Sumergidos en salvar vidas y en sobrevivir ante la estrechez económica y el desempleo, el tema político suele dejarse de lado. Los dictadores, al tanto de esta circunstancia, han ampliado sus dominios. Tras una minuciosa medición, The Economist Intelligence Unit (EIU) asegura que «la democracia recibió un gran golpe durante la pandemia».
El grupo de investigación y análisis, con sede en Londres, creó en 2006 el Índice de Democracia EIU. Un indicador que proporciona una visión del estado de la democracia mundial en 165 estados y 2 territorios. Y se basa en 5 categorías: proceso electoral y pluralismo, libertades civiles, funcionamiento del gobierno, participación política y cultura política.
Medidos con 60 indicadores dentro de estas categorías, cada país se clasifica en uno de los cuatro tipos de régimen: democracia plena, democracia defectuosa, régimen híbrido o régimen autoritario.
Casi el 70% de los países cubiertos por el Índice de Democracia registraron en 2020, una disminución en su puntaje general promedio. Pasó de 5,44 en 2019 a 5,37 en 2020. La peor puntuación desde que se elaboró por primera vez hace catorce años.
La decimotercera edición se focalizó en el impacto de la pandemia en la democracia y la libertad en el mundo. En su informe “¿En la salud y en la enfermedad? analizó “cómo la emergencia supuso la retirada de las libertades civiles a gran escala y alimentó una tendencia de intolerancia y censura de opiniones disidentes”.
El balance también examinó el estado de la democracia en Estados Unidos después de un año tumultuoso dominado por la pandemia del coronavirus. El movimiento Black Lives Matter y unas elecciones presidenciales muy controvertidas.
La pandemia afectó la democracia en el mundo
El informe, casi la mitad de la población mundial (49,4%) vive en una democracia de algún tipo, aunque solo un 8,4% reside en una «democracia plena». Este nivel es superior al 5,7% de 2019, ya que varios países asiáticos han experimentado mejores.
Más de un tercio de la población mundial vive bajo un régimen autoritario, y una gran parte se encuentra en China.
Los resultados del Índice de Democracia muestran que Europa occidental pierde dos «democracias plenas» en la pandemia. En 2020, dos países de Europa occidental, Francia y Portugal, abandonaron la «democracia plena» y pasaron a la de “democracia defectuosa”.
Trece países de la región ahora están clasificados como «democracias plenas», en comparación con 15 en 2019. Y siete como «democracias defectuosas», en comparación con cinco en 2019.
Solo tres países mejoraron sus puntajes en 2020 (Italia, Turquía y el Reino Unido) y 18 registraron una disminución. Ningún país registró un aumento en su puntaje general de libertades civiles, como medidas de bloqueo y distanciamiento social utilizadas para combatir la pandemia.
Entretanto, en China se acentuaron las limitaciones a la democracia en la pandemia. El régimen chino, que rutinariamente hace cumplir obediencia y restricciones a las libertades individuales, no tuvo reparos en ejercer un control absoluto sobre su población.
Por el contrario, las democracias establecidas en Europa, América Latina y América del Norte, tenían serios recelos acerca de adoptar un enfoque tan draconiano para combatir el virus.
Entre los países más democráticos del mundo se ubican Noruega, Islandia, Suecia, Nueva Zelanda y Canadá, este último desplazó a Finlandia al sexto puesto. Mientras que los menos democráticos son Chad, Siria, República Centroafricana, República Democrática del Congo y Corea del Norte.
Democracia, internet y controles ciudadanos
Los gobiernos han utilizado la pandemia como cobertura para frenar la democracia. Expandir la vigilancia en línea y la recopilación de datos. Y censurar el discurso crítico y construir nuevos sistemas tecnológicos de control social, según La Libertad en la Red 2020 (Freedom on the Net 2020).
Sostiene el informe publicado por Freedom House que el despliegue rápido y descontrolado de la inteligencia artificial (IA). Unido a la vigilancia biométrica para abordar la crisis de salud pública crea riesgos para los derechos humanos. “Se han introducido aplicaciones para teléfonos inteligentes que permiten el seguimiento de contactos. O, el monitoreo de cumplimiento de la cuarentena en 54 de los 65 países evaluados. Pocos países poseen mecanismos efectivos para proteger los datos personales contra prácticas abusivas por parte del Estado”, refiere.
“La historia ha demostrado que las tecnologías y las leyes adoptadas durante una crisis tienden a quedarse”, dice Adrian Shahbaz, director de tecnología y democracia.
«Al igual que con el 11 de septiembre, miraremos a la pandemia como un momento en el que los gobiernos obtuvieron nuevos poderes intrusivos para controlar a sus poblaciones», indica el coautor del informe.
Los líderes políticos también están utilizando la pandemia como pretexto para reducir la democracia. Censurar noticias desfavorables, arrestar a los críticos y tomar como chivo expiatorio a grupos étnicos y religiosos.
En al menos 45 países, activistas, periodistas y otros miembros de la sociedad fueron arrestados o acusados de delitos penales por discursos en línea relacionados con la pandemia, destaca el texto. Los gobiernos de al menos 28 países censuraron sitios web y publicaciones en redes sociales para suprimir estadísticas de salud desfavorables. Así como acusaciones de corrupción y otros contenidos relacionados con la COVID-19.
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