“Economía silver y oportunidades para la innovación social en la era post-COVID”, eje de la nueva edición de Ageingnomics, organizado por MAPFRE y Deusto Business School.
La crisis sanitaria que estamos viviendo ha puesto de manifiesto que existen desafíos a los que hay que dar una respuesta rápida y que son momentos que exigen soluciones disruptivas, en los que la innovación social puede ayudar a mejorar el nivel y la calidad de vida de las personas. “Ha quedado patente que la innovación social no es una moda”, subrayó Julio Domingo Souto, director general de Fundación MAPFRE, en el encuentro Ageingnomics, organizado por MAPFRE y Deusto Business School, bajo el título “Economía silver y oportunidades para la innovación social en la era post-COVID”.
Durante su intervención, Julio Domingo Souto destacó el compromiso compartido del tercer sector, los organismos públicos, las empresas y los emprendedores que se materializa en una explosión de creatividad que transforma el mundo. La pandemia que estamos viviendo ha acelerado los procesos de innovación social y ha puesto de manifiesto la capacidad de los emprendedores de entender y proponer soluciones, al tiempo que ha evidenciado la solidaridad de los ciudadanos. Destacó algunas de las acciones llevadas a cabo por Fundación MAPFRE para hacer frente a esta pandemia y el apoyo a iniciativas, como por ejemplo la donación de respiradores, para ofrecer una respuesta rápida, solidaria y efectiva en los momentos más duros de la crisis sanitaria.
María González, cofundadora de TUCUVI, una start-up que ha desarrollado una solución de teleasistencia a personas mayores que se basa en llamadas telefónicas automatizadas, reconoció que esta crisis ha revelado las fragilidades asociadas a la tercera edad. En este sentido, recordó que el 20% de la población tiene más de 65 años y una media de 4 patologías por persona, datos que demuestran la necesidad de dar respuesta a esta realidad. Asimismo, subrayó que esta crisis ha acelerado la apuesta de las empresas y las instituciones por la innovación social, aunque ésta todavía es lenta.
Por su parte, María Angeles León, co-founder de Open Value Foundation, reconoció que una de las características del emprendedor social es identificar en primer lugar los problemas y posteriormente buscar posibles soluciones y que esa intencionalidad, que se traduce en la idea de ayudar, es lo que define a los innovadores sociales. En este sentido, reconoció que la capacidad de adaptación de los emprendedores les coloca, en la situación actual, en una posición idónea para dar respuesta a las demandas actuales, aunque éstos tienen un poco más difícil encontrar financiación, ya que requiere que aquellos que aportan el capital para el desarrollo de estas ideas entiendan y compartan esa misma filosofía.
Por último, Iñaki Ortega, director de Deusto Business School, recordó que la innovación social tiene un efecto multiplicador e hizo un llamamiento a la responsabilidad particular de cada uno para actuar, bien siendo emprendedores, financiando proyectos o siendo voluntarios, por ejemplo, ya que en una crisis, como la actual, todos los esfuerzos son necesarios.
Con este ciclo de encuentros, conducido por Eva Piera, directora general de Relaciones Externas y Comunicación de MAPFRE, e Iñaki Ortega, director de Deusto Business School, se busca analizar las oportunidades que ofrece la economía del envejecimiento desde diferentes perspectivas. Así, por ejemplo, se han abordado el coche autónomo, los nuevos puestos de trabajo, el futuro de la salud en un mundo conectado, los nuevos perfiles que demanda la era digital y el papel de la formación para dotar a esos perfiles de capacidades adaptadas al mercado laboral, el emprendimiento disruptivo o las pensiones en la era de la longevidad.
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