La codicia no descansa. Mantiene el asedio a Valdevaqueros. Poco le importa la pandemia de COVID-19 sus millones de contagiados y la tragedia que han causado en millones de hogares. Todavía el mundo no se recupera ni se ha completado el plan de vacunación y ya la burocracia de la Delegación Territorial de Desarrollo Sostenible anunció que comenzó la evaluación ambiental estratégica del plan parcial de ordenación del sector SUS LI 02 Valdevaqueros, en el término municipal de Tarifa. En cristiano, arremeten otra vez contra la naturaleza empuñando el “desarrollo sostenible” como cargas de profundidad. Y los mismos que la habían salvado el año pasado.
Valdevaqueros es una playa de 4 kilómetros de longitud y una media de ancho de 120 metros. De arena a amarilla y olas suaves, alejada de grandes centros poblada. Es uno de los últimos rincones vírgenes de la costa de Cádiz y mundialmente conocido como el mejor destino de wind y kitesurfing en Europa. Además, posee una hermosa duna que para los investigadores es un dolor de cabeza, pero para los chiquillos y adolescentes es una maravilla para retozar y escarbar.
Con el estallido de la burbuja inmobiliaria en la primera década del siglo, la codicia que acompaña al ladrillo se frenó, pero ya en 2018 tiró su pica en Valdevaqueros. Aparecieron proyectos para “artificializar” zonas vírgenes que limitan con zonas protegidas en las costas de Cádiz, Girona o Castellón. Playas paradisíacas que pierden su condición con la urbanización, los hoteles, los servicios turísticos y los veraneantes.
La codicia quema la postal de una playa paradisíaca
Desde comienzo de siglo los macroproyectos se mantienen en acecho para destruir grandes valores ambientales y paisajísticos. Desde Trebujena a Tarifa, pasando por el Puerto de Santa María, Chiclana, Vejer y Barbate cada metro tiene parte urbanística. Proyectos nuevos y viejos para convertir playas vírgenes, acantilados espectaculares, marismas valiosas y olorosos pinares en urbanizaciones repetitivas con miles de apartamentos y adosados, complejos turísticos con hoteles, campos de golf y centros comerciales. Han contado con la complicidad de políticos, burócratas y expertos que dicen promover “un modelo sostenible”, que oculta la desregulación y una amplia variedad de escaramuzas para agilizar los proyectos especulativos.
El Plan Parcial de Ordenación del Sector SUS LI 02 Valdevaqueros esconde el tercer intento de urbanizar tan singular espacio litoral gaditano. Tras la anulación en 2020 del macroproyecto urbanístico por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía y por el Tribunal Supremo, los propietarios de los terrenos presentaron un proyecto más reducido, pero no menos dañino. Sigue manteniendo como urbanizables los mismos 741.350 metros cuadrados que incluyen 222.700 metro cuadrados del Parque Natural del Estrecho, declarado zona especial de conservación por la Unión Europea y reserva de biosfera intercontinental del Mediterráneo por la Unesco.
Aguantó la primera pedida, a la segunda lo pensó mejor
El “plan parcial” fue rechazado en septiembre por el delegado de Desarrollo Sostenible de Cádiz, Daniel Sánchez. Basado en sólidos fundamentos jurídicos se resolvió “no admitir a trámite de evaluación ambiental estratégica simplificada Plan Parcial de Ordenación del Sector SUS LI 02”. De manera inequívoca, el plan era inviable por razones ambientales e incompatible con la normativa ambiental, el patrimonio natural y la preservación de la biodiversidad. La legislación básica del Estado que rige la protección medioambiental estipula que la normativa ambiental está por encima de la planificación urbanística. Y es lo que han intentado vulnerar de forma sistemática –es la palabra que utiliza la ONG Ecologistas en Acción– la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Tarifa.
La resolución de Daniel Sánchez destaca que los terrenos del parque natural deben quedar excluidos tanto de la clasificación urbanística del suelo como del proceso urbanizador. Es suelo no urbanizable y especialmente protegido.
Sin embargo, es ahora el propio Sánchez quien declara viable el proyecto, a pesar de que el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional ha determinado que toda la Red Natura 2000, que incluye el Parque Natural del Estrecho y el búnker del Tufillo, debe protegerse como “suelo no urbanizable especialmente protegido”.
La codicia asedia Valdevaqueros y convence delegados
Ecologistas en Acción exige al Ayuntamiento de Tarifa y a la Junta de Andalucía que cumplan su obligación legal de modificar el Plan General de Ordenación Urbana para desclasificar estos suelos protegidos. Sospechosamente no lo hace. Pareciera que está a la espera de poder colar algún proyecto de urbanización. Y debe cambiarlo para vacunarse contra el delirio especulativo que ha causado tantas consecuencias sociales y ambientales en Andalucía y en el resto de España.
Todavía el PGOU prevé 8 grandes urbanizaciones en el valioso y único litoral tarifeño, con una superficie de 5.688.627 m2. Ecologistas en Acción ha insistido en la revisión y desclasificar estos terrenos. No son urbanizables. La junta rectora del Parque Natural del Estrecho apoya la propuesta de anular el modelo expansivo por el litoral. Es incompatible con la actual normativa ambiental y territorial. Y que se proteja. El litoral es su principal recurso social, ambiental y económico. Sin embargo, el alcalde de Tarifa, Francisco Ruiz, la ignora y rechaza.
Matar el paraíso para llenarlo de pisos
Ecologistas en Acción exige tanto al Ayuntamiento de Tarifa como a la Junta de Andalucía que de una vez cambien su mentalidad urbanizadora y depredadora del litoral. “La especulación urbanística debe ser desterrada definitivamente de nuestro litoral”, proclama.
En mayo de 2020, la sociedad propietaria de los terrenos, Valdevaqueros Pueblo S.L., insistía en que “la playa de Valdevaqueros no se verá alterada, que se trata de un proyecto «de referencia de urbanización ecológica, un ejemplo de urbanismo verde», y que ocupará el 7,6% del terreno disponible (60 viviendas y 240 plazas hoteleras por las 350 viviendas y 1.400 plazas hoteleras que contemplaba el proyecto anterior), con fecha de entrega prevista en la primavera de 2025
Pero en Ecologistas en Acción no se fían y no quieren cerca a quienes pretenden «matar el paraíso y a llenar esto de pisos». Lo decía la canción de Javier Ruibal
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