente, como si estuviera en el interior de las salas del museo, gracias a la tecnología Street View y las vistas horizontales en 360 grados. Además también le permite explorar las obras al detalle, ya que todas las imágenes de las piezas están realizadas y subidas en alta resolución, lo que proporciona niveles de zoom sorprendentes. Por ejemplo, la imagen a 7 gigapíxeles del cuadro La botella de anís facilita un análisis exhaustivo de la obra de Juan Gris realizada en 1914.
Un trozo de cartón, dos lentes, un imán, una goma elástica y un poco de velcro y, et voilà, ya cuenta con su casco de realidad virtual casero. Después sólo tendrá que colocar en él su smartphone y descargarse el software necesario, disponible para Android. Acto seguido experimentará la sensación de estar inmerso en el océano, una obra de teatro, un museo… Esta sencilla y económica manualidad brotó de las mentes de los ingenieros que trabajan en el laboratorio del Google Cultural Institute y la bautizaron con el nombre de Google Cardboard. El ingenio se presentó por primera vez en la conferencia anual de la compañía para sus desarrolladores celebrada en San Francisco en junio de 2014. Desde entonces se han vendido más de cinco millones de cajitas. Su precio: 13 euros.
Los gigantes tecnológicos están dejando claro que una de sus apuestas para la próxima década es la realidad virtual. A mediados de marzo era el consejero delegado de Facebook, Mark Zuckerberg, durante el arranque de la reunión anual de la compañía, que congregó a más de 2.000 desarrolladores en San Francisco, el que ponía entre sus prioridades trabajar en esta tecnología.
Por su parte Google acaba de lanzar al mercado Tilt Brush (27,99 euros), una aplicación de dibujo virtual, disponible en la plataforma de distribución digital de videojuegos Steam, que unida al hardware HTC Vive, compuesto principalmente por unas gafas de realidad virtual y dos mandos wi- reless (899 euros), le hará experimentar una nueva forma de dibujar. En el momento en el que se pone las gafas, la habitación en la que se encuentre se convertirá en un inmenso lienzo tridimensional en el que poder expresar su arte. Las posibilidades son infinitas, con uno de los mandos inalámbricos pintará y con el otro, a modo de paleta, cambiará el tipo de pincel, los colores e incluso podrá añadir efectos sorprendentes a sus obras como fuego, estrellas o copos de nieve.
El buscador más famoso decidió instalar Tilt Brush en el Laboratorio del Google Cultural Institute, en París, e invitar a artistas de todas partes del mundo, pertenecientes a diversos campos y disciplinas, para explorar las posibilidades de la aplicación. El resultado fue sorprendente. Cambio16 también ha tenido la oportunidad de probarla y aunque no realizamos precisamente una obra digna de colgar en un museo, pudimos constatar que se trata de una recomendable y adictiva experiencia creativa.