Los gobiernos del África Austral deben garantizar la protección y el bienestar de las personas con albinismo, que cada vez son más vulnerables en la crisis de COVID-19. Los confinamientos en toda la región dificultan el acceso a centros de atención médica y a clínicas de cáncer de piel, así como a protectores solares fundamentales.
Además, las personas con albinismo pueden correr un mayor peligro de ser atacadas para obtener partes de su cuerpo durante los confinamientos, ya que están encerradas en comunidades y casas inseguras con presuntos atacantes. La advertencia fue hecha por Amnistía Internacional, en el marco del Día Internacional de Sensibilización sobre el Albinismo, que se celebra este 13 de junio.
Un problema creciente
“Los gobiernos de toda África Austral deben prestar especial atención a las personas con albinismo, que se están viendo aún más abandonadas con las medidas de confinamiento adoptadas para atajar el virus”, dijo Tigere Chagutah, director adjunto de Amnistía Internacional para África Austral.
“Sabemos que, en épocas normales, los grupos marginados tienen más dificultades para ejercer sus derechos humanos, incluido el acceso a atención médica y a medios de sustento. Durante una pandemia son mucho más vulnerables.”
Conflictos de vieja data
Muchas de las personas que padecen este trastorno genético son discriminados y se enfrentan durante su vida a obstáculos en los campos de la educación y la salud. Sufren una falta de visibilidad en la esfera social y política. La falta de melanina provoca que su piel carezca de pigmentación. Muchos consideran que estos rasgos distintivos constituyen un motivo para no relacionarse con ellos.
Su apariencia ha dado lugar a falsas creencias y actitudes supersticiosas, que han fomentado su marginación y exclusión social. Se trata de un problema particularmente preocupante en África, que la ONU ha venido denunciando reiteradamente.
En algunas comunidades, las creencias y los mitos ponen en peligro constante la seguridad y la vida de las personas con albinismo. Muchos llegan a pensar que su condición es fruto de la brujería.
Las personas con albinismo en varios países africanos viven con el temor de ser secuestradas y asesinadas. La creencia generalizada, pero errónea, de que sus partes del cuerpo tienen poderes especiales, genera la «cacería de albinos». La superstición que rodea a las personas con albinismo hace que sus partes del cuerpo puedan venderse por miles de dólares.
Niños y mujeres en riesgo
Uno de los grupos más vulnerables son los niños, dado que su simple apariencia lleva a los demás a tratarlos de manera discriminatoria. Incluso, se les niega el acceso a las escuelas.
En un esfuerzo por brindar mayor seguridad a los niños con albinismo, la Asociación de Personas con Albinismo ha estado ayudando a enviarlos a internados al encontrar donantes para pagar sus cuotas escolares.
El gobierno de Malawi también está patrocinando a casi 90 estudiantes con albinismo, dijo el ministro de finanzas al parlamento. Además, planea construir una casa para personas con albinismo en cada una de las 193 circunscripciones de Malawi.
La exclusión por albinismo también afecta especialmente a las mujeres. Se les aísla y se les somete a abusos y violencia. En algunos casos, se llega a considerar que todo “es culpa de las mujeres”. De forma errónea se piensa que son ellas quienes transmiten la condición.
La COVID-19 agrava el problema.
En respuesta a la pandemia, los gobiernos de toda la región han introducido una serie de medidas, incluidos confinamientos y toques de queda, para frenar la propagación de la COVID-19.
A consecuencia de ello, las personas con albinismo luchan por acceder a centros médicos para conseguir pruebas y tratamiento de cáncer de piel, obtener tratamiento para sus problemas visuales o comprar crema de protección solar, que no siempre está fácilmente disponible en las zonas rurales.
Por otro lado, las autoridades han proporcionado ayuda alimentaria y paquetes de estímulo para ayudar a la gente a hacer frente a la pandemia. Sin embargo, Amnistía Internacional ha denunciado que, en algunos países, las personas con albinismo se ven muchas veces excluidas del acceso a la ayuda estatal. Se les niegan las subvenciones sociales. Esto se debe a que los criterios de acceso no contemplan su problema como una discapacidad.
Por ejemplo, en Malawi, la organización ha sabido que a las personas con albinismo a menudo se las excluía de inscribirse en los programas gubernamentales de alivio de la pobreza simplemente por su condición.
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