Por Cambio16
07/12/2016
Los presidentes del Congreso de los Diputados y el Senado, Ana Pastor y Pío García Escudero, han presidido este martes, día 6 de diciembre, el acto con el que el Parlamento conmemoró el 38 aniversario de la Constitución Española, al que han sido invitados representantes de las altas instituciones del Estado.
La presidenta del Congreso recibió al presidente del Senado en su despacho en torno a las 11,30 horas, y desde allí ambos se dirigieron a la entrada del Palacio para saludar a los invitados, entre los que se encuentran los representantes de las principales instituciones del Estado.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y los ministros; el presidente del Tribunal Constitucional, Francisco Pérez de los Cobos, el del Tribunal Supremo y el CGPJ, Carlos Lesmes; el fiscal general del Estado, José Manuel Maza; el presidente del Tribunal de Cuentas; Ramón Álvarez de Miranda, la Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, y el presidente del Consejo de Estado, José Manuel Romay Beccaria, participaron en este acto institucional.
#DíaDeLaConstitución Más de 500 invitados han celebrado en el Congreso el 38 aniversario de la Constitución del 78 📝 https://t.co/jKjatgdkfM pic.twitter.com/eGHBh8cMBH
— Congreso (@Congreso_Es) 6 de diciembre de 2016
Los ponentes constitucionales Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón y José Pedro Pérez Llorca; ex presidentes del Congreso y del Senado; presidentes de comunidades autónomas, la alcaldesa de Madrid y otras autoridades asistirán a la conmemoración, junto a los miembros de las Mesas y portavoces de ambas Cámaras, diputados y senadores.
Una vez concluidos los saludos da los presidentes del Congreso y del Senado a los invitados, comenzó el acto institucional en el Salón de Pasos Perdidos, en el que ambos presidentes se sitúan junto a los representantes de las instituciones del Estado, los miembros de las Mesas de ambas Cámaras y los portavoces parlamentarios.
La presidenta del Congreso, Ana Pastor, pronunció un discurso en el que resaltó que, «a través de los diputados y los senadores, los españoles se sientan cada día en las Cortes. Esto es lo que constituye la verdadera esencia de la democracia representativa».
Por supuesto, no podía escapar del debate de la reforma constitucional. En este sentido, sentenció que la vocación de permanencia de la Constitución en sus casi 40 años está en «su capacidad para adaptarse a los cambios y a las nuevas generaciones», pero -afirmó- un orden constitucional «no puede ser siempre inmovilista» y que les corresponde a todos los actores políticos un «debate profundo y sosegado», abierto a la sociedad y respetuoso de los procedimientos.
«Si la reforma constitucional es una posibilidad abierta, la prudencia debe guiar los paso de los gobernantes que debemos responder ante los ciudadanos», refirió. «No se puede modificar la Constitución al margen de sí misma, ni puede ser sustituida por una Constitución pensada sólo por y para algunos».
Para la presidenta de la Cámara, «diálogo, altura de miras y respeto por el pluralismo son los componentes de esa fórmula con la que tanto hemos logrado». «Los españoles contamos con una tradición democrática consolidada, y sabremos guiarnos, frente a los desafíos que se nos plantean, por nuestro deseo de convivir en una sociedad justa, libre y moderna», agregó.
Prudencia
Por su parte, el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, pidió prudencia, evitar «ocurrencias o frivolizar» sobre las posibilidades de reformar la Constitución Española, en particular en la solución a problemas con comunidades autónomas.
En declaraciones con motivo de la celebración del 38 aniversario de la Carta Magna, el mandatario aseveró que está dispuesto a dialogar sobre reformas acerca de temas razonables y para «hacer las cosas bien».
«Siempre que se habla de cambiar normas de convivencia hay que tener en cuenta qué cosas reformar y cuáles no, y tener idea del final de esa comisión; estas cosas deben pactarse, porque es el pacto más importante en los últimos 40 años», dijo.
El debate en España sobre una reforma a la Carta Magna se ha centrado en los últimos años en la necesidad de mejorar la relación administrativa y financiera entre el Estado y las comunidades autónomas, principalmente con Cataluña (noreste del país) donde el independentismo ha crecido.
Para Rajoy, hay aspectos que no se pueden tocar en una reforma constitucional como la unidad de España, la soberanía, la igualdad entre los españoles, derechos y libertades fundamentales, pertenencia a Europa y los pilares del Estado de bienestar: salud, educación y pensiones.
«A partir de ahí se puede hablar, pero debemos ser prudentes y saber claramente qué es lo que queremos modificar y qué no. Hay operaciones en las que conviene conocer el principio y el final, y no es esto un asunto para ocurrencias, historias y frivolizar», manifestó.