La economía de la zona del euro se prepara para otra contracción económica a principios de este año. La reincidencia de la pandemia está lastrando la recuperación en la región. Algunos analistas han recortado sus pronósticos teniendo en cuenta los nuevos cierres. También existe el temor de que la nueva variante del coronavirus, que asola el Reino Unido, haga lo mismo en el continente. Pero lo peor de este complejo panorama sería que se profundicen las desigualdades de Europa.
El panorama se complica también con la lenta distribución y aplicación de las vacunas y las interrupciones del comercio debido al brexit. En resumen, un cóctel casi seguro para otro trimestre de caída del producto interior bruto (el segundo consecutivo).
Todo apunta a que se replicaría la recesión de principios de 2020, aunque menos grave. La consecuencia sería un aumento de la presión sobre los gobiernos endeudados. También sobre el Banco Central Europeo, que se reunirá en los próximos días para analizar sus políticas y establecer los programas de apoyo financiero.
El BCE extendió su programa de compra de bonos hasta marzo de 2022 y puede pasar el año haciendo ajustes importantes. Los analistas estiman que, en última instancia, el programa tendrá que ampliarse.
Lo que nos espera este año
La segunda ola de bloqueos devastó empresas en todo el continente y llevó a la Comisión Europea a rebajar su pronóstico de crecimiento económico 2021, para la zona euro, del 6,1% al 4,2%. Se espera que transcurran dos años hasta que la economía europea se acerque a su nivel prepandémico.
Los indicadores muestran que si bien la actividad económica de la zona euro se recuperó en la primera semana de este año, cuando la gente regresó al trabajo, fue mucho menor que hace un año. Será en el segundo trimestre, después de más de un año de contracción, cuando finalmente se ponga en marcha la recuperación. El rebote podría ser fuerte, al menos inicialmente, una vez que se alivien las restricciones y disminuyan las infecciones. Se espera que mayor parte de la población esté vacunada.
La demanda reprimida podría provocar que se desate una parte de los cientos de miles de millones de euros de ahorros involuntarios de los consumidores, lo que podría provocar un brote temporal de la inflación. Para la segunda mitad del año, el inédito fondo de recuperación de 1,8 billones de euros y el presupuesto plurianual de la Unión Europea deberían apoyar el crecimiento. La inversión pública será crucial si las empresas quieren reparar las finanzas debilitadas por la crisis.
Desigualdades continentales
Este tira y encoge de contracción y recuperación pone en evidencia las desigualdades económicas de Europa. Los gobiernos han recibido en su conjunto más de 700.000 millones de dólares en liquidez para subsidios, ayudas sociales, créditos y fondos de reserva. Pero ese dinero no es suficiente para evitar la disparidad en la eurozona.
La recesión golpeará con más fuerza en los países que producen menos bienes clave cotizados en el mercado interior. Las poblaciones y las empresas están demandando y comprando lo esencial para subsistir, ante una crisis que no cederá rápidamente, ni siquiera con las vacunas.
Se acrecientan las disparidades
Además, existen grandes disparidades entre territorios. Para reducirlas, la UE se ha propuesto financiar proyectos de todo tipo en las regiones, en municipios grandes y pequeños, y en áreas rurales y marítimas.
La división este-oeste es evidente. En países como Polonia, Rumanía o Bulgaria todas las regiones, excepto las capitales, están clasificadas como «menos desarrolladas», de acuerdo con los parámetros del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder), el más cuantioso de los programas de la política de cohesión y principal instrumento de inversión de Bruselas en los territorios.
Programas insuficientes
El Feder llega a todas las regiones y ahora se enfoca en la economía de bajas emisiones. Financia desde infraestructuras de transporte y rehabilitaciones del patrimonio hasta proyectos de innovación en pymes. Además, fomenta la cooperación entre países y regiones.
De este programa se benefician los 27 Estados. Presta especial atención a las regiones que sufren desventajas naturales o demográficas, y a áreas insulares o montañosas. Los recursos se asignan a 3 categorías de regiones distintas: las consideradas más desarrolladas (PIB per cápita superior al 90% de la media de la UE), regiones en transición (entre el 75 y el 90% de la media) y menos desarrolladas (inferior al 75%).
Pero estos programas han resultado insuficientes para cerrar las brechas entre los más ricos y los más pobres. Cohesion Alliance, que se creó mediante la cooperación entre las principales asociaciones europeas de ciudades y regiones y el Comité Europeo de las Regiones, ha venido exigiendo que el presupuesto de la UE, a partir de este año, fortalezca la política de cohesión, sea más eficaz, visible y esté disponible para todas las regiones del bloque.
Impactos desiguales
La industria, la construcción, las finanzas y las actividades más digitalizadas acelerarán el avance del PIB. Pero el turismo, el ocio, la restauración y el transporte se quedarán atrás. En consecuencia, ha habido importantes divergencias en la recuperación entre los Estados miembros de la Unión Europea. Alemania se ha beneficiado de su mayor dependencia de la actividad manufacturera. Sus fábricas permanecen abiertas, mientras que los bloqueos obligatorios cierran las tiendas no esenciales y gran parte del sector de los servicios.
Países como Francia, Italia o España, cuyas economías tienen una mayor dependencia de los sectores de servicios, se han visto más afectados. El ministro de Finanzas francés, Bruno Le Maire, dijo que el pronóstico de una recuperación del PIB del 6% en 2021, que sería el crecimiento más rápido en 50 años, será un «desafío».
En España se estima que en 2021-2022 la recuperación será parcial y heterogénea por sectores. Se prevé un crecimiento del PIB del 6,8%. El sector de la construcción podría tirar de la economía española en 2021, mientras que el turismo y la restauración la lastrarán.
Entre enero y septiembre, el país perdió 43.000 millones de euros en ingresos procedentes de los turistas del exterior. Un tercio de la caída del PIB.
Más desigualdades económicas en Europa
El Fondo Monetario Internacional vislumbra un panorama poco optimista. Los analistas consideran que la pandemia hará crecer la brecha entre las regiones pobres y ricas, no solo dentro de la UE, sino dentro de un mismo país.
Los expertos del FMI explican que las regiones más rezagadas cargan con una pesada maleta de problemas estructurales, a los que se suman los específicos de la pandemia. Son las que dependen más de sectores en los que el contacto social es habitual, como el turismo; disponen de menos ocupaciones donde es posible teletrabajar; cuentan con un tejido productivo con más pymes y suelen ser menos productivas.
Todos los gobiernos están sometidos a una mayor presión para apoyar a las empresas y a los trabajadores con ayuda fiscal. Se trata de gasto financiado con deuda que es posible gracias al estímulo monetario masivo del BCE, que mantiene los costes de endeudamiento cerca de cero. Pero el impacto de estos programas es dispar a lo largo y ancho de Europa, producto de las desigualdades económicas.
Todo apunta a que la región tendrá una recuperación dispar. Las desigualdades económicas existen en Europa desde antes de la pandemia, pero la crisis sanitaria amenaza con profundizarlas. La promesa comunitaria de «no dejar a nadie atrás», parece lejos de cristalizarse.
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