El euro se cotizó por debajo del dólar por segunda vez en el año. Su valoración es el reflejo de un puñado de factores, entre ellos, la inestabilidad económica del bloque y la alta inflación. Pero sin dudas, la depreciación puntual del euro está impulsada por la esperada profundización de la crisis energética en el invierno.
Con una diferencia de 40 días, la moneda europea tambaleó por momentos en su paridad respecto al billete verde. Según el servicio de seguimiento de divisas XE, el valor del euro cayó a 0,999 dólares a primera hora del lunes. Es el segundo registro tras una breve disminución el 13 julio.
El comportamiento ocurre después de que Gazprom, la empresa energética rusa, anunció que cortaría tres días el suministro de gas natural a Europa occidental por tareas de mantenimiento. Una medida que puede frustrar el plan de la región para copar sus reservas de gas para el invierno.
Las altas temperaturas y la sequía han agravado la crisis energética en Europa. La generación de electricidad se enfrentan a unos precios del petróleo y el gas sin precedentes. Alemania, una de las economías más sólidas, activó un plan de emergencia energética que podría retrasar planes y hasta suspenderlos. Los precios de la electricidad y del gas en Alemania se han duplicado con creces en dos meses.
La electricidad a un año vista -una referencia para el continente- se ha disparado a 570 euros (573 dólares) por megavatio hora (MWh). Hace dos años era de 40 euros
Crisis energética y el valor del euro
En julio, el gobierno de coalición dijo estar dispuesto a aumentar los sacrificios que impone deslastrarse del régimen de Putin. En ese sentido, Robert Habeck, ministro de Economía y Clima, anunció la segunda etapa del plan de emergencia: “El gas es a partir de ahora un bien escaso”.
Y será aún más escaso para alimentar las centrales eléctricas, las fábricas y los hogares, con el anuncio de Rusia de cortar los suministros de gas a finales del mes por tareas de mantenimiento en el gasoducto Nord Stream 1. Es la segunda interrupción en los dos últimos meses de la multinacional Gazprom.
Con la medida bajó la valoración del euro y aumentó la tensión en la UE por una aceleración de la crisis energética que, a su vez, ata las perspectivas económicas de Europa.
Gazprom efectuó un primer recorte de 10 días en julio, también argumentó labores de mantenimiento. El servicio fue restablecido el 27 de julio, pero solo a un 20% de su capacidad del 20%. Berlín dijo que Rusia utilizaba el gas natural como una “estrategia de guerra”. La presidenta de la UE, Ursula von der Leyen, manifestó con claridad: “Rusia nos está chantajeando, está utilizando la energía como un arma. Haya un corte total o parcial, Europa debe estar preparada”.
El banco central alemán, el Bundesbank, repasó la situación y reconoció que «las perspectivas se han nublado significativamente». Las incertidumbres energéticas y la alta inflación, que no se espera que baje, se están traduciendo en un freno económico y un menor poder de compra. «La probabilidad de que la economía alemana se contraiga en el semestre invernal ha aumentado significativamente», recogió La Vanguardia.
Bajos suministros de energía desaceleran economías
La representante alemana en el directorio del BCE, Isabel Schnabel, indicó que los signos que apuntan a una desaceleración abren la puerta a que la economía de la región entre en recesión técnica. Mientras que las presiones inflacionarias probablemente tardarán en disiparse. Ahora, los precios están experimentando un repunte sostenido que endurece la situación. El gas europeo para el próximo mes se estableció en un máximo histórico de 241 euros por MWh. Once veces más de lo habitual para esta época del año.
La producción de energía de carbón también ha sido afectada en Alemania. El bajo nivel de las aguas del Rin dificulta la navegación. World Energy Trade reseñó que una compañía naviera local declaró que los barcos solo pueden transportar una cuarta parte de su capacidad.
En Francia también se siente la crisis energética y el traspiés del euro. Varias centrales nucleares a lo largo del Ródano y el Garona disminuyeron la generación, las temperaturas del río eran demasiado altas para enfriar las plantas. El suministro de energía resultó afectado, pues 12 de las 56 centrales nucleares del país cerraron para un mantenimiento programado. La generación de energía nuclear fue de 20,1 TWh en junio, muy por debajo de los 27,7 TWh registrados en el mismo mes de 2021.
La energía hidroeléctrica también recibió un duro golpe. En julio, Francia experimentó un déficit pluviométrico de casi 84%. Las reservas de los ríos y lagos cayeron a sus niveles más bajos en más de 20 años y solo se produjeron 4 TWh de hidroelectricidad en junio, el nivel más bajo jamás registrado para el mismo periodo.
Altas temperaturas y bajos niveles en las presas
Italia no escapa a la situación. El norte del país, que alberga el Po -el río más largo del país- y sus principales centrales hidroeléctricas, enfrenta la peor sequía de los últimos 70 años. El nivel del Po ha bajado casi un 50% respecto a la media de los años anteriores. La compañía energética Enel dijo que una planta cerca de Piacenza, al sureste de Milán, fue cerrada en junio indefinidamente. La mayoría de las otras plantas hidroeléctricas no funcionan a plena capacidad por los bajos niveles del Po.
De enero a mayo, la producción de hidroelectricidad cayó cerca de un 40% en comparación con el mismo periodo del año pasado, según Utilitalia, la federación italiana de empresas de agua.
World Energy Trade también menciona a Noruega, primer exportador de electricidad de Europa. Con una producción hidroeléctrica de 137,9 TWh el año pasado, se prepara para limitar las exportaciones de electricidad. Los embalses están «medio vacíos». Noruega que se había vendido publicitariamente como «la batería de Europa» y una importante alternativa ante la ausencia de gas ruso no ha ha cumplido su promesa. A finales de julio, el nivel de llenado de los embalses noruegos era del 67,9%, muy inferior al 77,7% del mismo mes de 2021.