Investigadores de China llegaron a la conclusión de que la COVID-19 se podría transmitir a través de los inodoros de los aseos, al igual que otros virus.
En un estudio publicado en Physics of Fluids, los científicos Yun-yun Li, Ji-Xiang Wang y Xi Cheng indicaron que “aun cuando los inodoros son una necesidad diaria, también se vuelven peligrosos si se usan de manera inadecuada, sobre todo en la situación actual de la pandemia por la COVID-19”.
El nuevo coronavirus, también llamado síndrome respiratorio agudo grave o SARS-CoV-2, se originó en Wuhan, China, a finales de 2019, y hoy se habla de un rebrote en Pekín.
Los investigadores afirmaron que la transmisión fecal-oral es una vía de contagio frecuente para muchos virus y lo mismo para la COVID-19. Critican que no haya un mayor esfuerzo para mejorar las medidas de higiene en el uso de los inodoros. «Es importante bloquear el camino (de este tipo de transmisión) que suele ocurrir en el aseo”, asentaron.
La idea, en definitiva, es evitar la propagación del coronavirus, que aún presenta fuertes contagios, especialmente en América Latina y Árica
La descarga de agua de los inodoros crea una gran cantidad de turbulencia que puede propagar bacterias y virus. Sin embargo, el público desconoce en gran medida esta vía de infección. Han sido pocos los estudios cuantitativos para investigar este posible mecanismo. Tirar de la cadena del inodoro con la tapa abierta o levantada puede ser contraproducente. Se produce una nube de partículas de aerosol que podrían contener el virus y durar lo suficiente como para que se inhale o que se quede en las superficies.
El coronavirus SARS-CoV-2 sobrevive en el tracto digestivo humano y son expulsados en las heces de los infectados. «Hay que tener mucho cuidado cuando se utilizan servicios públicos», agregó.
El riesgo de los inodoros
Los investigadores aplicaron la dinámica de fluidos computacional para aclarar cómo la descarga del inodoro puede favorecer la transmisión del virus.
Simularon los procesos de descarga de dos tipos de inodoros –descarga de una entrada y descarga anular– y analizaron tanto las características del flujo como el movimiento de partículas de aerosol que pudieran contener virus. Llegaron a la siguiente conclusión:
- Se observó una fuerte turbulencia por los métodos de lavado.
- Se produce una velocidad ascendente de hasta 5 m/s, que ciertamente es capaz de expulsar las partículas de aerosol de la taza del inodoro.
- Entre el 40% y el 60% del total de las partículas puede ascender por encima del asiento del inodoro y tener una gran extensión, con una altura de 106,5 cm desde el piso.
Los expertos consideran que los resultados son alarmantes, dado que expulsaría el virus y habría un posible contacto. Recomiendan las siguientes medidas para el buen uso del inodoro y evitar la propagación de la COVID-19.
- Baje la tapa del inodoro antes de tirar de la cadena. Esto puede prevenir la transmisión del virus.
- Limpie el asiento del inodoro antes de usarlo. Es posible que las partículas flotantes del virus queden en la superficie.
- Lávese las manos cuidadosamente después de enjuagar. Puede haber partículas de virus en la llave del lavamanos y en la manija de la puerta.
Esperan que el texto sirva de guía a los fabricantes de inodoros para que las tazas, pocetas o retretes estén mejor diseñados. Proponen que la tapa baje automáticamente antes de enjuagar y que los inodoros se limpien antes y después de enjuagar.
Mala higiene en los mercados
Las autoridades chinas admitieron que es una «necesidad urgente» mejorar la higiene en los mercados mayoristas y en la cadena de suministro de alimentos
La Comisión Central de Control Disciplinario del Partido Comunista de China (CCCD) publicó en su página web que «es urgente que el país mejore los estándares de saneamiento y minimice los riesgos para la salud en los mercados».
«La epidemia es un espejo que no solo refleja el aspecto sucio y desordenado de los mercados mayoristas, sino que también evidencia el bajo nivel de su gestión», se lee.
Explica que la mayoría de los mercados se construyeron hace 20 o 30 años, cuando el drenaje y el tratamiento de aguas residuales estaban relativamente poco desarrollados.
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