Cambio16
20/03/2018
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Las facturas siempre llegan y, en ocasiones, los intereses se comen todo. Luego de 13 años en la industria del cine, la compañía Weinstein cae en quiebra. En este caso, las acusaciones sexuales sepultaron todo lo que en el pasado construyere Harvey Weinstein.
La compañía Weinstein, fundada en 2005, se declaró en bancarrota. En consecuencia, solicitan la protección del Capítulo 11 de la Ley de Quiebras con el propósito de facilitar su venta parcial a una firma de capital riesgo. De esta manera, la empresa logró un acuerdo con Lantern Capital Partners para la compra de los activos. Según relata Europa Press, el valor del patrimonio de la compañía Weinstein está entre 500 y 1000 millones de dólares. Por otro lado, el valor pasivo se encuentra entre 500 y 1.000 millones de dólares.
Con la quiebra de la empresa, los casi 200 empleados están libres de los acuerdos de confidencialidad. Esto, obviamente, abona el terreno para que surjan más acusaciones contra Harvey Weinstein. «Nadie debería temer hablar o ser forzado a permanecer callado. La empresa agradece a las personas valientes que ya se han presentado. Sus voces inspiran un movimiento para el cambio del país y del mundo», reza el comunicado de prensa.
El golpe de gracia para la caída de la compañía Weinstein lo asestó Eric T. Schneiderman, fiscal general del estado de Nueva York. El pasado 11 de febrero presentó una demanda ante el Tribunal de Bancarrotas de Delaware por violación de derechos civiles contra los hermanos Weinstein. «Este es un momento decisivo en los esfuerzos para abordar los efectos corrosivos de la mala conducta sexual en el trabajo», afirma el fiscal.
https://twitter.com/AGSchneiderman/status/975918598085541888
Si damos un paso atrás, el imperio Weinstein comenzó a desmoronarse en octubre de 2017. Como reseña Quartz, el New York Times y el New Yorker publicaron intensos trabajos de investigación revelando que Harvey asediaba sexualmente a sus empleados y actrices de Hollywood. De ahí en adelante, el movimiento #MeToo terminó por desdibujar la presencia del productor estadounidense.