El 29 de marzo de 2019 en la noche, el fotógrafo Javier Aznar González de Rueda observó a un anolis delgado (Anolis fuscoauratus) durmiendo en una rama en la Amazonía ecuatoriana. Sobre su cabeza, una cucaracha permanecía inmóvil con la boca en la esquina del ojo del reptil. La imagen quedó inmortalizada en una fotografía. Varios minutos después, el insecto se desplazó y el lagarto, sin inmutarse, abrió ligeramente los ojos .
Estos insectos visitan a sus depredadores por la noche para encontrar esas fuentes de alimentación, lo que podría ocurrir debido a la alta competencia por la comida en las selvas tropicales
Matthijs P. van den Burg
¿Qué estaba haciendo la cucaracha? El insecto estaba alimentándose de las lágrimas del anolis. Una práctica denominada lacrifagia propia de como polillas y mariposas, e incluso abejas. Animales con probóscide (un apéndice alargado y tubular situado en la cabeza), para completar su dieta de sales y otros nutrientes a través de las secreciones de tortugas, cocodrilos, lagartos o aves.
Gracias a que la imagen se publicó en las redes sociales, el científico Matthijs P. van den Burg, del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid (MNCN-CSIC), contactó al fotógrafo. Luego se lanzaron juntos a describir la primera observación de una cucaracha alimentándose con lágrimas .
Día y noche para beber lágrimas
Pertenecientes a los blatodeos, hay más de 4.500 especies de cucarachas de 500 géneros. Pero a pesar de su alto número y de ser muy comunes queda mucho por saber de estos insectos de cuerpo aplanado y color rojizo amarronado.
Los resultados, publicados en la revista Neotropical Biodiversity, revelan que las cucarachas tienen una dieta más amplia de lo que se creía. “Visitan a sus depredadores por la noche para encontrar esas fuentes de alimentación, que podría ocurrir debido a la alta competencia por la comida en las selvas tropicales”, dice Van den Burg.
Aunque hasta ahora se pensaba que todas las especies lacrífagas solo succionaban lágrimas gracias a su larga probóscide, las especies que carecen de este órgano también pueden hacerlo. Por supuesto, se arriesgan a sufrir daños o ser devoradas. La cucaracha, por ejemplo, con el anolis delgado se encuentran extremadamente cerca del huésped.
Hay más de 4.500 especies de cucarachas de 500 géneros, pero aún queda mucho por saber de estos insectos de color rojizo amarronado
El comportamiento del insecto sorprendió al investigador. Hasta ahora se suponía que la lacrifagia era un comportamiento diurno y que para reducir el riesgo de predación los blatodeos se alimentan de las secreciones solo durante la noche.
“Nuestro trabajo aporta conocimientos sobre la historia natural de las cucarachas. Esta conducta podría también perjudicar a los reptiles en el caso de transferirse virus o bacterias durante la interacción”, señala el experto, del departamento de Biogeografía y Cambio Global del MNCN.
Para el biólogo, el descubrimiento de la lacrifagia de cucarachas sobre lagartijas, un fenómeno muy difícil de observar, permite comprender mejor las interacciones entre especies en todo el mundo. “Carecemos de esta información para la mayoría de las especies descritas”, concluye van den Burg.
Fuente: SINC Derechos: Creative Commons.