POR CAMBIO16
09/07/2017
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La crisis venezolana ha pasado en tan sólo una semana de sumar días en torno a una rebelión popular a deshojar el calendario con miras a dos fechas cruciales: el 16 y el 30 de julio. Estas dos fechas, a lo que se suma la pre-configuración de lo que se perfila como un nuevo contexto en la lucha de calle con la excarcelación este sábado del líder opositor Leopoldo López, pone a la situación del país caribeño en una cuenta regresiva de la cual el mundo está en total atención.
Los días 16 y el 30 de julio se celebrarán en la nación suramericana consultas electorales, una promovida por la oposición y la otra por el Gobierno, aunque solo la del 30 tendrá carácter vinculante y dará paso a un nuevo ordenamiento jurídico, algo que la alianza opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) califica de «fraude» y llama a impedir.
El último domingo del mes se elegirán en el país a 545 representantes que integrarán la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), un órgano que redactará una nueva Constitución con el propósito de «fortalecer la revolución» según el chavismo o de «consolidar la dictadura» según la MUD.
Los opositores, en cambio, han suscrito un manifiesto «para el rescate de la Constitución y la democracia» que insta a todos los venezolanos a organizarse y «constituirse en asambleas permanentes» para declarar «que no permitirán el uso de los centros electorales para la violación de la Constitución» el 30 de julio.
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— Unidad Venezuela (@unidadvenezuela) 7 de julio de 2017
En este sentido, el bloque opositor pidió a sus seguidores «estar listos para la activación de la gran protesta nacional permanente y simultánea» aunque no se conocen detalles de esta convocatoria, relacionada con la elección del 30 de julio.
También en rechazo a un eventual cambio de la Carta Magna, la MUD anunció una consulta popular para el día 16 para preguntar a los venezolanos si están o no de acuerdo con la Constituyente y, además, con instaurar un gobierno de transición.
Por su parte, desde el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) se ha emprendido una intensa campaña a través del canal del Estado y los medios al servicio del Gobierno que va restando hasta los segundos hacia la Constituyente, con la que planean «pulverizar» a la oposición, levantar inmunidades a parlamentarios opositores e intervenir la Fiscalía.
La figura que mueve el tablero
Pero ahora, el tablero político venezolano se estremece con la excarcelación del líder opositor Leopoldo López, el más notable de los opositores presos. ¿Por qué se tomó esta decisión justo en uno de los momentos más álgidos de la crisis?
Aunque habrá que esperar los próximos movimientos, lo cierto es que el gobierno retrocedió frente a lo que consideraba una línea roja, mientras que López logra una excarcelación sin negociaciones políticas ni condicionamientos. En su primera aparición pública tras su excarcelación, el dirigente llamó a los ciudadanos, que cumplen este domingo 100 días de protestas, a mantenerse en las calles.
«Les reitero mi compromiso de luchar hasta conquistar la libertad. Pueblo de Venezuela, que este avance, que este paso se convierta en mayor convicción, y en ese sentido reiteramos, a 100 días de la resistencia volvamos a la calle a luchar«, dijo López a través de una carta leída por el coordinador encargado de su partido Voluntad Popular (VP), Freddy Guevara, a las puertas de su residencia.
El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) -acusado de seguir órdenes del gobierno- justificó su sentencia como una “medida humanitaria” por “razones de salud”, pero los motivos, dadas las circunstancias actuales del país, van al fondo del conflicto: Venezuela vive desde el 1 de abril las mayores protestas contra el presidente Nicolás Maduro, que dejan 91 muertos y exigen su salida mediante elecciones generales. En medio de esa ofensiva, Maduro convoca a una Asamblea Constituyente, tensando la cuerda.
La excarcelación de López -condenado a casi 14 años de cárcel- apuntaría a descomprimir el escenario, en el que el gobierno carga con una cuota alta de desprestigio por la represión contra manifestantes que denuncian sus oponentes.
También introduce en la mesa dos nuevos escenarios, que serán de importancia fundamental y que los venezolanos deberán seguir su evolución: el primero, el de un chavismo con fracturas más visibles: la excarcelación de López ha sido vista con incomodidad por varios sectores del chavismo, los más radicales, quienes desde este sábado han venido reclamando a las altas cabezas del oficialismo el por qué de esa decisión. Ya las primeras declaraciones los principales líderes del Gobierno han comenzado a apuntar «negociaciones de alto nivel», posición que, en el subterfugio, también planea desacreditar a la oposición.
Este punto, precisamente, es el que configura el otro escenario en el otro lado de la calzada: un ala de la oposición teme que un diálogo le genere una pérdida de apoyo como la que sufrió a raíz del anterior proceso, al que se abocó justo cuando la militancia reclamaba en la calle un referendo para revocar el mandato de Maduro. Pero otros opositores defienden que plantearse una batalla final, sin organización, ni armas, ni líder específico es una locura. Ambos debates internos, tanto en el Gobierno como en la oposición, prometen arder.
Lo cierto es que la excarcelación de la voz más notable de la oposición abre las puertas a una solución concertada, que pasa necesaria e inequívocamente por un llamado a un gobierno de transición que elabore las bases para una reparación del país que evite más deterioro, más sangre y más dolor. El cambio es la vía.
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