La protección medioambiental y los intereses particulares no siempre van de la mano. Con frecuencia los llamamientos a proteger especies en peligro, reducir las emisiones o frenar la deforestación duran hasta que los entran en juego los ingresos de las empresas, los votos de los políticos o la comodidad personal.
Esta dicotomía fue puesta de manifiesto luego de que el Gobierno presentara el borrador de la Estrategia para la Conservación y Gestión del Lobo, que propone la inclusión de la especie en la lista de Protección Especial. El objetivo es homogeneizar nacionalmente el estatus de protección de estos mamíferos
Por qué homogeneizar la especie Canis lupus
En España el estatus de protección del lobo es diferente al norte y al sur del Duero. Las poblaciones al sur están incluidas en el los anexos II y V de la Ley del Patrimonio Natural y la Biodiversidad, que las convierte en especie de interés comunitario y para su conservación es necesario designar santuarios. Requiere de una protección estricta. Están incluidos en la Lista de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESRPE).
Al norte, por el contrario, sus poblaciones están incluidas en el anexo VI, como especie cuya explotación puede ser objeto de medidas de gestión. Pero los ecosistemas desconocen de límites geográficos y de divisiones políticas.
El lobo es una especie clave en el funcionamiento de los ecosistemas. Su área de distribución abarca territorios de varias comunidades autónomas. Además, esa distribución ha ido cambiando en los últimos tiempos (estos animales no piden permisos ni se registran en oficina alguna). Son realidades que aunadas a las amenazas que afectan a la especie hacen necesario un enfoque de actuación común.
Escuchar a la ciencia
En consecuencia, el texto propone la inclusión de todas las poblaciones españolas de lobo en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial. Fue el dictamen del comité científico, que resaltó y explicó su «importancia como patrimonio cultural y científico, así como los servicios ambientales que presta la especie en los ecosistemas naturales”.
El objetivo es lograr la conservación, gestión y restauración de poblaciones viables de lobos como parte integral de los ecosistemas españoles. Además de asegurar la coexistencia con el hombre. Para garantizar la conservación a largo plazo de la especie se propone alcanzar las 350 manadas de lobo en España para el año 2030.
También se pretende reducir la persecución ilegal del lobo y aumentar entre un 10% y un 20% el área de distribución. Actualmente, y de acuerdo con los datos recopilados en el último censo nacional, realizado en 2013-2014, existen unas 300 manadas de lobo en España. La iniciativa responde a las recomendaciones realizadas desde la Comunidad Europea, en línea con las políticas de fomento de la biodiversidad.
El interés de los ganaderos
Y aquí llega el infaltable «pero». La medida choca con el interés de buena parte de los ganaderos de la cornisa cantábrica, que son los principales afectados de los ataques de lobos.
En caso de que se declare especie de protección especial en toda España —no solo al sur del Duero— no podría dársele caza al norte del río y ahí vive entre el 70 y 80 % del total de ejemplares del país.
Galicia, Asturias, Castilla y León, y Cantabria coinciden en que resulta innecesario incluir el lobo ibérico en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial en toda España. Esta posición fue informada a la vicepresidenta cuarta y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, en una carta conjunta suscrita por las cuatro comunidades.
Su justificación: «Es contraria a los intereses de las comunidades»
Los representantes de los ganaderos consideran que otorgarle al lobo un nivel de protección adicional sería una decisión contraria a los intereses de las comunidades de norte del río Duero, que cuentan con importantes poblaciones de la especie y son las que sufren las mayores consecuencias de los ataque a sector ganadero.
Explican además que la prohibición de la caza es contraria a las políticas de las comunidades para que la ganadería pueda compatibilizarse con las manadas de lobos.
En esa línea van las ayudas para adoptar medidas de prevención. Por ejemplo, la compra de mastines o la instalación de cierres eléctricos que puedan mantener alejados a los lobos. Estas compensaciones se completan con las subvenciones por los daños causados por el lobo. Sin embargo, los ganaderos aseguran que estas medidas no les llegan a todos. Dicen que las pérdidas que les provocan los lobos superan con creces las compensaciones que reciben.
Ecologistas en acción se pronuncia
En reiteradas ocasiones, Ecologistas en Acción ha reclamado a la vicepresidenta y ministra Teresa Ribera la inclusión de todas las poblaciones de lobo ibérico en la Lista de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial. Su objetivo es prohibir la caza de este animal y aumentar los controles de la especie.
En diciembre, en el marco del VIII Congreso Confederal de Ecologistas en Acción, se aprobó una resolución en la que insta a Ribera a proteger a todas las poblaciones de lobo ibérico.
Los ecologistas agradecieron las «diversas declaraciones» del Ministerio y de sus altos cargos a favor de la protección del lobo, a raíz de la solicitud presentada por la Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico (Ascel) en octubre de 2019, y a pesar de «la oposición de algunas administraciones autonómicas obcecadas con su caza y su control».
Sin embargo, consideran que ha llegado el momento de que el Miteco cumpla el dictamen del comité científico y proceda a la protección inmediata del lobo, al tratarse de la única administración competente para incluir la especie en el LESRPE.
Unidad de criterios
La propuesta pone de manifiesto la necesidad de la colaboración de todos los agentes sociales para asegurar la supervivencia de la especie. En este sentido, la estrategia plantea incentivar la participación social en la toma de decisiones. Una forma sería una mesa sectorial sobre el lobo con naturalistas, ONG, profesionales de la ganadería, personal técnico, ayuntamientos, sector de la ciencia, administraciones, cazadores, profesionales del turismo, etc.
El borrador de Estrategia para la Conservación y Gestión del Lobo plantea el seguimiento de los grupos de estos cánidos. Asimismo, propone directrices comunes de manejo para cuando se observe un incremento notable en el número de especímenes que pueda generar tensiones. Siempre en el contexto del equilibrio ecológico.
Lea también: