Es demasiado tarde para revertir el cambio climático. La contaminación por carbono ya supera los objetivos climáticos que han consensuado los países. Aun así, no es demasiado tarde para contener la crisis climática. Sin embargo, para lograrlo el mundo debe dejar de emitir cuanto antes gases de efecto invernadero adicionales por la quema de carbón, petróleo y gas natural.
Es la hora de ser lo que el filósofo Fernando Savater llama «pesimistas activos en tiempo de esperanza». El optimismo nos llevaría a pensar que la naturaleza y, eventualmente, la ciencia resolverán la crisis climática. La desesperanza, por su parte, nos llevaría a aceptar que una catástrofe global es inevitable. En ambos casos, la respuesta es la inacción. La peor y más peligrosa de las pocas opciones.
Una situación tan apremiante como la crisis climática no se resolverá solo con buenos deseos. La necesidad de hallarle una solución nos debe llevar a actuar. Y si bien lo dijo Savater como filósofo y escritor, los científicos dan una visión muy parecida.
Durante décadas, los investigadores han hablado sobre el llamado «calentamiento comprometido» o el aumento de la temperatura futura en función de las emisiones de dióxido de carbono que permanecen en la atmósfera desde hace más de un siglo. Es como la distancia que por la inercia recorre un automóvil a gran velocidad después de aplicar los frenos. Esperar que se detenga por sí solo (sobre todo si vamos colina abajo) es absurdo. Pensar que una colisión es inevitable, resultaría suicida. Hay que pensar… y actuar. Ese es el reto que nos plantea la crisis climática.
El efecto de las ciudades
Un estudio, publicado en Nature Climate Change, descubrió que las regiones urbanas de todo el mundo, desde Estados Unidos hasta África, podrían calentarse en más de 4 grados centígrados a fines de siglo en un escenario de cambio climático de altas emisiones.
«Ese es un punto preocupante», dijo Lei Zhao, autor principal del estudio y profesor asistente en la Universidad de Illinois, Urbana-Champaign. «Demostramos que este tipo de calentamiento de 4 grados en realidad se da en muchas áreas urbanas con alta solidez».
Los autores del estudio estiman que incluso con un escenario de emisiones intermedias, el calentamiento promedio en las ciudades aumentaría en 1,9 °C. Esto es más que el objetivo del Acuerdo de París de 1,5 °C.
Más de la mitad de la población mundial vive en entornos urbanos, donde el hormigón y el asfalto absorben más calor e inhiben el enfriamiento.
Disminución de la humedad
El estudio también predice una disminución general de la humedad relativa, excepto en las regiones costeras, para el año 2100. El documento sugiere que podría ser una señal de optimismo. La disminución de la humedad haría que la evaporación superficial fuera más eficiente y podría significar que las estrategias de adaptación como la vegetación urbana podrían ser efectivas.
Los modelos de Zhao y su equipo son notables en el contexto más amplio de la investigación climática. Si bien las áreas urbanas tienen una gran población, solo cubren alrededor del 3% de la superficie terrestre de la Tierra. Esto significa que a menudo son difíciles de incluir en las predicciones del cambio climático.
«Casi todos los modelos climáticos globales carecen de una representación urbana», dijo Zhao.
Malas noticias
Otro estudio, también publicado esta semana en Nature Climate Change, estima que la contaminación por carbono que ya está en el aire empujará las temperaturas globales a alrededor de 2,3 °C de calentamiento en comparación con los niveles de la época preindustrial. Las estimaciones anteriores, incluidas las aceptadas por paneles científicos internacionales, eran aproximadamente 1 °C. La cosa se complica más. Hay que actuar.
Los acuerdos climáticos internacionales establecen objetivos de limitar el calentamiento a 2 °C desde la época preindustrial, con el objetivo más ambicioso de limitarlo a 1,5 °C añadido en París en 2015. El mundo ya se ha calentado alrededor de 1,1 °C.
«Hay algo … de inercia del calentamiento global que va a hacer que el sistema climático siga calentándose, y eso es esencialmente lo que estamos calculando», dijo el coautor del estudio Andrew Dessler, científico climático de la Universidad A&M de Texas. “Compare el sistema climático como el Titanic. Es difícil girar el barco cuando aparecen los icebergs «.
Nuevos cálculos, peor escenario
Dessler y sus colegas del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore y la Universidad de Nanjing en China calcularon el calentamiento comprometido para tener en cuenta que el mundo se ha calentado a diferentes ritmos en diferentes lugares y que los lugares que no se han calentado tan rápido están destinados a ponerse al día, a igualarse con los más adelantados.
Lugares como el océano Austral, que rodea la Antártida, son un poco más fríos. Esa diferencia crea nubes bajas que reflejan más sol lejos de la tierra, manteniendo estos lugares más frescos. «Pero esta situación no va a continuar indefinidamente. La física dicta que los lugares más fríos se calentarán más y cuando lo hagan, las nubes disminuirán y se producirá más calentamiento», dijo Dessler.
Estudios anteriores asumieron que los lugares más fríos permanecían así. Pero Dessler y sus colegas dicen que no es probable.
Cuidado con los «fatalistas climáticos»
Dessler alertó en contra de «los fatalistas climáticos». «El hecho de que el mundo esté destinado a recalentarse más que los objetivos internacionales no significa que todo esté perdido en la lucha contra el calentamiento global», dijo.
Si el mundo llega pronto a cero emisiones netas de carbono, 2 grados de calentamiento global podrían retrasarse lo suficiente como para que no suceda durante siglos, dando a la sociedad tiempo para adaptarse o incluso para encontrar soluciones tecnológicas. Si no lo hacemos, vamos a superar (los objetivos climáticos) en unas pocas décadas», dijo Dessler.
“Es la tasa de calentamiento lo que hace que el cambio climático sea tan terrible. Si obtuviéramos algunos grados durante 100.000 años, eso no sería gran cosa. Podemos lidiar con eso. Pero unos pocos grados en 100 años es realmente malo», recalcó.
Hora de actuar ante la crisis climática
Estos estudios, como la mayor parte de los que aparecen conforme la investigación avanza, dan un mensaje muy claro. El mundo afronta una crisis climática sin precedentes. Todo apunta a que la situación se agrava. En consecuencia, el futuro depende en buena medida de lo que hagamos o dejemos de hacer. El negacionismo o el fatalismo nos conducen al mismo (y peligroso) camino: la inacción.
Por otro lado, actuar con rapidez y contundencia constituye la única ventana de oportunidad para la humanidad y para el planeta. Como bien lo dijo Andrew Dessler, debemos cuidarnos de los «fatalistas climáticos» (pero de los negacionistas también). Es hora de actuar. La crisis climática no espera.
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