En momentos de tensión por varios conflictos armados y múltiples desencuentros hostiles solapados en el mundo, Naciones Unidas recuerda la importancia de la convivencia en paz. Entendiéndola como el compromiso permanente de promover e impulsar la cultura de la paz y la no violencia en todas las esferas en beneficio de la humanidad.
La paz no sólo es la ausencia de conflictos, señala la declaración de la asamblea general de la ONU. Convivir en paz consiste en “aceptar las diferencias y tener la capacidad de escuchar, reconocer, respetar y apreciar a los demás, así como vivir de forma pacífica y unida”, agrega la resolución aprobada en diciembre de 2017. Es “un proceso positivo, dinámico y participativo en que se debe promover el diálogo y solucionar los conflictos con un espíritu de entendimiento y cooperación mutuos”.
La convivencia pacífica también pasa por crear espacios inclusivos donde todos se sientan valorados e incluidos. Significa crear entornos que promuevan la igualdad, la justicia y los derechos humanos. Implica abordar las injusticias, desigualdades y prejuicios sociales que pueden obstaculizar la capacidad de vivir juntos en armonía, cita la disposición.
El Día de la Convivencia en Paz, los 16 de mayo de cada año, es un llamado de atención para las personas, comunidades y países en sus actuaciones y decisiones. “Cada individuo debe cultivar un profundo respeto por los demás, independientemente de sus diferencias. Esto implica tratar de comprender diferentes perspectivas, creencias y culturas. Al aceptar la diversidad y reconocer el valor inherente del otro, podemos fomentar un entorno de respeto y comprensión mutuos”, precisa el texto.
Algunos apuntes sobre la convivencia en paz
La ONU invita a los Estados Miembros a que sigan promoviendo la reconciliación para contribuir a hacer realidad la paz duradera. Así como el desarrollo sostenible trabajando con las comunidades, los dirigentes religiosos y otros agentes competentes. A través de medidas conciliadoras y servicios altruistas; alentando el perdón y la compasión entre personas.
Afirma que es fundamental acercarse a los demás con la mente abierta y la voluntad de escuchar y aprender. Desarrollar la empatía nos permite conectarnos con los demás a un nivel más profundo, entendiendo sus experiencias y emociones. También la comunicación eficaz es crucial para resolver conflictos y construir relaciones. Al promover un diálogo abierto y honesto, se pueden abordar las diferencias, encontrar puntos en común y trabajar en lograr soluciones pacíficas.
Más allá de los principios sobre la convivencia en paz, la ONU supervisa todas las actividades fundamentales del ser humano en el planeta: seguridad, alimentación, salud, educación, la infancia, cultura, migración y los refugiados a través de sus diversas agencias. Desde el comienzo de la guerra en Gaza, su secretario general, António Guterres, ha pedido sistemáticamente que se establezca un alto el fuego humanitario.
En sus distintas intervenciones ha denunciado que las partes en conflicto han ignorado el derecho internacional. Manifestó que quería ver «un proceso que conduzca a una paz sostenida para israelíes y palestinos, basado en una solución de dos Estados».
En diciembre 2023, Guterres invocó por primera vez el Artículo 99 de la Carta de la ONU. Disposición que lo habilita a llamar la atención del Consejo de Seguridad sobre cualquier asunto que considere una amenaza a la paz y la seguridad internacionales. Hasta los momentos sus llamados no han tenido resultados. El conflicto armado continúa. Como ocurre en Ucrania y la guerra civil en Sudán.
La ONU, su papel intercesor y pacifista
A pesar de los esfuerzos de Naciones Unidas y otras instancias de la comunidad internacional, por inducir y garantizar la convivencia en paz, afloran descontentos y críticas al trabajo de la ONU.
Fawaz Gerges, profesor de Relaciones Internacionales de la London School of Economics, cuestiona las labores de Naciones Unidas. Advierte a la BBC que la invasión rusa de Ucrania hace dos años y ahora la guerra de Gaza han demostrado que el Consejo de Seguridad de la ONU «está paralizado y es disfuncional». Y que su Asamblea General es «más una institución simbólica que una agencia ejecutiva».
Considera que el estancamiento en el Consejo de Seguridad de la ONU es una consecuencia del regreso de las rivalidades entre grandes potencias que enfrentan a China y Rusia, por un lado, contra Estados Unidos y Europa, por el otro. «La ONU, incluidas sus diversas agencias, está en coma», afirma. «Este es un momento peor que la Guerra Fría».
El Consejo tiene 15 miembros, 10 de los cuales son rotativos y cinco permanentes. Generalmente conocidos como P5, estos miembros permanentes son EE UU, Reino Unido, Francia, Rusia y China. Tienen poderes de veto, lo que significa que cada uno puede bloquear una resolución. Incluso si todos los demás miembros están de acuerdo con ella.
Richard Gowan del International Crisis Group, una organización independiente que trabaja en la prevención de guerras y conflictos, tiene otra visión. Comenta que durante el último año, el Consejo de Seguridad luchó por responder a la guerra en Sudán, el golpe en Níger, y Rusia y Occidente. En busca de una convivencia en paz también en Ucrania.
A pesar de estas deficiencias, cree que esa instancia todavía tiene valor como uno de los pocos lugares donde Estados Unidos, China y Rusia pueden reunirse y hacer acuerdos, como en el caso de Afganistán.