En la mesa de debate Actores del Cambio del VI Congreso Internacional de Sostenibilidad, empresas, administraciones y organizaciones no gubernamentales estuvieron representados a través de Telefónica, Matarromera, la Comunidad de Madrid y la ONG Innoceana
Más allá de la estrategia de sostenibilidad que las empresas y administraciones asimilan a su cultura organizacional, con la reducción del impacto de su actividad en el medioambiente, la circularidad, el uso de energías limpias y de materiales biodegradables o la optimización de la movilidad y los procesos de producción, cada vez más las organizaciones se implican en la puesta en marcha de soluciones tecnológicas inteligentes, sostenibles y eficientes para paliar los efectos del cambio climático y restaurar ecosistemas y biodiversidad, tanto en su estructura interna, como con sus partners y las comunidades locales donde actúan. En la mesa estuvieron representados por el ámbito de la empresa, la administración pública y las ONG.
La sostenibilidad se visualiza en cada acción que desarrollan y que influye directamente en el bienestar de las personas, la sociedad y el planeta: se han convertido en actores del cambio.
Un nuevo paradigma, un cambio sistémico
DIRSE es la asociación de profesionales de sostenibilidad de España. Representa tanto al sector como a las áreas que hacen realidad las iniciativas en materia de sostenibilidad. Su objetivo es capacitar a estas áreas para que estén mejor formadas y visibilicen la creación de valor compartido generado dentro de las empresas.
Ana Gascón, presidenta de DIRSE, que moderó la mesa de debate de Actores del Cambio, afirmó que para responder a la crisis climática se necesita el esfuerzo de todos los actores del cambio. «El ambicioso objetivo europeo de neutralidad en carbono en 2050 obliga a asumir un nuevo paradigma. Será una nueva manera de producir que implica un cambio sistémico que tenemos que articular entre todos los actores», explicó.
La sostenibilidad, las prácticas de buen gobierno corporativo y el progreso social constituyen los ejes de la estrategia corporativa de Telefónica, que pone a las personas en el centro y la tecnología al servicio de una digitalización inclusiva, justa y sostenible.
Telefónica ha integrado los criterios ESG en su estrategia de negocio. Para Marco Masip, director de Estrategia y Reporting ESG de Telefónica, “las empresas deben abordar un modelo de creación de valor diferente».
Hay retos de gestión, también culturales, en torno a los grupos de interés, y retos de negocio, lo que implica oportunidades para todos.
«Nosotros hemos desarrollado un modelo de valor diferente que se estructura en torno a tres ejes: cómo la sostenibilidad nos puede ayudar a generar más ingresos con las nuevas oportunidades de negocio; la propia eficiencia, que se visualiza en la disminución del consumo de energía o la optimización de los recursos; y la generación de valor a largo plazo, es decir, cómo gestionas la relación con los clientes, con los proveedores o con las comunidades donde operas”, dijo
Industria 4.0
El cambio no solo se visualiza en las grandes empresas. Las pequeñas y medianas también se están transformando. María Sevillano, directora de Sostenibilidad de Bodegas Familiares Matarromera, destacó la importancia de la tecnología en su negocio y la transformación que implica la industria 4.0.
“La tecnología aporta información y facilita datos que nos hacen más eficientes y sostenibles. La automatización de procesos permite ser más eficaces. En los viñedos, trabajamos en la digitalización de las parcelas con sensores de agua, estaciones climáticas, fertilización inteligente. Optimizamos los consumos y los recursos. En la bodega, contamos con una plataforma de gestión inteligente de la electricidad y captura de CO2 de la fermentación, que se recupera y se utiliza para el remontado. Toda esta información y las soluciones que aplicamos nos hacen más eficientes y sostenibles”, manifestó
La colaboración público-privada es fundamental para que las empresas sean más sostenibles. Irene Aguiló, directora general de Biodiversidad y Gestión Forestal de la Consejería de Medio Ambiente, Agricultura e Interior de la Comunidad de Madrid, dijo que “las administraciones desarrollan una labor legisladora y planificadora en el camino hacia la sostenibilidad, pero también tenemos el deber de acompañar a las empresas en esta transformación».
Explicó que las empresas demandan a las administraciones inversión en sostenibilidad ambiental tanto en restauración como en compensación de impactos. Enumeró tres razones: la asunción de compromisos corporativos cada vez más exigentes; cumplimiento de la legislación y el acceso a la financiación de las empresas, que exige el cumplimiento de una serie de factores e indicadores ambientales tasados.
«Además de poner en contacto a propietarios privados con empresas, también impulsamos la colaboración público-privada para que sea posible invertir en proyectos ambientales de la propia administración”, agregó.
Circularidad, otra manera de producir
Frente a la economía de usar y tirar, la circularidad implica otra manera de producir. Innoceana es una organización sin ánimo de lucro nacida en España y que también opera en Estados Unidos y Costa Rica. Carlos Mallo, el fundador y CEO, es ingeniero de caminos, constructor de puentes y puertos, se dedica a paralizar este tipo de infraestructuras y a ayudar en el proceso de transición.
«Cuando alguien habla de desaceleración de la economía en España, a los empresarios se les cae el bolígrafo. Lo que ha pasado en Valencia no es una casualidad. Hace dos décadas, cuando estudiaba, se hablaba de este riesgo. Estos problemas van a seguir llegando más y más. Conceptos como net zero, net positive, economía circular o economía azul, significan que hay que ir más allá. Cambiar este modelo radicalmente para que no ocurra lo que está pasando. Hay que sentar a todos los actores –empresas, administraciones y organizaciones– y entre todos acordar cuánto estamos dispuestos a reducir en el modelo en el que estamos viviendo», planteó.
Apunto que el net positive es casi la utopía. «¿Cómo podemos entre todos sacrificar algo para el bien común? Acciones como la de la empresa Patagonia, que acordó sacrificar parte del beneficio, aún no las he visto en España. Hay que impulsar el net positive a nivel empresa e individual, siendo conscientes de que hay que cambiar cosas. Todos podemos hacer algo y tenemos que empezar por la consciencia individual”, concluyó.
Más que reporte, gestión
El proceso hay que medirlo tanto en impactos como en riesgos y oportunidades. El reporting es una herramienta que puede ir más allá del cumplimiento normativo.
“La normativa europea supone una gran oportunidad –apuntó Marco Masip– para explicarnos mejor y comprobar quién lo está haciendo bien. No obstante, tengo dudas sobre si el hecho de poner tanta información a disposición de los grupos de interés genere una mejora. En la práctica, se está pidiendo gestión, no reporte”, aclaró.
En palabras de Ana Gascón, se trata de equiparar la información de sostenibilidad a la financiera. «Al final, los mercados de capitales lo agradecerás y las áreas de sostenibilidad van a hablarse mejor con otras áreas. Es una herramienta que se ha colado directamente en la gestión y no es solo una herramienta de reporting”, asentó.
La doble materialidad implica, asimismo, que las empresas revelen tanto cómo las afectan las cuestiones de sostenibilidad y también cómo sus operaciones y actividades afectan al medioambiente y a la sociedad.
Un enorme abanico para la inversión
En esta línea, el agua es fundamental para Matarromera, que cuenta con estaciones depuradoras de aguas residuales en todas sus bodegas, y un sistema de recuperación de agua en los viñedos aledaños a las bodegas. Matarromera, Valdelosfrailes, Cyan y Emina cuentan con una balsa adonde se redirige el agua una vez depurada y se utiliza para el riego.
“La reducción del consumo de agua es uno de los objetivos en nuestro reporting –afirma María Sevillano–. Es muy complicado reducir el consumo de agua tanto en campo como en bodega, máxime teniendo en cuenta la climatología actual y los periodos de sequía. Hoy, el recurso del agua es clave y al igual que las soluciones para minimizar su consumo”.
Ana Gascón considera que esa dificultad abre un abanico para la inversión muy grande. Irene Aguiló dijo que las empresas son tan variadas como su actividad y su huella de carbono se calcula en relación con lo que hace. Telefónica, por ejemplo, tiene una huella de consumo energético importante, lo que lleva a la compañía a intentar disminuir el consumo de energía y, cuando ya no es posible, compensarlo.
En el caso de los viñedos, la huella es sobre el territorio y se refleja en el consumo hídrico y en los fertilizantes, que obliga a una disminución de la contaminación de acuíferos.
Las ONG, que no están interesadas en invertir, sí reclaman recursos para desarrollar sus actividades, como es el caso de territorios para, por ejemplo, repoblación forestal. La Comunidad de Madrid actúa con un menú a la carta: depende de la empresa que venga solicitando ayuda se redirige a un privado, para que compensen su huella de carbono o huella hídrica, o bien le cedemos nuestros propios recursos y proyectos.
Menú a la carta en Madrid
«Lo que más nos piden –anota– es compensación de huella de carbono. Lo más regulado hasta el momento. Se están desarrollando muchas iniciativas de restauración del territorio que compensan la huella de carbono y la huella hídrica, y aunque no implican la obtención de créditos, sirven como indicadores avalados por la administración que las empresas pueden utilizar para su estrategia de sostenibilidad o para la búsqueda de financiación. En función de lo que demanden, ofrecemos crédito de carbono, de biodiversidad o de compensación de la huella hídrica”.
En la lucha contra el cambio climático, el océano es un aliado indispensable. Innoceana desarrolla en Tenerife el proyecto ‘Los jardineros del mar‘, que consiste en el trasplante de praderas marinas dirigidas a rehabilitar y recuperar la cobertura perdida de este ecosistema.
Innoceana ha desarrollado una metodología pionera e innovadora para la restauración de praderas marinas que mejora significativamente las tasas de supervivencia de las plantas, sentando las bases para combatir la pérdida de praderas marinas, no solo en Canarias, sino en todo el mundo.
“De todas formas, el océano está todavía un paso atrás. No se ha regulado la compensación de carbono o los créditos de biodiversidad –argumentó Carlos Mallo–. Al ODS 14 le falta energía, no toma en cuenta que en el mar todo es más difícil y, en consecuencia, más caro. La nueva Ley de Restauración de la Naturaleza de la Unión Europea, aunque un poco utópica, es ilusionante. Creo en el cambio, es la única forma que tenemos los humanos de sobrevivir”.