Por Miriam Burgués (Efe)
29/07/2016
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La Convención Demócrata sirvió por fin para unir al partido en torno a su candidata presidencial, pese a las protestas de los seguidores más fanáticos de Bernie Sanders, y fue también la del triunfo de las mujeres con la histórica nominación de Hillary Clinton y un conmovedor discurso de Michelle Obama.
Este jueves, el broche final lo puso la propia candidata con su discurso cargado de simbolismo y en el que arremetió especialmente contra su rival republicano, Donald Trump. Le acusó de querer «dividir (al país) del resto del mundo» pero también «entre los unos y los otros». «Quiere que temamos el futuro y que nos tengamos miedo entre nosotros», afirmó la también ex primera dama, poniendo fin a una Convención en la que han participado tanto negros, musulmanes y latinos como personas con discapacidad, militares o veteranos.
«Basta con la intolerancia y la grandilocuencia. Donald Trump no está ofreciendo un cambio real, está ofreciendo promesas vacías. Aquí está la triste verdad: no hay otro Donald Trump. Eso es todo», agregó. Asimismo, la aspirante demócrata rechazó que el multimillonario sepa, como él mismo asegura, «más que los generales sobre el (grupo terrorista) Estado Islámico», y negó que el magnate esté cualificado para ser comandante en jefe del país.
«Donald Trump dice: ‘Sé del Estado Islámico más de lo que saben los generales’. No Donald, no sabes», dijo la candidata. «Un hombre al que le puedes provocar con un tweet, no es un hombre en el que podamos confiar con armas nucleares«, reiteró, en alusión a las continuas batallas dialécticas que mantiene Trump en las redes sociales.
Clinton delineó también cuáles serán sus objetivos políticos al llegar a la Casa Blanca, desde hacer todo lo posible para evitar los abusos de Wall Street, hasta aprobar la reforma migratoria, lograr la igualdad salarial entre hombres y mujeres y reforzar la lucha contra el cambio climático. Pero si algo definió su discurso fue un firme intento por unir a los estadounidenses sobre la idea de que son «más fuertes juntos», con un llamamiento al patriotismo.
«Sí, el mundo está observando lo que hacemos. Sí, el destino de EEUU está a nuestra elección. Así que vamos a ser más fuertes juntos, compatriotas. Vamos a mirar hacia el futuro con coraje y confianza», dijo. «Vamos a construir un futuro mejor para nuestros queridos hijos y nuestro querido país. Y cuando lo hagamos, Estados Unidos será más grande que nunca», concluyó.
El cónclave comenzó con polémica a raíz de la filtración de correos electrónicos del Comité Nacional Demócrata (DNC, en inglés) que revelaron estrategias de funcionarios del partido para debilitar la candidatura presidencial de Sanders en favor de Clinton. El senador Sanders había denunciado la parcialidad del DNC durante toda su campaña y, tras la filtración, pidió la renuncia de la presidenta del Comité, Debbie Wasserman Schultz, quien anunció que abandonará el cargo y ni siquiera intervino en la Filadelfia.
Con la convención ya inaugurada el lunes, el ambiente seguía enrarecido por el escándalo del DNC hasta que la primera dama, Michelle Obama, subió al escenario. Y su discurso marcó un punto de inflexión, con pasajes memorables como: «Me despierto cada mañana en una casa que fue construida por esclavos. Y veo a mis hijas, dos jóvenes negras, inteligentes y hermosas, jugando con sus perros en los jardines». O: «No permitan que les digan que este país no es grande».
El giro de los seguidores de Sanders
Poco después intervino Sanders para afirmar que Clinton «debe» ser la próxima presidenta de EEUU, porque el país no puede permitir que el republicano Donald Trump llegue a la Casa Blanca. Sanders enterró definitivamente el hacha de guerra el martes y, durante la nominación oficial de Clinton como candidata, cedió a sus delegados para que la votación fuera por aclamación, aunque cientos de sus seguidores siguen sin querer a la ex secretaria de Estado y han realizado protestas día tras día en la convención.
Según indicó Justin Holmes, profesor de Ciencia Política en la Universidad Nothern Iowa, los simpatizantes de Sanders están girando hacia Clinton incluso más rápido de lo que los seguidores de la exprimera dama apoyaron en 2008 al ahora presidente Barack Obama. Pero hay un problema de «entusiasmo» entre los jóvenes que en 2008 auparon a Obama, con su voto e implicándose como voluntarios en su campaña, y ese va a ser uno de los principales desafíos de los demócratas para las elecciones de noviembre, a juicio de Holmes.
En su intervención ante la convención el miércoles, Obama hizo suyo ese desafío con la «llamada a la acción» de su frase «no abucheen, voten» y un discurso «despiadadamente optimista», señaló el experto. El actual presidente presentó a Clinton como la candidata de la esperanza para el futuro de un país cuya grandeza «no depende» de Trump, en un las antípodas del mensaje catastrofista de los republicanos y que para Holmes fue «el más impactante» de la convención.
El papel de la primera dama
Por su parte, el también profesor Michael Cornfield, de la Universidad George Washington, comentó que el «mejor» discurso fue el de Michelle Obama, «en parte porque Trump no puede criticar a la mujer» que inspiró la intervención de su propia esposa, Melania, ante la Convención Republicana en Cleveland.
Tanto la primera dama como el vicepresidente de EEUU, Joseph Biden, «dieron discursos igualmente convincentes», ambos «muy emotivos, personales y, lo más importante, en los que los votantes se pueden ver reflejados», anotó a Efe Christopher Larimer, del Departamento de Políticas de la Universidad Nothern Iowa. Biden fue probablemente quien atacó con más dureza a Trump, de quien dijo que «no tiene idea de nada, y punto».
Lo mismo hizo el aspirante demócrata a la vicepresidencia, el senador Tim Kaine, quien aceptó «humildemente» la candidatura el miércoles con un discurso en el que despreció las promesas vacías y el egoísmo de Trump, cuyos ademanes llegó a imitar sobre el escenario. «Hillary Clinton y yo somos compañeros del alma», declaró Kaine en su fluido español, que aprendió cuando de joven decidió dejar sus estudios de Derecho en Harvard e irse con un grupo de misioneros jesuitas a Honduras.
La participación de las minorías
Mientras, el lado más humano de la candidata lo ha mostrado su marido, el expresidente Bill Clinton, con un discurso para retratar a la Hillary «real» frente a la «caricatura» que de ella han creado los republicanos. También su hija, Chelsea, quien presentó este jueves en el cierre de la convención a su madre como una luchadora que «nunca abandona» porque encuentra su fuerza en las personas por las que se dedica a la política.
Clinton aceptó ser la candidata de su partido a la presidencia con un alegato en favor de la fuerza de un país unido e incluyente frente los esfuerzos por dividir de Trump. La convención que la ha coronado como la primera mujer de la Historia que aspira a la Casa Blanca por uno de los dos grandes partidos del país ha sido la imagen de ese mensaje de inclusión, con la participación de inmigrantes, discapacitados, personas LGBT y de miles de activistas y movimientos de todo tipo.